[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Capítulo 47.

Capítulo dedicado a: @MartaRL_27

*

Odiaba madrugar, y más si era un domingo. Pero no me quedó otra opción ya que debía estar con mi madre.

Josh me acompañó y me dejó en la puerta del hospital, donde me había recogido el día anterior. 

Simplemente me dijo que tenía un par de asuntos pendientes de arreglar y que tenía que irse.

No quise darle mayor importancia y, tras atravesar el camino que ya había hecho unas cuantas veces, llegué a la habitación.

Di dos leves toquecitos en la puerta y entré. Bob estaba ayudando a mi madre a ponerse la camiseta. Junto a ella, estaba aparcada una bolsa con ropa, se la habría traído él.

-Buenos días. – Musité.

Los dos se giraron ante mi entrada y sonrieron.

-Buenos días, cielo. – Dijo mi madre.
-¿Qué tal? ¿Cómo estás?
-Bien. – Dijo. – Solo fue el susto.

La sonreí amablemente y vi como Bob la agarraba del brazo para ponerla de pie. Ella se agarro de la cintura del hombre y yo me acerqué hacia la bolsa para colgarla de mi hombro.

-¿Te han dado ya el alta? – Pregunté.
-Sí.
-Entonces, ¿Nos podemos ir ya?
-Claro. – Contestó mi madre. – Ya estamos tardando. Esto es un infierno.

Bob y yo nos miramos sonriendo. Qué buen hombre, y qué convincente podía llegar a ser.

-¿Y tú qué tal, señorita? – Preguntó.
-Bien, Bob. Gracias. – Contesté sonriendo. - ¿Tú has dormido bien?
-Creo que ese sofá es más cómodo que mi propia cama.

Los tres reímos a unísono mientras salíamos de la habitación. Dejamos la puerta abierta y comenzamos a atravesar el pasillo.

-¿Y Josh? – Preguntó mi madre cuando estábamos esperando el ascensor.
-Se tuvo que ir a trabajar. – Contesté.
-¿Un domingo?

Encogí mis hombros y mi madre frunció el ceño. Su gesto de “Algo no me cuadra” fue lo único que percibí.

Entramos despacio en el ascensor junto a una pareja joven.

¿Por qué puso esa cara mi madre? ¿Acaso había algo raro en el comportamiento de Josh a lo que yo no estaba prestando atención? No, nada raro. Por ahora.

No era el primer domingo que trabajaba, o que tenía una reunión.

Salimos del hospital y emprendimos camino hacia el parking, conducidas por Bob. Nos iríamos en su coche.

Ambos estaban cogidos por sus manos mientras que yo iba a la derecha de mi madre, caminando a su ritmo.

Mi móvil comenzó a sonar dentro de mi bolso. Lo miré desconcertada y lo saqué del bolsillo con cuidado.

-¿Sí? – Contesté.
-Hola, ______. Soy Dina.
-¡Dina! Qué alegría… ¿Pasa algo?

Louis… ¿Qué diablos habría pasado con Louis? ¿Para qué sino me querría la persona que me confesó que fui la que, en parte, salvé el destino de su hermano?

-No, nada. Simplemente te llamaba para terminar la conversación del otro día. No pude llamarte antes, estaba… Ya sabes, Louis.

Abrí los ojos sorprendida y asentí con la cabeza. Dina, era obvio, que no me veía.

-Sí. Lo sé. Estuvo conmigo ayer. – Informé.
-Bueno, salió un rato con Ben, así que aproveché para llamarte.
-Dime.
-Quizás no debería proponerte esto ya que no creo que estés muy a la labor pero…
-¿Sí?
-¿Estarías dispuesta a trabajar conmigo en mi próximo libro? Por supuesto, te daré créditos y te pagaré una parte de las recompensas que obtenga.

Mi gesto se sorprendió y dejé escapar un leve sonido de mi boca. Mi madre y Bob me miraron sorprendidos. Fruncí el ceño de repente y aclaré mi garganta.

-¿Lo estás diciendo enserio, Dina?
-Por supuesto.
-Pero… ¿Sobre qué? Yo no sé escribir.
-Bueno, eso me gustaría hablarlo contigo en persona, sin correr el riesgo que me cuelgues y te olvides de mí… - Rió.

Abrí los ojos y, tras intentar vocalizar, asentí con la cabeza.

-Vale. – Contesté. – Hoy me es imposible.
-Preferiría dejarlo para cuando se vaya Louis, si no te importa.
-Claro.

La chica pareció respirar de alivio. Yo sonreía sin saber por qué. ¿Para qué querría mi participación en el libro? ¿Qué tenía que ver esto con lo del otro día? Si quisiera el argumento de mi historia con Louis, ya lo tendría.

-Genial, entonces. – Añadió. – Muchas gracias, ______. Es un placer poder contar contigo.
-El placer es mío, Dina.
-Te llamo para quedar.
-Sí.
-Hasta luego.

El teléfono cortó la llamada y acabábamos de llegar al pie del coche.

Abrimos las puertas y Bob y mi madre tomaron los asientos de delante, yo me senté en uno de los traseros.

-¿Quién era? – Preguntó mi madre abrochándose con cuidado y sin hacer gestos bruscos con el cinturón.
-Dina. – Contesté. – La hermana de Louis.
-Louis… - Susurró Bob.

Mi madre le miró entre sonrisas y yo le miré malamente por el retrovisor. El hombre coincidió su mirada con la mía y sonrió.

-No sabía que tenía hermanas. – Comentó mi madre.
-Hablando de Louis. – Exclamó Bob. – No podré llevarte al partido, ______. – Dijo. – Se me olvidó cerrar unos asuntos en mí otra empresa cerca de aquí y tengo que ir.

Le volví a mirar por el retrovisor. Mi rostro era de sorpresa.

-Bob, si no es cierto, no tiene gracia.
-Es verdad. – Contestó el hombre muy serio. – Esta vez te prometo que no es ninguna encerrona.
-Pero Bob…
-Me dijo anoche que se pasaría sobre las tres a por ti, a donde Julie.

Puse la mano en mi frente y negué con la cabeza, escuchando sigilosas risas de mi madre.

-¿Y por qué a las tres? – Pregunté.
-Ellos tienen que estar antes. Ya sabes, calentamiento etc.
-¿Y tú irás?
-Cuando empiece el partido. Yo no hago tanta falta, ______. Solo soy el presidente del equipo.

Mordí mi labio arrepintiéndome de haber aceptado ir a ese partido. Madre mía…

***

Caminaba de un lado para otro del hall de la casa de mi madre. De vez en cuando, asomaba la cabeza por el pasillo de al lado de la escalera, donde debajo de una ventana, estaba Bruce durmiendo en su cama.

Mi chaqueta de cuero marrón se entallaba perfectamente a mi cuerpo y mis zapatos del mismo color, dejaban una sutil sonido en el parqué.

Bob se había ido, y mi madre estaba tumbada en el sofá, reposando.

Decidí caminar hasta la puerta del salón y mirar qué estaba haciendo mi madre.

-¿Estás bien? – Pregunté asomándome.
-Sí. – Contestó mirándome. – No te preocupes, cielo. Con algo de reposo estaré genial. Además, si pasa algo está la vecina. Me ayudará con lo que sea.

Eso me tranquilizó. Mi madre y la vecina eran buenas amigas, así que si pasaba algo, sabía que estaba ella.

-Está bien. – Dije.

La mujer me miró de arriba abajo y luego giró el labio.

-¿Sabe Josh que irás?
-No. – Negué. – No sabe nada.

Mi madre ladeó la cabeza. Yo también sentía que era una locura, y rezaba porque Josh no se enterase de mi pequeña escapada.

-¿Qué le has dicho? – Preguntó de nuevo.
-Que me voy con Alison. Ya he hablado con ella. Además, él me dijo que trabajaría todo el día.
-Buena suerte, cielo…

El timbre de la casa sonó. Pegué un saltito sobre mí y corrí hacia donde estaba mi madre.

La besé la mejilla y la acaricié con los nudillos.

-Te quiero, mamá.
-Pásalo bien, cielo. Te quiero.

Corrí ante el insistente sonido del timbre. Cogí aire y abrí la puerta.

El chico solo sonrió cuando me vio. Yo fruncí el ceño y continué con la mano puesta en el pomo.

-Hola. – Dijo.
-Llegas diez minutos tarde. – Le regañé.

Rió más fuerte y dejó mostrar las arruguitas de al lado de sus ojos. Yo aproveché para hacerle una revisión y vi que iba con un jersey de lana beige y una chaqueta de vaquero negro. Sus pantalones eran también vaqueros y llevaba unas botas militares marrones. Unas botas similares a las que vestía antes, pensé. Pero aún así, iba precioso.

-¿Me perdonas?
-No.
-¿Estás segura?
-Mucho.
-Entonces el viaje que nos espera será algo aburrido.
-Lo será. – Contesté.

El chico sonrió y de nuevo me revisó de arriba abajo, con una sonrisa muy amplia.

-¿Nos vamos? – Preguntó.
-Sí, por favor.

Cerré la puerta de mi casa y ambos emprendimos camino hasta meternos en su coche. Louis metió las llaves en la ranura y su coche comenzó a andar.

Era una sensación diferente a la que sentía cuando iba con él en moto. Podría decir que me sentía más protegida, pero mentiría. En la moto la protección y seguridad me la daba él nunca faltaba. Jamás faltaba su protección.

Miraba al frente cuando estaba incorporándose a la autopista. Nos esperaba un largo camino hacia el estadio.

-¿No vais todos juntos? – Pregunté.
-¿Dónde?
-Al partido.
-Sí, solemos ir.
-¿Y por qué no vas con ellos?
-Bueno, ellos estarán en el hotel de allí, yo vine a ver a Dina y a ver cómo iba mi empresa con el encargado al que le dejé todo a sus manos, y ya que Bob no pudo venir antes, me esperé para recogerte. Sino ahora mismo estaría con ellos.
-Entiendo.

De nuevo la misma risa que tenía en la puerta de mi casa salía de su boca.

-Pero, ¿Qué diablos te pasa?
-¿Alguna vez has ido a ver un partido de fútbol?

Giré mi labio inferior y me encogí de hombros mientras ladeé mi cabeza, dejando que el pelo la siguiese.

-Nunca. – Contesté.

El chico rió más alto.

-¿Por qué?  - Repliqué.
-Pensé que Bob te daría alguna bufanda del equipo.
-¿Acaso tienes?
-¡Claro! Somos un equipo con caché.

Se me escapó una traviesa sonrisa, dejando el aire salir por mi nariz a toda presión.

-Entonces debo de sentirme afortunada por ir con alguien como tú.
-Debes. – Contestó firme pero sonriente.

***

-Eh, eh. – Una voz sigilosa estaba susurrándome al lado de mi oído.

Mis ojos se entreabrieron y miré con los ojos aún borrosos hacia arriba.

Justo en frente de mí vi esos ojos azules, acompañados de un gesto de felicidad y una sonrisa radiante. Mi sonrisa automáticamente se creó y abrí del todo los ojos para seguir mirando desde abajo a Louis.

-¿Quieres seguir durmiendo? – Preguntó.
-¡Pensé que no me dormiría! – Exclamé. -¿Por qué no me has despertado?
-Se te veía cansada. – Dijo. – Además, es algo entretenido ver como duermes.

Sonreí tímidamente. Quizás mis mofletes se estuviesen empezando a poner rojos.

Louis me hacía sentirme cómoda. Era como una almohada personal que podía tener a mi lado simplemente para consolarme y tranquilizarme. Me hacía sentir algo tan indescriptible. No sabía exactamente el qué. No sabía ni siquiera qué sentía por él.

La confesión de la carta, la confesión de Dina, Bob… Me estaban confundiendo mucho. Sin embargo, mi mente estaba obcecada en que quería a Josh, y mi idea no podría esfumarse, pues era lo que realmente sentía.

-¿Has bajado tú el asiento? – Pregunté.
-Sí. Temí que te despertases, pero duermes profundamente.
-¿Dónde estamos? – Pregunté incorporándome. 
-Vamos a comer algo, ¿no?
-¿Ahora?
-Son las cuatro. Creo que aún hay tiempo hasta el partido.

Encogí mis hombros y decidí bajar del vehículo, restregándome las manos por mis ojos para despertarlos más.

Era obvio que estaba en completa confianza con Louis, hasta que pude llegar a quedarme dormida a su lado… Era tan dulce y cuidadoso conmigo que me asustaba. Louis se comportaba como nadie lo había hecho conmigo.

Ambos nos pusimos uno al lado del otro y comenzamos a andar.

-¿Acaso sabes cómo se llama mi equipo de fútbol? – Preguntó.

Le miré creando una sonrisa pícara en mi boca y sacudí la cabeza. El chico acompañó a mi sonrisa.

-¿Y tú quieres de verdad venir a animarme? – Me regañó.
-¡Louis! Me invitaste tú, ayer. Pensaba informarme de ti con Bob en el trayecto, pero tú interrumpiste nuestros planes.
-¡No! – Negó riendo. – Fue Bob el que siempre deja todo para última hora.
-No mient…

El bordillo donde acababa el parking, se interpuso en mi camino, interrumpiendo mi frase. Me tropecé y, si no llega a ser por la rápida reacción de Louis, me hubiera caído de morros al suelo.

El chico sujetó mi brazo con sus dos grandes manos y apretó para que no me desprendiese al suelo. Ambos nos invadimos en unas fuertes carcajadas cuando nos dimos cuenta de la graciosa situación que acabábamos de vivir.

-¡No te rías! – Le regañé cuando me di cuenta de que solo le faltaba tirarse en el suelo y dar golpecitos con el puño al asfalto.
-Ha sido muy gracioso. – Dijo entre carcajadas.
-¡Casi me mato! – Contesté, también entre risas.

Ambos continuábamos completamente en nuestro mundo y nos olvidamos de todo nuestro alrededor. Solo por unos segundos antes de que apareciese un hombre bastante detallado físicamente, con muchos músculos y el cuerpo bastante trabajado. Era quizás dos centímetros más alto que Louis y de pelo rapado. Vestía completamente de negro y fingía una sonrisa.

-¿Eres Louis? – Preguntó. - ¿Louis Tomlinson?

Ambos fruncimos el ceño y me sobresalté por dentro cuando Louis resbaló una de sus manos por mi brazo al que tenía agarrado, y la entrelazó rápidamente con la suya. La apretó fuertemente y casi no me dejaba que circulase la sangre.

Le miré sorprendida y el chico me ignoró, no le quitaba la mirada al corpulento hombre que se encontraba frente a nosotros.

-Sí, soy yo. - Dijo apretando la mandíbula. Todos sabíamos que Tomlinson no le gustaba nada.
-Bueno, te sigo desde que juegas para el Claws  y empecé a investigar sobre ti. No sabía que era la primera vez que jugabas al fútbol, ni mucho menos imaginaba que tendrías una empresa de deportes y varios gimnasios y… me encantaría que me firmases un autógrafo. Sería un placer para mí. Intento conseguir todos los de los jugadores que veo.
-Mmm, sí. Claro. – Dijo Louis, sorprendido.

El hombre sacó un folio junto a un rotulador negro y se lo tendió a Louis. El chico cogió el rotulador con la mano derecha, y soltó mi mano.

-¿Para quién? – Preguntó.
-Mark. Mark Matthews.

Fruncí el ceño cuando escuché ese nombre que tanto me sonaba. ¿Dónde lo había escuchado?

Louis comenzó a escribir en el papel, no estaba muy segura de si siquiera tenía inventado un autógrafo para estas ocasiones. Tampoco era un jugador de primera división para que la gente le conociese por la calle.

-¿Sois novios? – Preguntó el hombre.

Louis le miró mientras seguía escribiendo en ese folio y frunció el ceño. Mi cara se convirtió en una sorpresa total.

-¿Por qué? – Preguntó devolviendo la mirada al folio.
-Antes estabais cogidos de la mano.  En Internet ponía que estabas soltero. – Dijo.
-No voy a hacer declaraciones. – Dijo en tono de broma Louis, mirando al hombre.

El corpulento y de pelo rapado, sonrió algo irónico. Él, obviamente, no conocía el sentido del humor de Louis.

-Aquí tienes. – Cedió Louis.
-Gracias.
-A ti. – Contestó con una amplia sonrisa.

El hombre comenzó a andar en dirección opuesta a la nuestra mientras observaba el autógrafo y, tras guardárselo en el bolsillo de atrás del pantalón junto al rotulador, sacó su móvil y se lo colocó en el oído.

Justo giramos una esquina y comenzamos a andar hacia la entrada del restaurante.

-Wow, fans. – Comentó Louis.

Mi gesto seguía fruncido y algo de ese hombre no me daba buena espina. Matthews. ¿De qué diablos me sonaba ese nombre?

-Es raro… - Comenté
-¿Por qué? – Preguntó. – Ya lo has visto, dice que colecciona autógrafos.
-Pero, ¿Cómo va a saber tanto de ti, Louis? No juegas ni siquiera en un equipo famoso.
-La verdad es que es raro… Él dijo que jugaba en…
-En los Claws. – Interrumpí yo.
-Sí, eso. Yo juego en los Blews. Nunca había escuchado hablar del otro equipo. – Dijo encogiéndose de hombros.

Fruncía el ceño todavía. Todo esto me estaba resultando realmente raro…

-Y otro más a la colección que nos confunden con una pareja. – Musitó Louis.

Sonreí tímidamente y, por un momento, me olvidé de la rara situación y desfruncí el ceño.

-Esto era algo más obvio, me habías agarrado la mano. – Comenté.
-Es que al principio no me dio buena espina. Prefería prevenir.

Sonreí. El Louis protector y celoso no había cambiado. La verdad es que a mí ni antes ni después ese hombre me dio buena espina. Su información sobre Louis era demasiado concreta para simplemente haberla sacado de internet. Matthew…


Todo esto estaba resultándome tan raro…

PD. Chicas! Pido perdón por no estar subiendo tan constantemente, es que ahora ya tengo más cosas que hacer y no puedo dedicar tanto tiempo a la novela como en el verano. He intentado subir todos los días pero siempre me ha pasado algo que no me lo ha permitido. La rutina es lo que tiene... Así que, por favor, no dejéis de leer porque os prometo que subiré el final de la novela, y la seguiré lo antes que pueda. Intentaré al menos ir actualizando twitter e informando por ahí si subiré o no. Muchas gracias por todo Nerrys. Os sigo adorando igual o más.



3 comentarios:

  1. Primera! Dios... Me encanta. No quiero que acabe. Creo que ya sé el papel de Matthews (puto Josh). Team Loyita forever. Síguela, merece la pena ;)

    ResponderEliminar
  2. Nos encanta, siguela pronto esq es tan iqhdiwndosnddoxoxo. Esto... Completamente de acuerdo cn el primer comentario jajajajaj. No queremos q se acabe... Aunque eso no significa q queremos q subas menos a menudo ajajjajaaj. Bueno, q subas cuando puedas bss guapaa

    ResponderEliminar
  3. OH MY GOD.!!! Pe per pero... este capitulo está dedicado para mí?! Me ha encantado!! Y ya voy encajando las piezas de ese puzzle. Voy entendiendo que Josh es estúpido y que odio a los rapados :) ahah De verdad, agradezco muchisimo que hagas estas novelas porque no sabes lo que nos hacen sonreír. Imaginar. Y soñar. De verdad es un placer ser una de tus Nerrys y que nos quieras tanto. Atentamente. Tu fan PD: Te has dado cuenta?! A la hermana de Lou solo le falta una letra para ser Diana. Oh dios, lo sabías!! ahahha We are Diana

    ResponderEliminar