Capítulo 39.

Este capítulo va dedicado a:  @ClaudiiWee como felicitación de cumpleaños un poquito atrasada. :)

*

Mi mirada hacia Josh mantenía la misma postura. Pestañeé rápidamente y sus ojos casi rojos estaban clavados de lleno en los míos.

Le cogí de los brazos y le empujé hasta el pasillo donde podríamos tener un poco más de privacidad y no estaríamos observados por las miradas expectantes de mi madre y Bob.

-¿Q-qué?

-Por fin me escuchas.

-Josh, dime que es una broma. No entiendo nada.

Mi pulso temblaba mientras miraba a Josh. Quería que se fuera, pero no sin antes

-¿Me permites invitarte a un café y explicarte todo? – Me preguntó, elegantemente.

-Contéstame.

-Te contesto todo lo que quieras, pero acepta el café.

Cerré los ojos y, por un momento, me lo pensé. Sabía que si no aceptaba la cena con Josh, era capaz de quedarse aquí hasta convencerme, pero por otra parte, no quería aceptar y ponerle todo en bandeja. Lo que hizo estuvo mal. Fatal.

Giró levemente la cara esperando mi respuesta.

-Lo siento, Josh…

-Sabes que no me iré si no aceptas.

-No, Josh…

-Déjame explicarme.

Puse los ojos en blanco y esperé unos segundos mientras lo pensaba.

-¿Y bien? – Replicó.

-Está bien. – Contesté.

Me acerqué al salón y avisé a mi madre y a Bob que me marchaba. Ambos se encontraban mirando entretenidos la tele.

Una dulzura enorme me rodeó. Parecían ambos tan ilusionados.

Sonreí y de nuevo miré a Josh. Por un momento pensé que sería Louis, pero me decepcioné a mí misma cuando comprobé que se trataba del psicólogo.

De nuevo regresé a su lado y el chico automáticamente sonrió y abrió la puerta cediéndome el paso.

Ambos emprendimos camino hacia el coche y nos montamos en nuestros respectivos sitios.

No tardamos mucho en llegar a una cafetería. Ninguno de los dos quisimos compartir ninguna conversación que nos delatase.

Todo estaba demasiado tenso entre ambos. Él, quizás pensase en cómo me iba a explicar todo, incluyendo eso de que era adoptado. Yo, mientras, pensaba en el dulce y explícito beso que habíamos compartido hacía unos minutos Louis y yo.

Si Josh descubriera que ese Louis es a quien relativamente odia, y descubriese que nos besamos, quizás la insistente idea de estar en esa cafetería conmigo, se esfumaría directamente de su cabeza.

Ambos tomamos asiento y compartimos miradas vergonzosas.

-¿Qué quieres? – Preguntó.

-Un café con leche, por favor.

El chico asintió con la cabeza y se acercó a la barra para pedir los cafés. Le miraba desde la distancia. Sus manos estaban entrelazadas, como mis ideas.

¡Acababa de besar a Louis Tomlinson! Pasé mi dedo índice por la comisura de los labios para sentir ese apasionado beso de nuevo. ¿Por qué me fui sin decirle nada? ¿Por qué no le dije nada?

Pero, mucho peor. ¿Por qué estaba ahí con Josh ocultándole algo como eso? Quizás no debía decirle nada porque no le besé yo, sino Louis me besó a mí.

De nuevo le miré y me dedicó una mirada con esos ojos azules, cogiendo los cafés y trayéndolos a la mesa. 

Una bonita sonrisa decoraba su rostro.

-Café con leche para usted, señorita.

Sonreí tímidamente cuando posó la taza en mi sitio. Cogí el sobre de azúcar y lo eché en mi café. Segundos después, lo removí con la cuchara de metal.

-Creo que me debes muchas explicaciones, Josh. – Dije, totalmente seria.

El chico terminó de dar el corto sorbo del café y me miró.

-Entre ellas eso de que eres adoptado. – Añadí.

El chico cogió aire y después lo soltó.

-No soy adoptado, ______: Era de la única manera que me escucharías. Lo estudié en psicología.

-¿Qué estudiaste? ¿Mentirme para pedirme disculpas?

-No, para nada. Y supongo que ahora tendrás ganas de irte porque sabes que te he mentido, pero por favor, déjame decirte algo.

-¿Esperas que me quede aquí enserio?

Asintió con la cabeza mientras que yo puse los ojos en blanco. 

Sus ojos azules estaban clavados en los míos, los cuales cerré por un segundo intentando tranquilizarme para no levantarme e irme.

-Lo siento, ______. – Se disculpó.

-¿Lo sientes? ¿Y ya está? – Mi voz se levantó. – Me abandonas en medio de una carretera y me mientes para pedirme disculpas. ¡Estoy alucinando, Josh!

-Sí, lo sé. Soy un cabrón y un idiota. Pero necesito que me perdones.

-¿Y eso tan importante que tenías que decirme? ¿Eh?

La rabia crecía en mis entrañas. Josh me estaba haciendo quedar como una auténtica idiota.

El se retiró la chaqueta de su torso y metió la mano en el bolsillo interior. Le miraba expectante. Sacó un sobre y lo tendió encima de la mesa.

-Perdón, _______.

Fruncí el ceño y lo abrí cuidadosamente. Abrí el sobre con mis dedos y dejé el papel al lado de mi café.

Los ojos se me iluminaron cuando vi en el sobre una pulsera con mi nombre junto al suyo grabado.

Mis ojos parecían querer salirse de las órbitas mientras lo inspeccionaba lenta y cuidadosamente.

Pasaba mis finos dedos entre la pulsera. Me había hecho ilusión.

-¡Dios mío, Josh! Esto te debió costar muchísimo.

-No tanto. – Contestó sonriente, satisfecho.

Le eché de nuevo un cuidadoso vistazo y mi estómago se oprimió. Él estaba haciendo esto por mí mientras yo estaba comiendo con Louis y ¡Besándole!

Me sentía francamente mal, pero él se comportó como un verdadero idiota y no merecía que le perdonase tan fácilmente.

Abrí el sobre y dejé caer en el interior la pulsera.

-No puedo aceptarlo. – Dije, dándoselo.

El chico arqueó las cejas mientras yo le devolvía el sobre.

-¿Por qué? – Preguntó.

-Ha sido un bonito detalle, pero necesito pensar.

-¿Pensar? ¿Pensar en qué?

Una constante vibración en el interior del bolso sonaba. ¿Quién sería? Fuese quien fuese, le debía una. No podía decirle a Josh que el beso de Louis me había afectado tanto que necesitaba aclarar mis sentimientos.

-¿Me disculpas?

-Claro.

Abrí el bolso y saqué con cuidado el móvil. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue Louis, pero en un instante me desapareció cuando vi un número desconocido. ¿Quién sería?

Con el móvil en la mano, atravesé todo el local hasta llegar al exterior. En cuanto abrí la puerta, una inmensa ola de aire frío

-¿Sí? – Contesté, casi tiritando.

-Hola…

Fruncí el ceño cuando escuché la voz quebrada y casi rota de él. La voz de Louis…

-¿Louis?

-Louis.

-¿Desde donde me llamas?

-Sabía que si te llamaba desde mi teléfono no me lo cogerías, así que te he llamado desde una cabina.

Mis ojos se abrieron mostrando sorpresa. Miraba a la pequeña carretera de un sentido que había en la calle de esa cafetería. No podía articular palabras y quería morirme.

-¿Te pillo ocupada? – Preguntó.

-La verdad que sí.

-Vaya…

-¿Puedes llamarme luego?

-Sí, claro.

-Bien.

-Hasta luego.

-Adiós, Louis.

Colgué el teléfono y casi con una pulmonía, entré corriendo al local donde me esperaba Josh. Cuando pasé tras la puerta, el chico me revisó con una sonrisa en su rostro.

La llamada de Louis… Oh, Dios. ¿Por qué? ¿Qué querría? ¿Por qué me llamó después del beso? ¿No decía que quería irse para alejarse de mí y que sería lo mejor?

Miraba los ojos tan aparentemente inocentes de Josh que me observaban pacientemente. Cogí mi chaqueta del respaldo de la silla y, bajo su sorprendente mirada, me  la puse.

-¿A dónde vas? – Preguntó.

-Quiero irme a casa, Josh. Tengo muchas cosas qué pensar.

-¿Qué cosas?

-Cosas.

El chico encogió sus hombros y se puso de pie colocándose la chaqueta.

Ambos nos acercamos hasta el vehículo y nos montamos con dirección a mi casa.

No tardamos más de veinte minutos en llegar.

En el trayecto no tuvimos ningún tipo de conversación, cosa que agradecí. No quería que Josh me interrogase ni me preguntase a punta de pistola qué cosas tendría que aclarar.

Aparcó su coche en la puerta y ambos nos bajamos. Nos paramos delante de la puerta de metal; La fría puerta de metal.

-Bueno… - Murmuró.

-Gracias, Josh.

-No hay de qué.

-Buenas noches.

Cogí los barrotes con una de mis manos y los rodeé con mis dedos a la vez que mi brazo fue rodeado por una de sus grandes manos.

-¿Qué quieres? – Le pregunté.

-Sólo quería pedirte algo.

-¿El qué?

-Un beso.

Me quedé unos segundos en silencio mientras le observaba.

-No creo que sea lo mejor, Josh.

-Por favor.

-Mañana hablamos.

-Dame un beso.

El chico cogió mi cintura y la aproximó a su torso, haciendo que me soltase de la puerta. Esa última frase sonó más a una orden que a otra cosa.

-Josh, déjame. No voy a besarte.

-¿Por qué? ¿No te gusto?

Su mano estaba explanada en mi espalda, la cual apretaba contra su torso bloqueándome cualquier salida.

-Josh, suéltame.

-Bésame, por favor.

-¡Josh!

-Te ha dicho que la sueltes.

Una voz profunda y sumamente grave sonó a nuestro lado. La oscuridad estaba a sus espaldas, y sólo le alumbraba la farola de al lado de mi casa.

La presión que mantenía conmigo Josh se fue deshaciendo poco a poco.

Era Louis.

La situación me recordaba a la de hacía exactamente un año. Me encontraba abrazada forzosamente a Josh mientras que Louis estaba rabioso. Sabía lo que venía ahora si no paraba los pies a Louis. Sabía lo que podría venir ahora y quería morirme. 

HOY HAY SEGUNDO CAPÍTULO: http://thepastcomeback.blogspot.com.es/2013/09/capitulo-40.html