Este capítulo va dedicado a: @RocioCarro1d ¡Felicidades, amor!
*
Narra Louis:
Mordí mis
labios mientras me deslizaba dentro del área y rodaba con el pie el balón por
el suelo. El portero me miraba, con las rodillas flexionadas, esperando mi
ataque.
“Esta es la
tuya, Tomlinson.” Me susurré.
La rabia de
ese absurdo nombre rebotó en las paredes de mi cabeza y lancé con toda mi
fuerza y rabia el balón. El portero no pudo parar aquel fuerte tiro, y cayó
derrotado en el suelo. El balón se metió dentro de la red, y, en ese instante,
miré hacia el banquillo, mirando como ella apretaba la bufanda y celebraba el gol.
Parte del
pequeño estadio estaba celebrando mi gol. Sonreí satisfecho de haber cumplido
con lo que la dije.
Corrí cerca
de donde estaba ella y la señalé, celebrando en mi interior que esa sonrisa que
estaba radiante en su rostro era por mí, como en los viejos tiempos.
Relamí mis
labios cuando llegaba hacia donde estaban mis compañeros, pensando en que ella
de nuevo me besó. No fui yo, fue ella la que me besó. Ambos nos besamos.
Después de un año los dos nos dejamos llevar y nos envolvimos en lo que
realmente no debería de haber terminado nunca.
Algunos de
mi equipo me esperaban con los brazos abiertos para abrazarme y celebrar
conmigo el triunfo.
La felicidad
fue colmada cuando el árbitro, segundos después, finalizó el partido con dos
fuertes pitidos de silbato.
Ahora todos
los del equipo nos reunimos en el centro del campo y nos pusimos en corro para
celebrar nuestra victoria a un equipo de casi primera división. No éramos nada
malos.
Mi mirada se
levantó un momento del centro y se dirigió hacia los banquillos, donde estaban
Bob y el entrenador celebrando nuestro triunfo. Los jugadores del banquillo
chocando sus manos satisfechos y… No había ni rastro de ella. ¿Dónde estaría?
Fruncí mi
ceño pero seguí celebrando el triunfo, esperando a que los contrincantes
pasasen a nuestro lado y les pudiese ensanchar la mano.
Pasaron en
fila, uno a uno a nuestro lado, junto abucheos y halagos del público.
Sin embargo,
en mi interior, yo seguía aturdido. ¿Dónde estaría ella?
Me acerqué a
Bob mientras que los demás de mi equipo se metieron para los vestuarios.
Me quité la
camiseta en el camino y sacudí mi pelo.
-Hola, Bob.
– Musité interrumpiendo la conversación que mantenía con el entrenador.
-¡Eh, hola,
Louis! – Exclamó.
El hombre
enseguida se acercó hacia el banquillo y me tendió una botella de agua.
-Gracias. –
Agradecí cuando la cogí.
-Lo has
hecho genial, Louis. Estoy muy orgulloso de ti. Nunca me defraudas.
Me ruboricé
y di un trago de agua largo. Tragaba mientras miraba a Bob, que me seguía
felicitando entusiasmado.
-Esto…
¿Sabes dónde está ______? – Pregunté.
El hombre
paró su discurso y me miró frunciendo el ceño.
-En realidad
no, se fue, pero…
Fruncí el
ceño y miré hacia el suelo, cerrando la botella de agua y tendiendo la camiseta
sobre mi hombro. El hombre parecía seguirme dando explicaciones pero yo no las
escuché. Sacudí la cabeza y el pelo cayó sobre mi frente, empapándola de sudor
frío.
-Quizás ande
cerca. – De nuevo escuché salir de la boca de Bob.
Le sonreí y
le di una pequeña palmadita en el brazo. Comencé a andar lo más rápido que pude
hacia el pasillo gris. Entré y miré hacia ambos lados, no había nadie. Mi mente
pensó por un segundo en todo lo que había pasado en la pared que tenía a unos
metros de mí, con ella… Suspiré y, de nuevo me recoloqué la camiseta sobre mi
hombro y emprendí camino hacia los vestuarios.
Bajé el
escalón mientras abría la puerta y un calor lleno de vaho me invadió. Todos los
jugadores estaban cantando mientras se duchaban y aseaban.
Sonreí al
verlos tan entusiasmados.
-Hey, Louis.
– Exclamó Frankie. – Ese gol ha sido el mejor.
Le sonreí
agradable y me quité la ropa para meterme en la ducha.
***
Todos aún
seguían entretenidos en las duchas, celebrando nuestra derrota hacia el equipo
de casi primera división. Yo me peinaba el flequillo hacia arriba con algo de
gomina, intentándolo fijar.
Levanté la
ceja recordando cuando la tenía medio rapada. Quería escapar siempre de mi
pasado, sin entender que si no hubiese sido por él, jamás hubiera vivido todo
lo que estaba viviendo en ese momento…
Suspiré
mientras me repasé por última vez el flequillo. Giré la esquina y abrí mi
taquilla sacando la bolsa de ropa.
Salí del
vestuario después de avisar a todos los de mi equipo que me iba, y tras salir
al pasillo y recobrar un poco de cobertura, busqué el teléfono de Adam en la
lista de contactos, rezando porque fuese ese el número del chico.
Daba señal.
-¿Sí? –
Contestaron.
-¿Eres Adam?
– Pregunté.
-Sí, soy yo.
¿Quién eres?
-Hola, Adam.
Soy Louis.
-¡Louis! –
Exclamó entusiasmado. – Qué alegría volver a escucharte.
Sonreí para
mí y dejé que unos segundos retomasen la seriedad de la conversación.
-_____ y yo
iremos a cenar de nuevo, ¿te parece? – Preguntó.
-¿Enserio?
¡Estupendo! Después os puedo invitar a unas copas, me sé un lugar cerca de aquí
que está genial.
-¡Perfecto!
-Tengo muchas
cosas que contarte, Tommo.
Arqueé una
ceja consciente de que el chico no me vería. Era obvio que Adam me conocía como
Tommo y que era algo inevitable.
-Digo, Louis…
- Musitó arrepentido.
-Bueno, creo
que ambos tenemos muchas cosas que contarnos, ¿no? – Dije intentando salir de
la tensión de la conversación.
-Claro.
-Ahora te
veo, Adam.
-Hasta
ahora.
Los dos
colgamos y guardé mi teléfono en el bolsillo de la chaqueta vaquera que traía
en la bolsa. Me reconforté el jersey beige y llegué a donde estaba Tommy.
Miré a ambos
lados de ese largo pasillo, en busca de _______, pero tampoco había rastro de
ella.
-Buenas
noches, Tommy. – Saludé.
-Hola,
Louis. Enhorabuena.
Sonreí
cómplice, pero no contento. ¿Cómo iba a estarlo si por lo que mereció la pena
había desaparecido como si la tierra se la tragase?
El hombre se
retiró dejándome paso y me despedí de él con un rápido gesto de cabeza,
acompañado con una sonrisa. El hombre hizo lo mismo.
Caminé por
las oscuras calles de alrededor del estadio, donde ya no había nadie, todos
habían desaparecido. Quizás haría más de media hora que había acabado el
partido.
De nuevo me
quedé quieto y miré hacia todos los lados, en busca de ella. Pero no estaba.
¿Dónde diablos se habría metido? Si tenía pánico de irse sola.
Revisé bien
cada rincón que desde ese ángulo mis ojos me permitían, y descarté el
encontrarla, así que, me decidí por emprender camino al parking e ir en coche a
buscarla.
Mis pasos
eran rápidos, ¿Y si la había pasado algo? Negué con la cabeza, mientras mi
brazo cargaba sobre el hombro la bolsa de ropa.
Giré la
esquina de esa estrecha y oscura calle que llevaba al parking. Una calle muy
poco transitada.
Mis ojos
avistaron de momento una silueta, con las manos entrelazadas y sentada en un
banco, refugiándose del frío con su propio cuerpo. Estaba de espaldas, pero
había una ligera esperanza de que fuese ella y que me estuviese esperando.
Me acerqué
sigilosamente y me coloqué a su lado.
-Hola. –
Musité.
El olor tan
peculiar que ella tenía me rodeó cuando me acerqué, y supe que sí, era
______. Me puse delante de ella y miré como su cara se había convertido en una completa sorpresa, cosa
que me confundió.
-Te estaba
buscando. – Añadí. – Ya he hablado con Adam.
Señalé al
restaurante de enfrente de nosotros donde trabajaba Adam.
-¿Qué haces
aquí? – Preguntó por fin ella. – Le dije a Bob que te dijese que ya te
llamaría.
Fruncí el
ceño sin entender bien la confesión de ______. ¿Me diría algo Bob de eso? No le
escuché lo demasiado, quizás.
-¿Ha pasado
algo? – Pregunté confundido.
-Me siento
como una mierda, Louis…
Miré hacia
el suelo. Entonces entendía que de nuevo sus confusiones y arrepentimientos
chocaban de frente con su impotencia y poca fidelidad hacia Josh.
- En unos días Josh y yo celebramos nuestro aniversario y yo estoy sin poderme contener a ti, besándote y acompañándote a estúpidos partidos en los que tú me dedicas goles y después me invitas a cenar. Algo no cuadra, ¿No crees? Esto debería de hacerlo mi novio, no mi 'amigo'.
Encogí mis
hombros mientras la miraba. Ella estaba sentada y miraba hacia arriba, pues yo
me había situado delante de ella.
La
impotencia se apoderaba de mí, de nuevo. Y el miedo de perderla o de algún
sinónimo, estaba presente. Tanto que podría denominarlo terror antes que miedo.
______ se
puso de pie y me tendió la bufanda que seguramente le había dado Bob por el
cuello.
-Mejor me
voy. – Musitó.
-¿Dónde?
Déjame llevarte, es peligroso.
-No. No,
Louis. No es lo mejor.
-¿Otra vez
te vas?
La
desesperación había llegado a su límite. De nuevo la perdía. De nuevo estaba
yéndose, dejándome. Y no quería. No quería hacerme a la idea de, si estaba dos
días aquí, estar sin ella.
-Tengo que
irme. – Murmuró.
-No, no, no.
Me estás desorientando, _______. ¿Por qué coño me haces esto?
Era un
entrelazado laberinto en mi cabeza en el que ella estaba en el centro, y cada
vez que me acercaba a encontrarla, ella corría para perderse de nuevo en él. Me
era imposible comprenderla o saber lo que se le pasaba por la cabeza. Ella fue
la que quiso. Ella fue la que me obligó a besarla. ¿Por qué ahora este
comportamiento?
El maldito
aniversario con Josh. ¡Joder! Ese maldito chico era el culpable de todo lo que
había pasado. Todo. Absolutamente todo.
-Lo siento…
- Musitó.
-Pero no te
vayas. – La rogué. - ¡Joder!
Ella
continuaba andando, quizás sollozando entre las sombras.
-¿Acaso no
te das cuenta de que hemos hecho esto porque tú quisiste? – La gritaba. – Jamás
te hubiera besado si hubiese sabido que esto hubiera pasado, joder. ¡Por favor!
¡Escúchame!
Los
amoldados pasos de la chica continuaron siendo rítmicos y, al cabo de dos
minutos, su silueta se perdió al final de la calle.
¿Dónde
narices iría ahora ella sola? ¿De noche? Se me ponían los pelos de punta al
pensar todo lo que podría pasarla.
De nuevo
recargué la bolsa de ropa sobre mi hombro y comencé a andar lo más rápido que
pude, en su búsqueda.
Sin embargo,
un grupo de tres personas salieron de un pequeño callejón y me embistieron lo
más rápido que pudieron.
Dos de ellos
me cogieron por los hombros e hicieron que mi cuerpo chocase contra la pared
antes de que yo pudiera siquiera defenderme. Mi gesto se frunció cuando miré a
ambos lados y me percaté de que quien quizás estaría en peligro, no fuese ella,
sino yo.
-Hola,
Louis. – Musitó uno con una sonrisa pícara.
Los otros
dos hombres seguían agarrándome fuerte por los hombros, sin despegarlos de la
pared. La bolsa de ropa aterrizó en el oscuro suelo de la acera, alumbrada por
una simple y vaga farola.
Fruncí los
ojos cuando juré recordar a ese hombre. Cabeza rapada, corpulento, vestido de
negro, un tanto raro…
-Soy
Matthew. – Me confirmó. - ¿Me recuerdas?
Mi gesto se
volvió de completa rabia y di un brusco respingo con mi cuerpo en la pared,
para intentar soltarme de esos dos acompañantes y apalear a golpes a ese hombre.
Matthew
sonrió maliciosamente y me miraba con sus ojos profundamente negros en la
oscuridad.
-No,
Tomlinson. Este juego ya no será como tú quieres.
La sangre me
hervía y mi mandíbula comenzaba a ser tensada y presionada por mis propios
dientes. Tomlinson. No. Eso no.
De nuevo di
un golpe sobre la pared, pero los hombres de nuevo me pegaron contra ella apartando cualquier posibilidad de escapatoria.
-¿Sabes por
qué estamos aquí? – Preguntó de nuevo el de la cabeza rapada. – La verdad es que no te
admiro. Ni siquiera sabía que jugabas al fútbol. Sólo sé de ti lo que me contó
mi cliente. Josh. Él parecía tenerte mucha rabia y demasiada poca admiración.
Por eso nos mandó un recado para hacerte.
Mis ojos se
agrandaron y mi pupila debió de dilatarse. ¡Josh! Ese hijo de puta era el
culpable de todo. Ese cabrón había contratado a estos tres canallas…
-Y bueno. –
Prosiguió. – Creo que tú y yo podríamos llevarnos bien. Pero no es el caso.
Matthew se
acercaba dando lentos pasos, mientras sus manos estaban en el interior de sus
bolsillos. Posó su rostro demasiado cerca del mío, en el que podía apreciar un aliento
de alcohol demasiado evidente.
-Ellos me
contratan para que yo cumpla sus deseos. – Continuó, junto a mi rostro. – Y sus
deseos, son órdenes para mí. – Hizo una pausa. - Así que…
El hombre
embistió mi estómago con su puño, con bastante fuerza. Grité sin poder
evitarlo. Mi cuerpo se pegó aún más a la pared, retorciéndose del dolor.
Pataleé de
nuevo para que los dos que me agarraban me soltasen, pero fue imposible.
Matthew se
reía, parecía divertirse.
-También me
contaron que te divertías pegando a gente. – Comentó, sonriente, como desde que
había aparecido. – Bien. ¿Jugamos?
Ahora su
puño chocó en mi cara, haciéndome gritar de nuevo y dejando que una pequeña hemorragia
se crease en mi nariz.
Mis ojos se
cerraron y intentaron controlar la rabia y el dolor, pensando en la manera de
deshacerme de esos dos que me sujetaban para poderles repartir lo que se
merecían.
-Además,
también Josh me informó que le quisiste pegar… Hiciste como… ¿Así?
De nuevo
preparó su puño, paralelo a su cabeza. Le miré aún con la rabia y dolor
apoderándose de mi cuerpo. Sonreía.
-¿Qué te
parece si…
Su
proposición fue interrumpida. Mi pie se levantó del suelo y le alcanzó el
rostro, dándole una fuerte patada en la cara hasta tirarle al suelo. El hombre
aterrizó cubriéndose la cara con las manos, y ofreciendo un grito de dolor.
-¡Maldito
cabrón! – Exclamó.
Fue en ese
momento cuando yo sonreí. Los dos hombres ahora dejaron todas sus fuerzas en
mí. El de mi izquierda me soltó para ponerse en frente de mí, pero rápidamente
me dio un golpe en la entrepierna, que me hizo gritar más fuerte que lo que
previamente había gritado. El de mi derecha soltó mi brazo y dejó que me cayese
al suelo.
-¿Está bien, Matthew?
– Logré escuchar.
Estaba
tumbado, retorciéndome sobre mí mismo. Vi, desde mi perspectiva de lado, como
Matthew se levantaba y era ayudado de su ayudante, el que estaba a mi izquierda.
-Sí. –
Contestó fríamente Matthew. – Encargaos de
él. Repartir a ese cabronazo todo lo que se merece.
Uno de ellos
asintió y vi como los dos pies con zapatos elegantes se acercaban a mí. Sentí
el pico del zapato en mi rostro.
Una
embestida de patadas sobre mi cuerpo. Ambos expresaban su posible rabia sobre
mí, que estaba completamente tumbado en el suelo, de lado, recibiendo una
paliza por parte de, ¿Quizás una mafia?
Ahora solo
tenía fuerzas para pensar en blanco. Los golpes estaban pudiendo conmigo. No
podía abrir los ojos, solo veía negro. Mi espalda y el estómago estaban
recibiendo demasiados golpes.
Sólo sentí
como alguien me giró el cuerpo hasta que me colocó boca arriba y se puso encima
de mi cadera.
Empezó a abofetearme. Mis pensamientos eran ecos. Flashes. No
coordinaba bien. El dolor era lo que reinaba ahora mismo en mi cuerpo o
consciencia francamente dañada.
“Hijos de
puta” “Joder” “Dejadle” “¿Qué le habéis hecho”?
Eso era lo
único que escuchaba. Parecía que los golpes y los maltratos habían cesado.
Creía que estaba tendido en el suelo sin nadie encima de mí, o cerca, para
poderme repartir de nuevo crueles golpes.
Me retorcí
sobre mí hasta que pude conseguir tumbarme de nuevo de lado, para calmar el
dolor. Tras unos segundos que me tomé para recobrar el aliento y, quizás algo
de conocimiento, abrí cuidadosa y dolorosamente mis ojos.
De nuevo
veía todo desde la perspectiva girada. Los dos hombres habían hecho un pequeño
círculo, y dentro de él, había una presa. La voz me retumbaba de nuevo con las
mismas palabras.
“¿Qué coño le habéis hecho?”
“Cállate”
Abrí un poco
más los ojos cuando escuché un fuerte golpe contra el asfalto.
La vi
tendida en el suelo, con su mano en el rostro. Dolorida. ¿Qué hacía aquí? No.
No podía estar aquí. ¿Qué coño hacía aquí? ¡La habían pegado!
No
iba a dejar que la pegase nadie. Nadie podría hacerle daño a la persona que más
quería en este mundo. Y mucho menos si la persona que tiene su cariño y
confianza es el que ideó todo eso. No.
La fuerza
salió de dentro de mí e intentó tirar de mi cuerpo hacia arriba, pero fue
intento fallido. Mi cuerpo de nuevo se derribó sobre el suelo y un “Ella es mía”
“No la puede hacer nadie daño” Resonaba en mi cabeza mientras mis ojos de nuevo
se cerraban y lo único que se apareció en mi cabeza fue su sonrisa dulce e inocente.
Siguela!! Por dios. Amo esta novela!! Pobre Lucho :c JOSH ES UN HIJO DE PLAYA. Como se le ocurre hacerle eso al Lucho!!?¡¿¡?
ResponderEliminarAy señorr.. yo les mato te lo digo eh!! Pero que asquerosos., COMO MIERDAS PEGAN A UNA CHICA... mira mira me ponen negra. Y me altero con estos capis, es que lo flipo. Me sorprenderás.. lo estoy viendo Nervous ahah Gracias en serio tia. Eres increible
ResponderEliminarVale, a ver , como decirte que me encanta tu novela y que es completamente amor, es que es jodidamente perfecta, dios asfdnsnakabdhfsndisbd, sube pronto
ResponderEliminar