[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Capítulo 44.

Este capítulo va dedicado a: @stickhappy13

*

Aún todo estaba descolocado en mi mente, y aún permanecía mirando a los ojos de Josh cuando Dina salió de mi casa.

El chico parecía estar perdido, pero jamás podría estarlo más que yo.

-¿Nos vamos? – Propuso.
-¿Podemos esperar a que llegue mi madre? Me gustaría despedirme de ella.
-Mmm, sí. Claro. – Dijo.

Los dos llegamos al salón y nos sentamos cómodamente en el sofá donde minutos antes había estado sentada Dina.

Contenía las ganas de llorar que cada dos segundos me aparecían, mientras miraba a Josh con una sonrisa mirando la televisión.

Ahora que tenía todo claro, ahora que Josh parecía volver a encender todo eso que me había hecho sentir todo ese tiempo, ahora que todo parecía estar de nuevo ordenado…

Louis y su entorno parecían tener claro cuando yo estaba empezando a mantener el orden en mi cabeza, y se encargaban de venir y tirarme todo por los suelos de nuevo.

-¿Qué hacía aquí Dina? – Preguntó de nuevo Josh.
-Ya te lo he dicho. – Contesté con la voz temblorosa.

El chico me miró algo desafiante y se mantuvo así unos segundos. Después, la volvió de nuevo a la televisión.

-Supongo que sé vuestro tema de conversación.

Fruncí el ceño y le miré perdida. ¿Por qué decía eso? Suspiré haciendo sonar el aire en mis pulmones y tragué saliva.

-¿De qué? – Pregunté.
-De él.

Cerré los ojos pensando que era demasiado evidente.

-¿Por qué? – Preguntó. -¿Por qué, eh?
-No alucines, Josh.
-No lo hago. – De nuevo me devolvió la mirada y me sobrecogí yo sola. – Solo te pido que no juegues conmigo. Ya lo he pasado bastante mal.
-¿Estoy jugando contigo? – Pregunté sorprendida, sin dar abasto por lo que estaba escuchando.
-Mejor voy un segundo al baño.

Sus puños estaban presionados entre sí y le miré como desaparecía del salón, siguiéndole cada paso con la vista.

Suspiré y cerré los ojos sin miedo a que alguna lágrima se me escapase. Ahora no estaba.

Me arropé de nuevo con mis pensamientos y lo primero que se me aparecía en la absurdez de mi mente, era un tal Louis ¿Acaso le conocía? Me pregunté a mí misma con ironía.

¿Quién sobraba en mi vida? ¿Josh o el recuerdo casi tenue de Louis?

Me dolía que la imagen que Josh tenía de mi era de alguien que estaba jugando con él y con sus sentimientos.

El teléfono sonaba en el salón. Fruncí el ceño y me levanté abandonando un momento el mundo de pensamientos en el que vivía desde hacía alrededor de un mes.

Me acerqué al aparato y lo cogí aceptando la llamada.

-¿Sí? – Contesté.
-¿ _____? – Preguntó una voz aguda y femenina.
-Sí. – Contesté perdida. -¿Quién es?
-Llamamos del hospital.

Mi boca se abrió de par en par dejando mostrar sorpresa.

-¿Q-qué pasa? – Pregunté.
-¿Es usted familiar de la señora Julie?
-Sí, soy yo. ¿Está bien?
-Tranquila, solo fue un descuido. Pero mejor venga al hospital, aquí le informaremos de todo.
-Sí, claro.
-Gracias.

La mujer colgó el teléfono y, a los segundos, colgué yo también.

Corrí a mi habitación y me puse lo más cómodo posible, dejando la maleta abierta encima de la cama. Miré al pasillo y al final estaba Josh, con el rostro aparentemente furioso y saliendo del baño.

-Josh, tenemos que ir al hospital.

El chico frunció el ceño y me miró confuso.

-¿Qué pasa? – Preguntó preocupado.

Me acerqué a él y le cogí de la mano que tenía fuera del bolsillo. Comencé a bajar las escaleras tirando de su mano.

-Vamos. – Insistí.

Los dos llegamos al coche y nos metimos dentro apresuradamente. Pedí a Josh que fuese lo más rápido posible, mientras en mi cabeza ahora lo único que estaba presente era mi madre. ¿Qué demonios la habría pasado? ¿Por qué estaba en el hospital? Al menos me tranquilizaba que no era nada grave, o eso me había dicho la doctora.
****
Llegamos a recepción y pregunté por mi madre. Nos mandaron a la sala de espera y nos dijeron que nos llamarían.

Llamé al ascensor antes de que la chica terminase de hablar y decidí subir a la planta esperando a que me llamasen para poder ver a mi madre o poder saber si quiera lo que le había pasado.

Llegamos al pasillo y no había mantenido ningún tipo de comunicación con Josh, quien parecía estar asombrado y paralizado por todo lo que acababa de pasar.

Entramos a una sala de espera tras atravesar un gran pasillo de suelo brillante. La sala era cuadrada con diez o quince butacas negras. Los suelos igual de brillantes y negros y las paredes blancas, colgando algún que otro cuadro de paisajes. Dos ventanales en la pared de enfrente con un estor verde en cada ventanal.

Eché un vistazo a la gente que había y todas estaban casi en la misma situación que yo, perdidos y tristes. Sin embargo, a mí se me acumulaban cada vez más cosas.

Había una butaca libre y corrí a sentarme, sin pensar un segundo en Josh que se encontraba apoyado en la pared más alejada de mí.

Le mandé una mirada de complicidad pero él me la rechazó mirando hacia el pasillo. ¿Qué le pasaría? ¿Por qué no me consolaba? Debería de hacerlo en una situación como esta.

El teléfono en mi bolsillo comenzó a vibrar y lo saqué antes de que la gente que esperaba me asesinase por el chirriante sonido.

Sonreí nerviosa y saqué el aparato electrónico mirando a la pantalla.

“Bob” Mi mente pronunció el nombre del hombre lo más rápido que pudo y pensé por un segundo si cogérselo. Tenía que decirle donde estaba mi madre, pero no quería preocuparle. ¿Por qué me llamaba a mí? ¿Sería importante? ¿Se lo cogía?

-¿Sí? – Contesté.
-Hola, ______. 
-Hola, Bob. ¿Q-qué pasa? – Los nervios estaban a flor de piel. No quería preocupar a Bob. Me levanté del asiento y comencé a dar cortos pasos por la sala.
-¿Sabes dónde está Julie? Llevo llamándola un rato. Tengo una buena noticia.
-Mmm… No, bueno…
-¿Va todo bien?
-Sí… Sí, claro.
-No. No va bien. ¿Qué pasa, _____?
-¿Qué va a pasar, Bob? Todo está bien.

Una voz en el megáfono de la sala llamó a los familiares de algún paciente. Oh, oh.

-¿Estás en el médico, _____?

Apreté los ojos y los labios a la vez. Creo que había sido descubierta.

-Bueno, quizás…
-¿Qué está pasando? ¿Qué ha pasado con Julie?
-No lo sé, Bob… Aún no sé nada.
-¿Estás loca? ¿Y por qué no me has llamado? Oh, Dios mío…
-Tranquilo, Bob. No es nada gr…
-Ahora mismo voy para allá. – Me interrumpió. - ¡Dios mío!
-¡No, Bob! No hace falta que…

El hombre colgó. ¿Cómo iba a venir desde Inglaterra? ¿Ahora? ¿Para qué? Ni siquiera sabía qué le pasaba a mi madre. Perdería el tiempo que seguramente fuese estrictamente necesario para él.

-Va a venir Bob. – Comuniqué a Josh.

El chico me miró sobresaltado cuando escuchó decir eso por el móvil y se apresuró a venir a mí.

-¿Cómo que va a venir? ¿Desde Inglaterra?
-Sí, bueno, supongo. – Dije encogiéndome de hombros.
-Pero, ¡¿Cómo se le ocurre?! – Exclamó Josh.
-Baja el tono, Josh.

La gente de la sala nos miraba alarmada. Quizás ya tendrían suficiente presión estando pendientes de sus familiares para que una pareja estuviese discutiendo e incordiando su momento delante de ellos.

-¿Señorita _____? – Preguntó una doctora.

Retiré la mirada de Josh y miré a una doctora que estaba en la puerta con una lista en la mano.

-Soy yo. – Dije acercándome a ella, nerviosa.
-Familiar de Julie…
-Sí. – Interrumpí. – Soy yo.
-Bien, ya está en una habitación. Puede pasar a verla.
-¿Dónde está? – Pregunté alarmada.
-Habitación número 277.

Asentí con la cabeza en forma de agradecimiento y la doctora continuó nombrando a gente de la sala. 

Comencé a andar lo más rápido que pude mirando los números de las salas, esquivando a doctores y a carritos posiblemente de comida para los pacientes.

Josh me seguía.

Al fin encontramos la habitación 277. Entramos y, justo en frente, había una cama junto a maquinarias para no perder la pista de ningún gesto extraño de mi madre. Tenía una venda en la frente. Fruncí el ceño. ¿Qué demonios la había pasado?

-Mamá… - Susurré acercándome a ella.

Los ojos de mi madre me miraron. Parecían tener la misma mirada de siempre.

-Hola, cielo. – Dijo en mi mismo tono.
-¿Qué te ha pasado? ¿Qué haces aquí?
-Tuve un pequeño accidente cuando venía de la compra…
-¿Qué pasó? – Pregunté asustada.
-No miré bien la carretera y un coche me atropelló.
-¡Dios mío! – Exclamé.

Por eso esa venda que ocupaba media cara…

-¿Por qué no me dijiste nada?
-El hombre del coche se encargó de traerme al hospital, no me dio tiempo.
-¿Y dónde está el hombre?
-Le dije que se fuera. No fue su culpa…
-¡Te tendrá que indemnizar! Mamá, mírate.
-Tranquilízate, ______. Eso será algo que hablaremos después.

La tomé la mano intentando no molestar a ningún cable.

-Lo siento, cielo…
-No lo sientas. Por suerte no te ha pasado nada. - La susurré de nuevo. - ¿Te han dicho que te pasa?
-No. No es nada grave. -  Contestó negando sutilmente con la cabeza. – Sólo quieren tenerme en observación para hacerme pruebas. Quizás el golpe en la cabeza tenga consecuencias…

Solté todo el aire que pude y cerré los ojos. Dentro del peligro, no era nada grave. Menos mal.

 -Hola, Julie. – Saludó Josh acudiendo a la cama.
-Hola, Josh. – Contestó mi madre con una sonrisa.
-No quería preocuparos, de verdad. Sé que hoy estabais ocupados pero…
-Oh, no te preocupes, Julie. – Dijo Josh. – Afortunadamente solo fue un susto.
-Sí, lo fue.

Sonreí mirando dulcemente a mi madre, y me senté en el sofá de su lado, sin soltar su mano. Me acurruqué y, sin quererlo, me quedé dormida mirando el gesto tan amable y cansado que parecía tener mi madre.
***

-_____. – Exclamaba la voz de mi madre mientras me tiraba de la mano. - ______.

Abrí los ojos y me coloqué cómodamente en la silla, mirando como la doctora sacaba muestras de sangre a mi madre. Abrí los ojos mostrando sorpresa y la doctora sonrió al ver mi gesto.

-Lo siento. – Me disculpé.
-No te preocupes, esa silla está para eso. – La chica me sonrió y retiró la aguja del brazo de mi madre.

La sonreí y me puse de pie soltando el brazo de mi madre.

-¿Qué hora es? – Pregunté.
-Son las tres. – Contestó mi madre.

Vaya, me había dormido un buen rato. ¿Cómo? Si el sofá era demasiado incómodo.

-¿Y Josh? – Pregunté.
-Le llamaron del trabajo. Dijo que sobre las cuatro de nuevo vendría.

Asentí sonriente. La doctora colocó todo en ese carrito lleno de cosas de médicos y comenzó a arrastrarlo hacia el exterior.

La puerta de la habitación se abrió exactamente un segundo antes de que la doctora agarrase el pomo.

-Pase, señorita. – Dijo una voz grave y masculina.

Fruncí el ceño y me imaginé a otro médico. ¿Para qué tantos? Me sorprendí cuando la joven salió y, detrás de ella, entró Bob.

-¡Bob! – Exclamó mi madre.
-Bob… - Murmuré yo, casi susurrando.
-Oh, Dios mío. Julie, ¿Qué diablos te ha pasado?
-Bob, ¿Cómo has venido aquí? ¿Cómo se te ocurre? ¿Cómo te has enterado? – Exclamaba mi madre.
-Llamé a _____ en el momento justo. Ella me dijo que estabas en el hospital. Y mira cómo estás…
-No es nada grave, Bob. Ha sido solo un pequeño susto.
-¿Y esa venda en la frente? – Preguntó Bob acercándose a Julie.

Sonreí mientras vi el cariñoso gesto que había tenido Bob con mi madre. Ese hombre parecía quererla de verdad, y ni siquiera sabía aún si podría denominarlo ‘novio de mi madre’ sin embargo, para mí lo era. Y la hacía feliz, muy feliz, así que ese hombre tenía todos mis respetos.

-Mamá, voy a comer algo.  - Musité. – Así os dejo algo de intimidad.
-Claro, cielo. – Contestó.

La sonreí y abrí la puerta de la habitación para emprender camino hacia el comedor del hospital.

Llegué y observé que era un bufete. Tenía bastante hambre, pero me conformé con comprarme un bocadillo para mí y otro para Bob, seguro que el viaje le habría abierto el apetito.

De nuevo comencé a andar hacia la habitación de mi madre. Estaba nerviosa y no sabía exactamente la razón.

Abrí la puerta de la 277 y entré cerrándola detrás de mí. Avisté un segundo la cama y vi que una silueta que no era la de Bob, estaba al lado de la cama de mi madre. Solo le veía la espalda, pero ya estaba segura de quién era.

Dios mío. ¿Casualidad o destino? Fuese lo que fuese, estaba de nuevo ahí.

-Ahí está ____. – Dijo mi madre, señalándome con la barbilla.

¿Qué diablos hacía Louis aquí? ¿Por qué hablaban de mí? ¡¿Qué coño hacía Louis aquí?!

-Louis… ¿Qué haces aquí?
-El equipo juega en una ciudad que está cerca de aquí mañana. A aproximadamente una hora. ¡Por eso llamé durante toda la mañana a tu madre! Quería asegurarme de que estaba en casa para darle una sorpresa. – Dijo Bob mientras mi mirada no se retiraba de los profundos ojos azules de Louis.
-Pero, Louis. ¿Qué haces aquí? – Repliqué.
-Estaba con Bob cuando le llamaste. No conozco mucho a tu madre, pero me preocupó la reacción de Bob y quise asegurarme de que no era nada grave. – Dijo.
-Gracias, Louis. Estoy bien. – Musitó mi madre.

El chico se giró hacia mi madre y la sonrió. Segundos después, me devolvió la mirada. Yo me encontraba agarrando los bocadillos que había comprado hacía unos minutos.

-Bueno, pues si es así, mejor me voy. – Dijo el chico, casi sin mirarme al decir eso.

Todos se quedaron en silencio. Mi boca quería vocalizar algo, pero no sabía el qué, ni si sería lo correcto.

-Mejórese, Julie. – Dijo Louis, amablemente.

“Entendí entonces que eras tú quien había sacado a mi hermano de toda la mierda donde estaba incrustado y entendí que eras tú la persona tan enigmática.” Las palabras de Dina se me repetían una y otra vez en la pared de mi cerebro.

Louis pasó por mi lado y le miré, pero él rápidamente bajó la mirada. Su olor tan común me invadió y abrió la puerta, cerrándola detrás de él.

Mire a mi Bob que parecía gritarme con los ojos que fuese detrás de él, mientras que mi madre se limitaba a asumir la situación.

-He comprado un par de bocadillos. – Dije con la voz temblorosa.
-¿Estás intentando esquivarle, ______? – Me preguntó Bob.
-¿Por qué iba a hacerlo? Sólo es un amigo.

Bob inclinó un poco la cabeza dándome a entender que era evidente. La carta…

-Amigo… - Repitió él. – Sólo un amigo.

PD. No sé cuanto le puede quedar a la novela chicas, en principio eran dos capítulos, pero quizás pueda hacer algo para que dure algo más :)


2 comentarios:

  1. Unos capis mas? Ummm me gusta como suena. Ya verás.. seguro q nos vas a sorprender un monton con lo q vayas a escribir, tengo miedoo!! Llorare mucho! ahahaha Te quiero mi pequeña!!

    ResponderEliminar