Este capítulo va dedicado a: @1DMy_World__
*
El fuerte
tacto que agarraba mi mano me hizo estremecerme. Sentía como si toda mi sangre
se hubiera coagulado.
Seguía observando
la cara del hombre, cuyo gesto cambió acompañado de una malvada carcajada.
-Y aquí está
tú novio. Pobre chico, qué inocente. – Comentó.
Me giré
cuidadosamente sin tener idea de quién podría tratarse. Mi pelo se desplazaba
lentamente y mi cuello giraba poco a poco.
Los ojos
tenues alumbrados por las luces de colores que había en la sala fueron los que
me hicieron percatarme de que, de nuevo, era él.
Mi pulso
debió de aumentar cuando vi que de su tupé salía un mechón que había sido
despeinado y caía elegantemente por su cara.
Sentí como
el hombre resoplaba tras de mí y abandonaba por fin la situación.
De nuevo mi
mente solo se centraba en Louis y en su mano, quien agarraba fuertemente a la
mía aún.
-Vámonos de
aquí…
El chico
agarró la maleta por el asa y la alzó, sujetándola con su mano y trasladándola a
quién sabe dónde. Su otra mano tiraba de la mía.
Ambos
llegamos a una puerta de madera, donde nos situamos enfrente. Louis la empujó y
los dos pasamos.
Observé la
sala y era una especie de oficina. Seguramente donde los dueños del local
hiciesen todas las cuentas.
Louis dejó
la maleta en el suelo mientras soltaba por fin mi mano. Mi piel se erizó cuando
uno de sus dedos perfiló inconscientemente mi pulgar.
Se apoyó con
sus brazos en el escritorio que había en medio de la sala mirándome, mientras
que yo crucé mis brazos y le miraba indefensa. Estábamos uno en frente del otro.
-¿Qué haces
aquí? – Logró preguntarme.
-Podría preguntar
lo mismo.
-Pero
pregunté yo primero.
-Sólo espero
a una amiga.
El chico
apretó sus dientes y asintió con la cabeza.
-Ben me dijo
que ibais de viaje. – Añadió Louis.
-Sí, bueno.
Íbamos.
Un silencio
incómodo mientras que Louis rodaba los ojos sobre sí.
-¿Y tú qué
hacías aquí? – Pregunté.
-Es el bar
de mi mejor amigo, Ben y Dina irán a celebrar hoy el éxito del libro y yo no tenía nada
mejor que hacer.
-Entiendo.
-Y bueno,
por lo que veo que tú te sigues metiendo en líos, sigues siendo violenta. – Me dijo
con una sonrisa pícara.
-¡Idiota! –
Le contesté, casi refunfuñando.
-Era una
broma, tonta.
Esa sonrisa…
Esa sonrisa era única. Por un momento se me había olvidado por completo que
Josh me había dejado abandonada en medio de la carretera. Por un momento se me
olvidó todo lo malo. Su sonrisa era como una luz para ver todo de diferente
forma.
-Ven,
siéntate aquí conmigo. – Dijo dando toquecitos al lado izquierdo de donde
estaba él, en la mesa.
Ande con mis
tacones hacia donde me indicaba y posé mi cuerpo en el filo del escritorio.
Después, desabroché de nuevo mis zapatos y dejé libres mis pies.
-Hueles a
tabaco. – Comentó.
-Lo sé.
-¿No decías
que no fumabas?
-Lo
necesitaba, Louis.
-¿Ha pasado
algo? – Preguntó.
Mis ojos
comenzaron a empañarse. Quería contener las lágrimas porque no quería contarle
a nadie que no fuese Alison esto, y menos a él, pero no pude evitarlo.
-Eh, eh.
¿Estás bien? – Replicó.
Negué con la
cabeza mientras que cerraba los ojos para no llorar.
Louis no
esperó respuesta y se impulsó sobre el escritorio para ponerse delante de mí.
Sus manos se
posaron en mis mejillas levantando mi cabeza y obligándome a mirarle a los
ojos.
-Si quieres contármelo, puedes. – Informó.
-Discutí con
Josh. – Confesé. – Nos íbamos a ir a casa de su madre por su cumpleaños, pero
todo se torció de camino al aeropuerto. No tuvo paciencia y me dejó en medio de
la carretera, sin ningún tipo de escrúpulo.
-Espera,
espera. ¿El psicólogo de buenos modales te abandonó en medio de la carretera?
Las manos de
Louis perdieron fuerza sobre mi cara y miré hacia el suelo, afirmando su suposición.
-¡¿Enserio?!
– Replicó.
-Sí. –
Confirmé débilmente.
-¡¿Y ese
tío de qué va?! ¿No se ha dado cuenta de que a estas horas de la noche puede
pasarte cualquier cosa? ¡Y encima en una autopista! – Exclamó retirándose de mí
y haciendo gesto de incredulidad con sus manos.
El enfado de
Louis me resultó gracioso. Parecía que era mi hermano mayor. Pareció enfadarse
más que yo misma por el hecho de que Josh me hubiera dejado tirada en medio de
una carretera.
-No entiendo
por qué te ríes, pero he de decirte que prefiero verte sonreír que llorar. –
Confesó el chico con una sonrisa tímida.
Sonreí más
fuerte mientras las palmas de mis manos limpiaban mi rostro bañado en lágrimas.
-¿Quieres
cenar algo? – Preguntó Louis.
Mi teléfono
interrumpió la respuesta de esa pregunta. Lo saqué del bolsillo interior de la
americana y miré la pantalla. Era Alison.
-¿Sí? –
Contesté.
-Estoy en
la puerta de la gasolinera, ¿Dónde estás?
-En el
bar de más adelante. Ven a la puerta, ya salgo.
Y colgamos.
Louis
asintió con la cabeza comprendiendo que no iba a poder ser la idea de cenar
juntos.
-Lo siento…
- Me lamenté.
-No, no,
tranquila.
-Me ha
encantado volver a verte, aun que no fuese la mejor situación. – Confesé.
-Igualmente.
Parece que estamos destinados a encontrarnos en cualquier sitio.
-Ya lo creo.
– Apoyé sonriendo.
Me bajé de
la mesa de un saltito y de nuevo me puse los tacones. El chico me ofreció su
hombro como apoyo. Louis tenía razón. El destino no se cansaba de ponernos encuentros sin sentido...
Una vez
puestos los tacones, me dirigí decidida hacia la maleta, pero Louis se encargó de cogerla
de nuevo y levantarla al aire.
-¿Qué haces?
– Pregunté frunciendo el ceño.
-Te
acompañaré fuera, no quiero tener que salvarte de más peleas esta noche...
Sonreí
mientras comencé a andar para atravesar esa sala y después el bar. Estaba claro
que la protección que Louis creó en mí aquel tiempo atrás no había desaparecido
ni un milímetro en él.
Era un
aspecto suyo que me gustaba, pero hasta cierto punto. Pero no podía negar que esta protección de un
hombre maduro me gustaba más que la de antes.
Atravesábamos
el bar y miré de reojo a Louis. Su sonrisa de nuevo hizo que mi estómago se
encogiese. Estaba tan atractivo.
Al fin
salimos a la puerta del local y nuestros oídos se sintieron relajados. Miré de
frente y vi el coche de Alison con las luces encendidas. Había venido sola.
-Bueno… Tengo
que irme. – Le dije.
-Sí. –
Asintió él.
-¿Quieres
que comamos mañana juntos? Quiero agradecerte esto que has hecho por mí. –
Propuse.
-Quizás pueda
hacerte un hueco en mi apretada agenda. – Comentó irónico.
Reí a su
comentario tan 'Louis'. Esos típicos sarcasmos que no habían desaparecido y ese
toque de chico malo que aún llevaba consigo era lo que, quizás, me habían
ayudado esa noche a no hundirme gracias a Josh.
-Estaré en
casa de mi madre, supongo. – Le informé.
-Creo que me
acuerdo de cómo ir… - Dijo dudoso.
-Bueno,
espero que no te pierdas. Si no, iré a buscarte yo.
-Buena chica. – Contestó dándome un toquecito
en la nariz.
Esa frase.
¿Esa frase no era la que me decía cuando nos conocimos? Sentí un cosquilleo
algo extraño en el estómago cuando Louis pronunció eso. Y justo me estaba dando
cuenta de que una sonrisa tímida estaba saliendo de mi boca.
-Hasta
mañana. – Concretó él.
Mis brazos
pasaron por su cuello y le abracé sin pensarlo. El chico posó segundos después
sus grandes manos en mi espalda y aceptó el abrazo. De nuevo esa fragancia
varonil.
Por un
abrazo como este había llegado la discusión con Josh, pero en estos momentos me
daba exactamente igual Josh.
Louis era el
que se estaba comportando como un caballero conmigo y debía agradecérselo como
tal.
-Buenas
noches, Louis.
El chico me
sonrió y comencé a tirar de la maleta y a andar en dirección al coche de
Alison. Cerraba los ojos. Una mezcla de alegría, tristeza y confusión se
apoderaba de mí.
Llegué al
vehículo de mi amiga, quien salió de él al verme llegar.
-Hey, nena.
¿Qué ha pasado? – Preguntó alertada.
Me acerqué
apresurada a ella y la abracé cariñosamente.
-¿Estás
bien? – Preguntó. – Aunque bueno, creo que sí… - Rió.
Sonreí al
comentario, pero desgraciadamente, no me sentía tan bien como quería aparentar,
y ahora menos que Louis se había alejado de mí. Mejor dicho, que mi aún refugio se
había alejado de mí.
-Es una
larga historia, Ali… - Dije.
La chica
abrió el maletero mientras yo la seguí arrastrando la maleta. Después, la cogió
y la introdujo en el interior del coche con mi ayuda.
Luego ambas nos metimos en el vehículo de nuevo.
Mi mirada se
congeló en Louis, que aún permanecía en el exterior. La luz de la farola era lo único que dejaba verle con precisión.
Esa americana de color negro me recordaba a la chaqueta de cuero que usaba
cuando me enamoré profundamente de él.
Su manera de
fumar no había cambiado, y su penetrante mirada lo había hecho mucho menos.
-Dime,
¿Quién es ese chico al que abrazabas tan sentidamente? Es realmente atractivo… - Preguntó Ali.
-No te vas a cree quién es.
-¿Quién?
Sonreí
tímidamente y miré hacia adelante, donde él pisaba con sus zapatos tan
elegantes el cigarro que acababa de tirar al suelo. Por último, nos dedicó una
mirada y desapareció de la calle adentrándose de nuevo en el interior del
local.
-Es Louis. –
Pronuncié.
-¿Qué Louis?
-Louis
Tomlinson, Ali.
La boca de
la chica se entreabrió cuando escuchó el nombre completo del chico. Era un
hecho que nadie reconocía a Louis. Había cambiado demasiado, y era obvio.
-¿Lo estás
diciendo enserio? – Replicaba mi amiga.
-Sí, sí.
Completamente enserio.
-¡Ese chico
ha cambiado demasiado!
-En todos
los sentidos. – Apoyé.
-¿Y qué
hacías con él? No lo entiendo…
-Arranca y te cuento todo mientras llegamos a casa de mi madre.
******
-Gracias por
traerme, Ali. Y bueno, por esuchcarme. – Le agradecí a mi amiga bajándome del vehículo, el cual estaba
situado en frente de la casa de mi madre.
-No hay de
qué. – Dijo sonriendo.
Iba a cerrar
la puerta del vehículo cuando Alison me llamó de nuevo.
-Por cierto.
-¿Sí? –
Contesté.
-Ni los
buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. – Recalcó mi amiga.
Después, me
guiñó uno de sus ojos y sonreí ante su frase.
Tenía razón.
Demasiada razón. De nuevo llevaba a cuestas mi maleta. Al menos tendría ropa
que ponerme.
Obviamente no pensaba volver a casa de Josh. Ese chico me había
demostrado que no le importaba tanto como decía.
Miré el
reloj y comprobé que era tarde. Las doce de la noche. Mi madre seguramente ya
estaría dormida.
Menos mal
que la llave siempre la llevaba en el mismo llavero que todas. Rebusqué en el
bolso y las encontré por fin. Las encajé en la cerradura y abrí la puerta cuidadosamente.
Una luz en
el salón me alumbró. Era la luz de una tulipa.
Unos pasos
agitados parecían escucharse. La mano en el pecho de mi madre y una cara de
asustada evidente.
-¡Dios mío! –
Exclamó cuando me vio. -¡Casi me da un infarto!
-¡Mamá! ¿Qué
haces despierta a estas horas?
-Estoy
leyendo un rato. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí? ¡Casi me matas del susto! Pensé que
serías un ladrón.
Sonreí ante
su exagerada confesión.
Pasé a ese hogar donde se agradecía el calor que las paredes y el suelo tenían concentrado. Subí arriba mi maleta, mientras que mi madre me preparaba algo caliente en el tiempo que yo me acomodaba.
Minutos
después, bajé al salón donde me tomaba el té que me había preparado, contando a mi madre todo lo que
había pasado con Josh.
Su cara y
sus gestos eran un espectáculo. Ninguna nos esperábamos esa reacción de Josh.
Después de todo lo que había hecho por mí…
La mujer me
tranquilizaba completamente asombrada, tanto como yo.
Las lágrimas
no podían contenerse y necesitaban salir al exterior. Rabia e impotencia. Josh
me había hecho daño y era algo evidente, pero si algo aprendí ese día, es que,
como bien dijo Alison: Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan
malos.
Louis, ahora
estaba siendo mi salvación y Josh se estaba comportando como un completo
inmaduro. ¿Cómo en tan poco tiempo se podían haber cambiado tanto las cosas de sitio?
Me gusta mucho este capítulo, Nerea! xo
ResponderEliminarI love it. Me encanta la frase q dijo Alison es tan efehaiygfhjydigd me ha gustado mucho
ResponderEliminarBsss guapa
Este capitulo es fantástico, me ha gustado mucho, sube pronto, besos :)
ResponderEliminarHalaa!!! Que mono es Louis y eso de Buena chica.. recuerdos. Jo me has dejadoo pufff me encanta Louis tia en serio es q cuando dices.. sonrio me lo imagino sonriendo y es q me encanta su sonrisaa.. buah sigue esta novela, porq es la pera te lo juro. Gracias mi niña!!
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