[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Capítulo 51.

Narra ______

Corría por la calle del parking. Tenía impotencia e ingenuidad en mi cabeza como la cosa que más destacaba. ¿Cómo habría llegado a ese extremo Josh?

Seguí  la dirección de donde provenían los gritos minutos antes. Todo cuadraba mejor cuando empecé a asociar cosas en el camino.

Llegué paralela a un callejón y vi que un hombre estaba metiéndose en un coche blanco, un Audi. Me sobrecogí cuando observé que estaban tirando a Louis al suelo y repartiéndole dolorosas patadas en todo el cuerpo.

Mis manos se fueron inmediatamente a la boca y la tapó para no hacer mucho ruido. Louis no estaba haciendo nada. Sólo se cubría con los brazos la parte de cuerpo que le permitían, y quizás pediría a quien fuese que le protegiese de no llegar a ser más que patadas contra él.

Estaba aterrorizada y congelada. No sabía cómo reaccionar, pero tenía que hacer algo si no quería que terminasen matando a patadas a Louis.

Cerré los ojos y me recargué de fuerzas. Caminé apresuradamente hasta los hombres, que parecían divertidos haciendo daño a Louis, quien se encontraba con un gesto de dolor en la cara y acurrucado sobre él, quizás sin saber siquiera lo que pasaba.

-¡Dejadle! – Grité, con la voz rajada.

Los dos hombres cesaron de darle patadas y me miraron. Segundos después, me revisaron de arriba abajo y sonrieron. Sus miradas coincidieron y, ahora, sonreían cómplices.

-Hola, jovencita. – Musitó uno. - ¿Podemos ayudarte?

Uno de ellos era moreno y otro era rubio. Los dos estaban fijando la mirada en mí. Estaba cada vez más asustada, pero al menos había evitado que sus patadas continuasen aterrizando en el costado de Louis.

-D-dejadle. – Dije casi rogando.

El rubio rodeó al cuerpo, retorciéndose del dolor de Louis y vino hacia mí.

-¿Quién eres? – Preguntó, poniéndose enfrente de mí.
-Dejadle. – Dije de nuevo en un tono de exigencia.

El hombre rubio sonrió y miró para otro lado, sorprendido que alguien como yo le estuviese dando órdenes a un hombre que estaba repartiendo una paliza en plena calle.

-¿Eres su novia? ¡Vaya! Creo que esto a Matthew le interesará. – Exclamó.

Chistó en dirección al hombre moreno y le sonrió.

-¿Qué hacemos? – Preguntó.

El moreno se encogió de hombros y le dio una patada más fuerte a Louis en la espalda.

-¿Le quieres dejar en paz, cabrón?

Mi grito retumbó en la silenciosa calle. Mi fuerza se subió hasta mi cabeza y quise ir hacia donde estaba Louis tumbado en el suelo.

Choqué con el hombro del rubio y me cogió por mis brazos delgados.

-Eh, nena. – Me susurró. – Mejor será que seas obediente con nosotros.

Mi mirada se frunció de rabia y le miraba desde la poca distancia, mandándole todo el odio que mi cuerpo me permitía.

-Vosotros dos tanto como vuestro jefecillo sois repugnantes. Odiosos. Unos sin vida que comen pegando a gente, incluso matando.

El chico me miró casi rabioso y, después de unos segundos, se le creó una media sonrisa.

Sus manos soltaron mis brazos e hizo sonar sus nudillos, juntando las manos y estirándolas detrás de la espalda.

Mis labios empezaban a temblar porque la mirada del hombre ya no era tan generosa. Pero yo no me achantaría. No hasta que soltasen a Louis.

El puño del hombre aterrizó en mi mentón tan fuerte que contacté fuertemente con el suelo. Mis lágrimas salían disparadas por el fuerte impacto y mi mano fue a calmar el dolor que me había producido el duro puño.

-¡Hijo de puta! – Grité.

Miré hacia la dirección de Louis. El hombre moreno le había abandonado y ahora ambos estaban en frente de mí, mirando como estaba tumbada en el suelo, incorporada de cintura para arriba. Al menos había conseguido que le dejasen en paz.

-¿Qué te pasa, preciosa? – Preguntó ahora el moreno. - ¿Te lo pasabas bien?

Sacudí la cabeza mientras trataba de tranquilizarme.

Miré como Louis hacía fuerzas con los brazos en el asfalto para levantarse, y, segundos después, de nuevo aterrizó en el asfalto.

La pena me invadía. Necesitaba ayudarle, ¿Y si de verdad le podía pasar algo grave? ¿Y si le habían hecho daño? Le habían repartido muchas patadas.

Me tranquilicé y me puse de pie. Los dos me miraron sorprendidos, y ambos me rodearon.

-¿Dónde crees que vas? – Preguntó uno de ellos.
-¿Qué coño os ha dicho Josh?
-Josh nada, preciosa. – Informó el rubio. – Ha sido Matthew el que nos da órdenes.
-Dejadle. – Dije, pronunciando bien y acariciando mi mentón, el cual me dolía. - ¡Dejadle joder! Sois unos malditos cabrones.

El moreno posó su dedo índice en mi boca y lo bajó perfilando la mandíbula.

-¿Qué te parece si nos divertimos un ratito con ella? – Preguntó.

Mi gesto se sorprendió y yo negué con la cabeza. Por un segundo, el dolor quedó en un segundo plano.

El rubio asintió con la cabeza, y acto seguido, se abalanzó sobre mis manos para cruzarlas y ponerlas detrás de mi espalda. Las agarraba con tanta fuerza que me hacía hasta daño.

El moreno de nuevo perfilaba mi rostro y me revolví entre los brazos del rubio para que me soltase, pero fue imposible. Su cuerpo era demasiado grande para competir contra él.

-Llévala al coche. – Exigió el moreno.

El rubio me di un pequeño empujón a medida que mi corazón apresuraba su latido. Estaba asustada. Demasiado.

-¡Suéltame! – Gritaba.
-No, nena. Esto te pasa por meterte en asuntos que no te incumben.

El chico se acercó a un coche que estaba aparcado a diez metros de donde se encontraba el otro chico con Louis. El rubio lo abrió.

-Métete. – Me exigió.
-¡No! – Me negué. - ¡Por favor! No me hagas daño. Por favor, suéltame.

El chico rió sarcásticamente y sacudió la cabeza.

-Métete.
-No.
-¡Que te metas, joder!

El chico tiró de mi pelo para que le obedeciese y me metí dentro del coche. Ahora solo pensaba en cómo escapar. ¿Qué me harían sino? ¿Qué podrían llegar a hacer? ¿También estaría yo en sus planes?

Miraba nerviosa el coche, que era de color beige por dentro. Mis piernas temblaban y me abalancé sobre la puerta de mi izquierda para salir de ella, pero el chico rápidamente cogió mi pie. Aproveché para darle con el talón en la entrepierna. El hombre se retorció de dolor y se tiró al suelo.

Me dirigí a la puerta izquierda y le abrí, saliendo de él. Rodeé el coche y, después, de nuevo me puse al lado del hombre del cuerpo y le repartí unas cuantas patadas más para asegurarme que me daría tiempo a encargarme del otro hombre. Hasta que no le vi retorciéndose de dolor y rogándome que parase, no paré.

Me alejé un poco de él y, tras escupirle en la cara, me dirigí hacia donde estaba el cuerpo de Louis junto a la mochila de ropa.

Un fuerte sonido me sobresaltó. La cabeza del chico era una auténtica marioneta. Los puños de ambas manos repartían puñetazos sobre el rostro.

Me coloqué detrás de la escena y, antes de gritar, miré detrás del cuerpo guiado por fuertes y estrictos golpes.

Una cara con golpes y puñetazos, un cuerpo débil y casi sin fuerzas, y una mandíbula apretada. Ojos azules pero casi negros y rabia, mucha rabia. Sus dientes estaban apretados visiblemente y estaba concentrado en lo que hacía. De nuevo unos mechones de pelo le caían por la frente, recordándome al pasado.
Louis estaba subido encima del cuerpo del hombre, el que estaba tendido encima del asfalto, dejándose llevar por los fuertes golpes de Louis.

Mi respiración era agitada y me invadí de recuerdos de aquella fría noche cuando Louis le estaba repartiendo la paliza tan increíblemente fuerte a Liam. Fue lo único que se me vino a la cabeza.

Miraba casi sin poder articular palabra.  

-¡Para! – Le pedí.

El chico me hizo caso omiso y continuó aterrizando sus puños de forma violenta sobre el hombre.

-¡Louis! – Exclamé.

No me hizo caso.

Me subí a su espalda para evitar que siguiese ofreciéndole golpes, temiendo que quizás recibiese una mala contestación física a ese acto.

-¡Louis! ¡Cómo no pares le vas a matar!

El chico paró sobrecogido por mis fuertes ruegos. Miró al hombre que continuaba tendido en el suelo.

-¡Joder, ya estoy bien! ¿No me ves? – Dije.

Louis se retiró corriendo de él y yo le miré asustada.

Me agaché corriendo al cuerpo. Mi dedo índice y corazón, se posaron en su cuello buscándole pulsaciones.

Mientras Louis limpiaba su boca con la manga de la chaqueta.

Mi cuerpo se tranquilizó cuando le encontró esas pulsaciones al hombre. Me puse de pie y me acerqué a él.

-¿Qué coño ha pasado? – Pregunté.

El chico resbaló en el aire y aterrizó su cuerpo en el asfalto, exhausto y dolorido.

Miré hacia la dirección donde estaba su bolsa de ropa y vi el cuerpo del moreno tendido al lado de él.
Me bajé de rodillas y tomé la misma distancia que él, que encogió sus rodillas y las rodeó con sus brazos.

-No… no lo sé. – Balbuceó.
-Dios mío, Louis. ¡Estás lleno de heridas!

El chico tenía dificultades para respirar. Estaba lleno de golpes y moratones por la cara. Un gesto de dolor permanente estaba en su cara.

-Lo… lo siento. – Musitó nervioso.

Le miré a los ojos cristalizados. ¿Estaba llorando?

Mi respiración se cortó y yo me arrastré sobre mí para acercarme más a él.

-Louis… - Murmuré.
-Soy un completo idiota.
-No. No digas eso. No lo eres. No llores, por favor.

El chico cogió aire y, abrazando más fuertemente sus rodillas, continuó sollozando.

-Louis, por favor...

Los nudillos de mis dedos se posaron en sus mejillas para acariciarlas y calmarle. Estaba hecho un cubo de lágrimas.

-No quiero darte esta vida. – Dijo, entre lágrimas.
-¿Qué dices, Louis?

Bajé lentamente mi mano por su cuello y la arrastré por su torso. El chico se quejó absorbiendo aire. Fruncí el ceño y aclaró su garganta.

-No quiero que estés envuelta en peleas y cosas de mi pasado. – Dijo.
-Esto no ha tenido nada que ver contigo. Ha sido mi culpa. Todo cuadra, Louis. Ha sido Josh.
-Me da igual, _____. – Dijo entre quejidos.
-Déjame verte. – Dije.

El chico se retorcía de dolor mientras, quizás el motivo de las lágrimas, le doliese más.

-Déjame verte. – Le pedí.
-No.
-Todo esto ha sido por mi culpa. Por favor.
-No, ______. No te dejaré que me veas. Vete. Lárgate.
-No, Louis.
-¡VETE! – Gritó.

Unos pasos de alguien corriendo sonaron detrás de mí mientras yo miraba a Louis con los ojos también empañados. ¿Por qué me decía que me fuese? Si todo esto era culpa mía.

-No… - De nuevo susurré.
-¡Eh! – Exclamó alguien detrás de mí.

Louis levantó la vista, de nuevo quejándose. La fuerte paliza estaba visible en su rostro.

-¿Qué ha pasado?

Era Bob. El hombre se acercó a nosotros y se sentó a nuestro lado de forma que creábamos un triángulo.

Me di cuenta de que un coche de nuevo entraba en las calles. Se acercó al moreno y alguien salió de la puerta trasera rápidamente para recoger el cuerpo inconsciente. Miré hacia la dirección del coche donde estaba el rubio, pero no había rastro ni de él ni del coche.

Segundos después, el otro vehículo, abandonaba la situación. Yo y Louis seguimos el rastro del coche hasta que pudimos.

-¡Hey! – Exigía Bob. -¿Qué te ha pasado? – Ahora miró a Louis. – Oh, Dios. ¿Qué diablos os ha pasado?
-Ha sido todo culpa mía, Bob. – Musitó Louis con tono de dolor.
-¡No! – Exclamé.

Bob me miró a mí y posó sus dedos en mi barbilla, girando mi cara.

-¿Quién diablos te ha hecho esto? – Dijo.

Tragué saliva.

Louis se retorció sobre sí y se extendió en el suelo.

-Bob, tenemos que llevarle al hospital. – Exclamé.
-¡No! – Se negó Louis. – Bob, lleva a _____ a su casa.

Miré a Bob mientras vi que Louis observaba el cielo, poniendo sus manos en el estómago.

-¡Chicos! – La voz de alguien nuevo invadió en la escena. Subí la mirada y, al lado de Bob de pie, estaba Adam. - ¡Louis! ¿Qué diablos te ha pasado?
-Bob, llévale al hospital. – Le exigí. – Adam me llevará a casa, ¿A que sí?

Adam estaba perdido, pero le hice un gesto para que el asintiese.

-Sí, sí. – Dijo. – Claro.
-No pienso ir al hospital. – Dijo de nuevo Louis, incorporándose.
-Debes ir, Louis. – Dijo Bob. – No sé qué diablos te habrá pasado, pero debes ir. Esas heridas no tienen buena pinta.

Louis me miró y de nuevo miró al suelo. Se arropó más las rodillas y Bob y Adam observaban todo con incertidumbre.


El chico de ojos azules y profundos me miraba con odio, mientras yo le rogaba que me explicase mediante miradas por qué quería que me alejase de él.

PD. ¡Amores! Ya no dedicaré más caps en lo que queda de novela, de nuevo volveré a dedicar en la próxima. :) ¡Besos!


4 comentarios:

  1. Ay por dios es q acaba tan jdbwjwjsbdosxoxo uff. Maraton porfavooooor Ajjajajaja. Pobre louis y pobre rayita, menos mal q aparecieron bob y adam... Q triste todo:( pero confiamos en q todo acabe bn y cn mucho loove jjj. Bss guapa escribes geniaaal.

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  2. *o* me dejaste boquiabierta me a encantado seguila¡¡¡¡ ya quiero saber por que louis queria que rayita se fuera besos :*

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  3. NECESITO EL SIGUIENTE YA, ES DEMASIADO AMSKSVSNSJSBDKSUSBDJAHAGFABDJDGA *----*

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  4. Tiiiaaaaa.. amo a lou en serio, es el mejor caballero que existe es el hombre de cualquier mujer. Es simplemente el. Dame uno por navidades!! ahahha PD: Echaba muchisiiiiimo de menos tus capis. y estoy muy nerviosa por el final :S Tequii!

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