[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Capítulo 43.

Este capítulo va dedicado a: @nuggetswithswag 

*

Seguía ahogada en un sutil sollozo del cual Bruce se dio cuenta.

Mi mano se posaba en mi boca para que mis lamentaciones no llegaran a oírse más allá de esas cuatro acomplejadas paredes.

Había sido la carta más sincera y emotiva que jamás había leído. ¿Cómo podía haberse abierto Louis tanto 
¿Cómo podía haber dicho todo eso?

Era una confusión aterradora de sentimientos la cual no podría controlar.

Louis tenía razón. Seguramente jamás nadie me podría dar la calidad de vida que Josh me había estado ofreciendo tanto tiempo. Jamás nadie podría haberme dado las oportunidades que Josh me había permitido. 
Pero, pensándolo bien, la calidad de vida de Josh no es comparable con la calidad de vida de Louis. Ambos eran totalmente diferentes y cada uno me aportó una cosa positiva a mi vida.

Ambos me enseñaron a ver las cosas de diferente manera y los dos, de alguna manera, me salvaron en algún momento de mi vida.

Las lágrimas no dejaban de resbalarse por mi cara mientras abría el armario para sacar mi pijama. 

Desabroché el vestido para quitármelo y lo posé en la silla del escritorio.

Metí mis pies en los pantalones de franela rosa y lo mismo hice con mis brazos con la camiseta.

Abrí la cama intentando no molestar a Bruce que de nuevo se había adentrado en un profundo sueño y me metí dentro de las sábanas.

Miraba al techo, quizás esperando que él me diese la respuesta a la pregunta que rondaba por mi cerebro.

¿Alguien de verdad habría estado en mi situación? ¿Podías querer a dos personas a la vez? ¿Podías enamorarte de un psicólogo con bastantes provisiones para el futuro y de un chico que fue temible por la mayor parte de la población en su pasado?

Quizás fuese a la primera persona que me pasaba, o quizás no.

Dentro de mí resonaba algo de sentido común. Quizás Louis tuviese razón y él solo fuese un simple amor adolescente el cual de nuevo estaba recordando. Quizás Louis tuviese razón y él en mi vida solo podría formar parte del pasado, y quien debería tener mi futuro, fuese Josh.

Cogí el teléfono y tecleé un mensaje para Josh. “Te quiero, Josh.”

Quizás no fuese ni el momento ni la mejor manera para decírselo, pero sabía que Louis tenía razón, y que lo mejor sería retomar mi vida y olvidarme de todo lo que había pasado este último tiempo.

****

Días después.

De nuevo hacía las maletas. Mi decisión estaba tomada y estaba segura de que sería lo mejor para mí, y posiblemente también para Josh y Louis.

De nuevo volvería a mi vida la cual compartía con Josh.

Fruncí el ceño cuando un incómodo sonido chirriaba en el interior de mi cerebro. ¿Era el timbre? Me incorporé y esperé a que volviesen a insistir. Sí. Era el timbre. Mi madre no estaba, habría salido.

Me retiré de la cama donde estaba la maleta y me asomé a la ventana para ver de quién se trataba. Un coche al que desconocía estaba aparcado en la puerta de mi casa. El cielo estaba nublado y amenazaba con ponerse a llover en pocos instantes.

Abrí la puerta de mi habitación y bajé las escaleras a toda velocidad mientras intentaba hacerme una coleta alta para disimular mis malos pelos y vestimentas de estar por casa.

Atravesé el hall lo más rápido que pude y abrí la puerta.

Mis ojos se abrieron lo máximo posible cuando vi a una chica morena de ojos profundamente azules. Pelo a la altura del pecho y esta vez, liso. Vestía una chaqueta bastante entallada verde y unos vaqueros oscuros, junto a unas botas de tacón. Tardé unos segundos en reaccionar.

-Buenos días. – Musitó ella.
-Buenos días, Dina. – Contesté yo.

Me revisaba de arriba abajo extrañada. Dina siempre me había visto en unos momentos donde yo estaba elegantemente arreglada, y ahora… Ahora estaba desastrosa.

-¿Puedo pasar? Me gustaría hablar contigo.

Sentí como si se me clavase un asta en todo el estómago cuando me preguntó eso. Sin embargo, seguía aturdida cuando la asentí con la cabeza y la dejé pasar.

Seguía sus pasos de esas botas negras y altas. ¿A dónde iría? No conocía mi casa.

-Por aquí, por favor. – Decidí decir al final y llevarla al salón.

La chica revisó la sala con un detenido examen y tomó asiento en el sofá.

-¿Quieres tomar algo? – Pregunté.

La chica estaba forcejeando con su chaqueta para quitársela.

-No, gracias. – Contestó con una amable sonrisa.

Asentí sutilmente con la cabeza y tomé asiento en el sillón individual.

-Perdona mi recibimiento… - Le dije mirándome al cuerpo.
-No te preocupes.

Su sonrisa era amable, así que automáticamente descarté que me viniese a regañar u ofender por algo.

-¿Y bien? ¿Por qué has venido? – Pregunté, intentando por fin descifrar el porqué de su visita.
-Verás… Quizás me llames entrometida, y estoy segura que aun que no me lo digas lo pensarás. Pero necesito hacerte una serie de preguntas…

Tragué saliva y abrí los ojos.

-Sí, por supuesto. – Dije.
-Como sabrás, Louis está en Inglaterra...

Vaya, Louis. Había sido bastante ingenua al no pensar que su visita tenía que ver con él.

-Sí. – Dije.
-Y bueno, quizás todo chico en su situación hubiera estado feliz y contento de emprender camino a algo que seguramente le ayudaría mucho en su vida profesional. Ese tal Bob es bastante promotor. Pero bueno, no he venido aquí de hablar de este hombre.
-Hazme las preguntas, Dina. – Apresuré.
-¿Louis está enamorado de ti? – Preguntó.

Mi boca se entreabrió mostrando sorpresa. La carta se reprodujo totalmente en mi mente cuando ella me lanzó esa pregunta, pero automáticamente descarté la palabra ‘enamorado’. Sí, jamás la había utilizado. Esa carta describía totalmente el amor que sentía ese chico por mí, pero jamás mencionó algo así.

-¿Cómo voy a saberlo yo?
-Deberías. – Contestó con un tono amenazante.

Fruncí el ceño y miré como la chica pasaba desesperada las manos por su rostro, intentando compadecerse en algún rincón de su interior. Ese gesto me recordó a los constantes y  semejantes que tenía estos últimos días yo.

-No, Dina. Yo no lo sé… - Contesté.

La chica retiró las manos de su rostro y de nuevo me miró algo más tranquila.

-No he venido a juzgarte ni mucho menos a reprocharte nada. Simplemente creo que Louis no se va feliz a aquel sitio. Quizás debiste hablar con él y dejar que fuese sincero.
-Louis se va porque es lo que quiere, Dina.
-¿Tú estás enamorada de él?

Fruncí los ojos mirándola sorprendida. ¿A qué se debía tanta pregunta personal?

-¿Has venido enserio a preguntarme todo esto?
-Claro que sí.
-No lo entiendo.
-Solo contéstame.
-No, Dina. No entiendo a qué se debe tanta pregunta. Si no tienes argumentos para tus próximos libros, quizás deberías buscarte otro argumento. Yo no te serviré.

La chica me miró de mala gana y el comentario que acababa de soltar por mi maravillosa y mal educada boca parecía haberle afectado. Tragué saliva y me percaté de que bajaba la mirada hacia la alfombra mientras recogía de nuevo su chaqueta.

-Lo… lo siento, Dina. – Me disculpé. – No era mi intención…

-Tranquila. Tienes razón. He sido una idiota malgastando mi tiempo en intentar agradecerte todo esto.

La chica se levantó poniéndose la chaqueta en su cuerpo. Segundos después, salté sobre el sofá y me puse delante de ella. Había algo de diferencia de altura gracias a sus botas.

La agarré de los hombros y de nuevo la impulsé hacia el sofá. Se sentó de nuevo.

-¿Cómo que agradecerme? – La pregunté mirándola a los ojos, de pie en frente de ella.
-Cuando retomamos la relación, Louis siempre me hablaba de que él estaba cambiando gracias a alguien que estaba siendo realmente importante en él. Me decía que vivía con una chica que le estaba haciendo ver las formas de diferente manera. Incluso llegó a hablar con mi padre para arreglar y solucionar el pasado. Sin embargo, de repente estuve como un mes sin saber de nuevo de él. El día que llamó a la puerta de mi casa y me le encontré, creía que me habían cambiado a mi hermano. Tanta física como mentalmente había cambiado, había madurado. Y como era de costumbre, le daba el honor a una chica, para mí desconocida. Cuando mi padre murió, nosotras queríamos vender las empresas, sin embargo él se negó en vender la que le pertenecía. Invirtió su dinero ahorrado en mejorar la empresa que tenía mi padre de deportes en restaurarla y mejorarla. Mi hermana y yo nos quedamos sorprendidas cuando vimos que Louis era un completo cabeza cuadrada y sabía perfectamente defenderse con todos los beneficios. Sabía exactamente cómo tenía que hacer para que su empresa funcionase. Le veíamos feliz y encima hacía algo que le gustaba. Tiempo después, invirtió de nuevo en unos gimnasios por la zona donde él vivía, y como era de esperar, le funcionaron. Fue ahí cuando conoció a Ben y tuvo la magnífica idea de presentármele. Y bueno, ya sabes lo que hay entre Ben y yo. La cosa con Ben me funcionaba y decidimos mudarnos juntos. En ese tiempo, dejó de hablar algo de la chica a la cual mencionaba tanto y estaba tan presente, parecía que su idea había tomado rumbo diferente y estaba demasiado ocupado como para centrarse en relaciones. Louis se vino a pasar unos días con nosotros y me percaté de que, en todo ese montón de cosas que había traído consigo mismo, había una foto en la que estaba con una sonrisa radiante mientras abrazaba a una chica que se ocultaba el rostro apoyándoselo en el cuerpo de Louis. Él la abrazaba tan feliz. – La chica cogió aire mientras yo me sentaba al lado de ella. – Le pregunté que quién era esa chica a la cual no se la veía el rostro y se le llenó la boca de orgullo cuando dijo “Quien me ha ayudado a ser quien soy” jamás había pronunciado su nombre, ni siquiera yo sabía cómo se llamaba, ni como era, sin embargo, la sonrisa que mi hermano tenía en la foto mientras abrazaba a esa espalda, era la sonrisa más sincera y amable que jamás había visto de él. Tenía ganas de que algún día me presentase a la chica tan enigmática ha la quien debía de agradecerle tantas cosas que estaba haciendo por mi hermano, quien había cambiado radicalmente gracias a ella. Cuando acompañé a mi hermano al aeropuerto y nos estábamos despidiendo, él me abrazó y lo único que me dijo fue: ______. Estuve pensando todo el camino de vuelta a casa y entonces comencé a unir piezas en el puzzle. La cara que se le puso cuando te vio en mi cocina. El porqué cuando le pregunté sobre el tema del libro me dijo “Los polos opuestos se atraen” Entendí entonces que eras tú quien había sacado a mi hermano de toda la mierda donde estaba incrustado y entendí que eras tú la persona tan enigmática. Entendí tantas cosas, ______ que podría estar un día entero diciéndolas una por una. 

Tragué saliva después de escuchar a la chica decir tantas cosas que para mí eran insignificantes. Dios mío. ¿Ahora que de nuevo me había aclarado me decía esto? 

Intentaba expresar algo que no podía. Todas esas conclusiones de Dina me habían petrificado y era imposible intentar cuadrar algo en esta situación. ¿El destino? ¿Realmente existiría el destino? ¿Realmente siempre que me aclarase iba a venir algo para destruir completamente mis esquemas?

El timbre de la puerta sonó de nuevo y vi como Dina se sobresaltó al igual que yo. Sus ojos azules estaban empañados y quizás amenazadores con romperse a llorar.

-¿Me… me disculpas? – Balbuceé, aún aturdida.

Asintió con la cabeza para no mostrar su voz que seguramente fuese temblorosa. Me acerqué dando débiles y confusos pasos hasta la puerta y la abrí. Era Josh.

-¡¿Aún estás así?! – Exclamó bromeando.
-Sí, bueno…
-Buenos días, preciosa.

El chico me cogió de la cintura y me levantó del suelo mientras me daba un suave beso en los labios. Pasó al interior de la casa y esperó en el hall a que yo cerrase la puerta.

-¿Y la maleta? ¿Tampoco la has hecho?
-Verás…

De repente mi vista miró a Dina que estaba abrochando su chaqueta.

-Hola, Josh. – Saludó.

El chico la miró sorprendido y abrió los ojos.

-¿Dina? – Replicó. -¿Qué haces aquí?
-En realidad ya me iba. Ya terminaremos esta conversación algún día, ______. – Musitó acercándose a mí. – Gracias por todo lo que has hecho. De verdad.

La chica posó su mano en mi brazo y lo apretó en forma de agradecimiento. Parecía estar destrozada. 

Tragué saliva cuando miró a Josh y le dedicó una sonrisa antes de abandonar mi casa.

-¿Qué hacías con Dina? – Preguntó Josh frunciendo el ceño cuando la chica salió de mi casa.

-Un puzzle. –Le contesté.


1 comentario:

  1. Un puzzle, como lloro madre, en serio todas esas palabras que has dicho han creado un efecto en mí increíble. No se como lo haces pero he estado llorando y riendo, y si, es muy raro pero me gusta. Me gusta imaginarme q soy yo y que hago feliz a Louis, sabes? Me gusta soñar. La gente dice que son tonterías de adolescentes inmaduras, pero yo paso de ello y continuo en mi mundo irreal. Tu haces que todo parezca distinto que haya una parte de mi que diga, es cierto, ayudaste a Louis a salir de esa vida de drogas. Pero cuando el capitulo acaba vuelvo a la realidad y me digo, eso nunca pasara. Solo quiero decirte gracias por crear mi pequeño mundo, a veces se necestia PD: Espero que leas esto, significas mucho para mi pequeña, siempre sacando sonrisas

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