Este capítulo va dedicado a: @hearlaura
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Me desperté
entre varios movimientos bruscos de mi cuerpo y un suave grito ofrecido por el
interior de mi garganta. Se incorporó tan rápido que ni mi consciente se pudo
dar cuenta.
Estaba
repleta de sudor a pesar de que seguramente en el exterior hiciera algún grado
bajo cero.
Estaba
durmiendo sola, en mi habitación.
Miré a mí
alrededor y encontré el reloj que buscaba en la mesilla de noche. Lo incliné un
poco y me percaté de que estaba a punto de amanecer.
Al menos
durmiendo se me había olvidado todo lo que había vivido.
Quizás
hubiese conservado el sueño dos, tres horas. ¿Quién sabe? Lo único que sabía a
ciencia cierta es que mi vida había sido descolocada por completo de nuevo.
Retiré el
edredón y pasé la palma de mi mano por la frente para aliviar el sudor. Paseé
descalza por el frío suelo y retiré algo la cortina. Miré al exterior y podía
percatarme de los primeros rayos de sol que desprendía por uno de los extremos
de la ciudad.
-_____,
¿Estás bien?
Mi madre
abrió de sopetón la puerta. La miré sobresaltada y observé cómo estaba
abrochándose su larga bata de seda de color carne.
-Sí, sí,
mamá. Tranquila.
-Escuché un
grito y me asusté. – Confesó.
-Tranquila,
estaba soñando.
-¿Quieres
tomar algo para tranquilizarte?
-No creo que
me pueda volver a dormir.
-Siento de
verdad todo lo que te está pasando. Y más siento no haber estado el día que te
encontraste al bastardo de tu padre. ¡¿Cómo no me lo contaste antes?!
-No
solucionaba nada contándotelo, mamá. Sólo esto, el recordarte todo.
Me dirigí
dando cuidadosos traspiés hasta el filo de la cama, donde me desplomé despacio
y aterricé con elegancia sobre la colcha.
-Es un
sinvergüenza. Pero en esta vida todo se devuelve… - Añadí. – Y espero que sea
así con todo.
Mi madre
sonrió dulcemente y se aproximó a mí, sentándose a mi lado.
-Josh no merece
que te martirices por él, cielo. Lo que ha hecho no es de ser un hombre leal
como había mostrado. A las personas siempre se nos cae la máscara y a él le ha llegado la hora.
-No creo que
sea un mal tipo, pero esto…
-No, Josh es
buena persona. Pero quizás se le juntaron varias cosas o quizás…
Se encogió
de hombros mientras juntaba las palmas de sus dos manos. Mi madre se había
quedado sin argumentos porque ya me lo había dado todos.
-Déjalo
mamá, vete a dormir. La mañana de un sábado está para descansar.
-La verdad
es que tengo planes mejores.
Giré
levemente la cara y fruncí el ceño.
-¿Qué
quieres decir?
Tomó aire
con una sonrisa pícara. Exactamente, como la sonrisa que me puso cuando me
anunció que me había comprado el libro que tanto estaba esperando cuando tenía
doce o trece años.
-Mamá, no me
hagas esperar más. – La insistí.
-No pensaba contártelo
hasta más adelante, pero las circunstancias han abierto camino a las
confesiones de las siete de la mañana.
-¡Mamá! – La
regañé. - ¿Quieres decírmelo ya? Me muero por saberlo.
-Hoy
tendremos visita a la hora de la comida. – Dijo.
-¡¿Qué?! –
Repliqué. - ¿Cómo que visita?
No. No ‘podíamos’
tener visita. Había quedado para comer con Louis. Vale, quizás no fuese la
manera más apropiada de celebrar que mi novio, o quizás ex-novio me había
dejado abandonada en medio de una carretera, pero era la mejor forma de agradecer
a Louis todo lo que llevaba haciendo por mí desde hacía más de una semana.
-Mamá, ¿No
puede venir la tía otro día?
-No, cielo.
Creo que no me has entendido…
Mi ceño se
frunció más y volteé mis ojos pensando a qué podía referirse mi madre con ‘no
me has entendido’
-Ve al
grano. – La exigí.
-Quiero que
conozcas a Bob.
Fruncí más el ceño mientras que Bruce se subía a mis piernas y comenzaba a chuparme la cara.
Odiaba que
hiciese eso, pero el momento de perplejidad me impidió alejarle.
-¿Q-quién es
Bob? – Repliqué.
-Bueno, aún
no sabría cómo denominarle. Por eso le imité a comer.
Cerré los
ojos por un instante y, tras dos segundos, los volví a abrir mirando a mi madre
insinuando enfado.
Pero no
podía enfadarme. Ella estaba en todo su derecho de rehacer su vida y de ser
feliz. Incluso en un instante creció algo dentro de mí que me hizo alegrarme
por ella y quitar esa mirada asesina.
Cogí al
pequeño Bruce y le bajé de mi regazo. De nuevo regresé la mirada hacia mi madre
que se mostraba sonriente, y sus ojos brillaban.
-Mamá, yo…
Yo he quedado con un amigo para comer, así que no creo que os moleste, no estaré.
-¿Qué amigo?
-El de ayer.
Le debo unas cuantas comidas por todo lo que está haciendo por mí.
-¿No crees
que es algo precipitado?
-¿El qué?
-Bueno, hija…
-No mamá. Él
es solo un amigo. No hago nada malo. Es más, me daría pena de mi misma si
estuviera apenada y haciendo que tú y toda la gente de mí alrededor se
compadeciese de mí por lo que me ha pasado. Josh me ha abandonado y creo que
con eso me ha dejado todo claro. Mi vida continúa.
Mi madre se
quedó sin palabras. Intentaba buscar algo que decirme pero obviamente no lo
encontró.
-Y bueno, en
cuanto a Bob… Tengo curiosidad por conocerle y ver que…
-¿Y si invitas
a tu amigo a comer aquí? – Exclamó mi madre entusiasmada.
-No, no…
Mamá, no.
-Es una idea
genial, _____.
-Pero mamá…
-Haré mi
especialidad.
La mujer se
levantó con sus manos unidas y a la altura de la cara. Dio una pequeña vuelta
sobre sí en la habitación y, con una sonrisa radiante, abandonó mi habitación
seguida de Bruce.
Oh Dios.
Parecía que por nada del mundo nadie quería que me encontrase con Louis a
solas.
Me tumbé
exhausta en mi cama y me estiré lo máximo posible. Miré al techo y pensé en
cómo le diría ahora que tampoco podríamos comer solos…
******
No me había
arreglado demasiado. Quizás no me había arreglado. Tampoco veía una situación
para ir formal.
Suspiraba
cada dos minutos. Aún no le había dicho a Louis que comeríamos aquí y tampoco
le habría planteado lo que pasaría este medio día.
Mi madre cantaba
en la cocina mientras yo situaba los cubiertos en la mesa.
Hacía tanto
que no la escuchaba cantar de esa forma...
El timbre
sonó y Bruce fue disparado hacia la puerta. Mi garganta se ahogó en sí misma y
el último cubierto aterrizó contra el suelo.
Me agaché a
recogerlo y, con él en la mano, me dirigí a la puerta. ¿Quién sería? Quizás
fuese Bob o quizás, y seguramente, fuese Louis.
Tiré del
pomo de la puerta echando a un lado a Bruce.
Mi respiración
se cortó cuando vio el tan intimidante y limpio atractivo que lucía últimamente
Louis. De nuevo su tupé perfectamente arreglado acompañado de una sonrisa
intacta.
Mi cara
debió de ser un poco chistosa, y la situación más.
Louis
agrandaba su sonrisa mientras observaba todo.
-Intimidante
perro. – Comentó. – Pero creo que tú le superas.
Su mirada
fue directa al cuchillo que tenía en las manos. Su ingenioso comentario hizo
que mi sonrisa se mostrase en mi rostro mientras guardaba el cuchillo tras mi
espalda.
-Estás
preciosa. – Comentó.
-Gracias. –
Balbuceé. Quizás ruborizada.
Sonrió
satisfecho. De repente una silueta se posó detrás de mí, aupando a Bruce.
-¡Hola! Soy Julie.
Me mordí el
labio mientras cerraba los ojos. Mi madre intentando hacer amigos no, por
favor.
Esta
situación me recordaba a cuando yo era una cría y invitaba a mis amigos a casa
por algún trabajo o tarea del colegio.
-Hola,
señora Julie. – Saludó Louis ofreciéndole la mano como saludo.
Mi madre
sujetó fuertemente a Bruce con un brazo, y el otro se acercó a la mano de
Louis. Sus manos se juntaron.
Por un
momento mis pensamientos se congelaron. Mi madre estaba dando la mano al chico
que me hizo de alguna manera cambiar por completo, con ella y con el mundo.
Dudaba que
supiese de quién se trataba. Sólo le había visto una vez.
-Esto… mi madre
quería que nos quedásemos a comer aquí. – Comenté.
Ambos se
soltaron la mano y Louis me miró perdido, frunciendo algo el ceño.
-¿Qué? –
Replicó.
-Bueno, ella
quiere presentarme a su…
-A Bob. – Me
interrumpió ella. – Un amigo.
-Sí, bueno.
A Bob. – Proseguí yo.
Bruce
comenzó a ladrar mirando fijamente a Louis.
-Está bien,
te daré de comer. – Dijo mi madre.- Trae eso. - Exclamó arrebatándome el cuchillo de la mano que mantenía tras mi espalda.
Sus pasos
fueron arrastrados hasta la cocina, donde cerró la puerta para que el perro no
se escapase.
Miré a Louis
mordiéndome el labio. Sabía que me iba a regañar.
-_____, he
reservado mesa en uno de los mejores restaurantes. – Me dijo totalmente serio.
-Bueno, cancélalo.
Yo te lo pagaré.
-No, no. Ese
no es el problema…
-¿Entonces? –
Repliqué.
-Tu madre es…
no sé… Sabes que no empecé con buen pie con ella.
-Vamos
Louis, has cambiado demasiado, no te reconocerá. No lo hace nadie. Es una
simple comida.Quiero conocer a ese tal Bob…
Louis
suspiró un poco y pareció querer seguir refunfuñando. Su sonrisa le delató y
asintió levemente con la cabeza.
Una sonrisa
contagiosa se dibujó en mi rostro cuando me aparté de la puerta para dejarle
pasar.
-Vaya, el
decorado no ha cambiado mucho. – Comentó mirando a todos los lados.
-No ha
cambiado nada. – Le corregí situándome delante de él.
Emprendí
camino hacia el salón y Louis tomó asiento en el sofá.
-¿Quieres
algo de beber? – Pregunté.
-No, no.
Gracias.
Me senté a
su lado algo avergonzada.
-Siento
mucho haberte metido en este follón… - Me disculpé.
-No te
preocupes. Creo que ya me tienes acostumbrado. – Dijo sonriendo.
Una sonrisa,
idiota, se me dibujó en mi rostro mientras le miraba.
El timbre
nos encogió a los dos.
-¡Voy yo! –
El grito de mi madre procedente de la cocina nos advirtió.
A partir de
ahí fue un intercambio cariñoso de palabras lo que pudimos llegar a escuchar.
Los pasos
parecían escucharse más de cerca.
Miré a Louis
inquieta. Su mano pasó por encima de la mía en forma tranquilizante. Mi cuerpo
se estremeció junto a mi boca que se abrió de par en par mostrando sorpresa.
-¡Chicos! –
Exclamó mi madre.
El chico
quitó automáticamente su mano de la mía.
Mi mirada
seguía fijada en los ojos azules de Louis. Tragué saliva y cerré por dos
segundos los ojos para volver a la realidad.
-Este es
Bob. – Prosiguió.
Louis se
giró para que me fijase en el hombre.
Mis ojos se
desplazaron hacia él, aun que no estaba consciente de lo que veía ni de lo que
sentía.
Mis ojos
avistaron a un hombre con completa formalidad. Unos pantalones negros de vestir
junto a un polo amarillo. Quizás fuese dos o tres años mayor que mi madre, pero
parecía cuidarse.
Mi cuerpo se
levantó bruscamente cuando me percaté de que estaba quedando como una autentica
mal educada.
-Disculpe,
Bob. – Dije acercándome a él.
Mi madre
desapareció del salón apurada por la comida. Quizás se le quemase algo.
-Soy _____,
la hija de Julie.
El hombre me
sonrió y tomó mi hombro para darme dos calurosos besos.
-Y él es
Louis, un amigo. – Le dije cuando el chico se puso a mi lado.
El hombre le
tendió la mano y ambos se saludaron.
-Encantado.
Yo soy Bob.
-Siento
haberos abandonado, se me quemaba la comida. – Exclamó casi sin aire mi madre.
-¿Os habéis presentado?
-Sí, mamá. –
La contesté.
-Oh, genial.
¿Queréis ir tomando asiento? – Preguntó de nuevo mi madre, más nerviosa que
nunca.
-Yo me
encargo mamá. – Dije.
La mujer
asintió con la cabeza y miré a Louis en busca de una mirada cómplice. Como no,
la encontré.
-Por aquí. –
Les indiqué.
Louis
parecía conocerse algo más que Bob la casa. Quizás fuese la primera vez que la
pisaba. Me preguntaba donde se habrían conocido estos dos…
Todos
llegamos a la mesa y tomamos asiento. Yo junto a Louis y Bob junto al asiento
que e staría ocupado por mi madre, quien apareció segundos después con una olla.
-Es mi
especialidad. – Informó.
Louis
pareció oler el sabroso aroma que salía del recipiente. Su sonrisa me informó
que le iba a gustar la comida.
Mi madre
sirvió la comida y tomó asiento.
-Qué
aproveche. – Exclamó.
-Qué
aproveche. – Apoyamos los demás a unísono.
Todos
comíamos sabrosamente esa comida tan deliciosa que había preparado mi madre
que, como ella bien dijo, era su especialidad.
-Gracias por
invitarme a comer, Julie. Creo que un restaurante jamás hubiera estado a tu
altura. – Comentó amablemente Bob.
Sonreí
orgullosa a ese comentario. Parecía tener total disciplina y formalidad. Me
gustaba para mi madre, como amigo o lo que fuese.
-Gracias,
Bob. – Agradeció mi madre.
-Y bueno,
¿Vosotros sois novios? – Preguntó Bob.
Un nudo se
creó en mi estómago cuando escuché la pregunta de Bob. ¿Otra persona que nos
confundía?
Era obvio que entre Louis y yo podía existir algo para confundir
nuestra extraña relación, pero ya le dije al principio que Louis era solo un
amigo.
-Oh, no, no…
- Negué. – Solo amigos.
Silencio
incómodo mientras Louis limpiaba su boca con la servilleta, quizás decepcionado.
-Entiendo. –
Comentó Bob.
De nuevo la
tensión desapareció y continuamos comiendo.
Miré de
reojo a Louis que comía casi sin respirar, acabando con lo último que yacía en
el plato. Una sonrisa se me escapó. Él me miró extrañado.
-¿Qué pasa? –
Preguntó.
-Parece que
no has comido en años. – Comenté entre carcajadas.
-Está
delicioso. Enhorabuena, señora Julie.
-Oh, gracias...
-Louis. –
Interrumpió el chico. – Soy Louis.
La sonrisa
de mi madre desapareció mientras asentía. Quizás se hubiera dado cuenta de
quién era ese chico. Quizás hubiera sabido reconocerle…
-¿Queréis el
postre? – Propuse yo.
-Sí. ¿Me
acompañas, _____? – Me preguntó mi madre.
Arrugé la frente confirmando lo que dudaba. Mi madre había reconocido al mismísimo Louis Tomlinson…
Ambas
caminamos hasta la cocina con algunos platos en las manos. Las dos pasamos y
posamos la vajilla en el fregadero. Mi madre cerró la puerta.
-Louis… -
Pronunció.
Asentí.
-¿Es el
Louis que creo que es? – Preguntó. – O si no lo es, tiene la misma mirada.
Tomé aire y
cerré los ojos juntando los labios.
-Sí, mamá.
Es ese Louis.
Mi madre se llevó las manos al pelo, intentando mostrar desesperación.
Mi madre se llevó las manos al pelo, intentando mostrar desesperación.
-¿A qué
juegas, _____? ¿Acaso no te sirvió de ejemplo lo que te hizo?
-Mamá, Louis
ha cambiado. Y no deja de ser un amigo.
-Dios mío,
____. Estás loca. Las personas nunca cambian. Ese chico era peligroso, lo es y
lo será.
-No, mamá.
Mírame. Yo cambié. Ahora soy una persona madura y formal. Te aseguro que él lo
único que quiere hacer es olvidarse de su pasado y de las locuras que cometió. Olvida la idea que tenías de él.
-No puedo
olvidar a alguien que de alguna manera secuestró a mi hija.
-¡No, mamá!
Yo fui la que decidí irme con él… Además, ahora es solo mi amigo.
-Oh, Dios
mío. Si hasta Bob os ha preguntado si erais novios.
Sus manos
pasaron por su cara ayudando a asumir lo que había pasado.
-Piensa en
cuando le has visto. Ni siquiera le has reconocido. – Añadí. – Piensa en que él
ha cambiado y dale una oportunidad, por favor…
Mi madre
retiró sus manos de la cara y asintió con la cabeza.
-Está bien,
está bien… - Aceptó. – Coge el helado antes de que me de un infarto y vamos, nos estarán esperando.
Ambas
atravesamos la cocina con el postre en nuestras manos y lo posamos delante de cada
sitio correspondiente. El gesto de mi madre había cambiado, obviamente.
-¿De qué hablabais?
– Pregunté.
-Estaba comentándome
Louis que es entrenador personal. – Dijo Bob.
-¿Eres entrenador personal? - Preguntó mi madre a Louis, con gesto insinuante.
-Así es, señora Julie. Llevo una empresa de deportes. - Afirmó seguro de sí mismo.
-Puedes tutearme. - Dijo algo más convencida mi madre.
-Claro. - Dijo Louis.
-Y bueno, yo
le decía que acabo de comprar un equipo de fútbol. Quizás le interese formar parte de él. - Añadió Bob.
Mis ojos se
abrieron e intentaron cuadrar todo. Me ceño se frunció y miré confundida a
Louis.
-¿Un equipo
de fútbol? – Repliqué.
-Sí. –
Contestó Bob. – En Inglaterra.
Louis me
miraba sonriente. Parecía estar encantado por la sugerencia. Asentí con la cabeza. Un miedo se apoderó de
mí cuando escuchó eso. Quizás lo sentí porque sabía que si Louis lo aceptaba
tendría que irse a Inglaterra, más lejos de lo que pudiera imaginarme.
-Ge…genial. –
Exclamé con una sonrisa demasiado falsa.
Pero no.
Para nada era genial. Algo de mí se había enganchado por completo a Louis otra
vez y ese algo no estaba dispuesto a tenerle a miles de kilómetros durante
quién sabe cuánto tiempo de nuevo. Me negaba.
Puedo afirmar que esta es mi novela favorita de las 4 que has escrito... Aunque las otras la siguen de cerca.
ResponderEliminarBesos <3
Gracias por dedicarmelo :)
ResponderEliminarOye, que el nene este no se vaya eh!! QUE NI SE LE OCURRAAA!!! ahah me esta gustando tanto esta novela tiiiaa!! Flipas, bueno q increible todo como siempree!!
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