[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capítulo 49.

Louis me miraba y de nuevo bajó los dedos para perfilar de nuevo mi espalda. Mi respiración era agitada y nos encontrábamos a dos escasos centímetros el uno del otro.

Llené mis pulmones de aire mientras él miraba mis ojos, y me hacía cosquillas en la cara con su aliento.

Retumbaba en las paredes el ruego que hacía décimas de segundo le pedía. Louis parecía no haberse enterado.

-Louis… - Susurré. – Bésame.

El chico se acercó con sus labios ansiosos de los míos, pero no los rozó. Simplemente hecho una ráfaga de aliento en el interior de mi boca y yo la cerré instantáneamente para saborearlo. Junté mis labios y los apreté. Miraba a los suyos. Segundos después, subí los ojos acariciándole la mejilla con las pestañas. De nuevo me encontré esos inmensos ojos azules.

-¿Estás segura? –  Preguntó, también susurrando.

Tragué saliva dejando oír mi fuerte respiración y mirándole perdida a los profundos ojos azules.

-Bésame, joder.

Tiré de su cuello e impulsé su rostro hacia el mío. Louis giró la cara y chocó bruscamente con mis labios.
Abrió su boca dejando paso a la mía y el chico agarraba con fuerza mi espalda para que no me escapase, como la vez que me besó en el coche.

Nuestras respiraciones iban al mismo ritmo y sentía como si la complicidad que tenía con Louis no la tuviese con nadie más.

Su mano seguía jugueteando en mi espalda mientras la otra cogió la mía de su cuello y la atrapó llevándola bruscamente a la pared, donde entrelazó sus dedos con los míos.

Tras unos minutos invadidos en ese beso tan apasionado, el chico se retiró, finalizando el beso con un toque dulce y apasionado.

Se relamió los labios y yo abrí con cuidado mis ojos, esperando la complicidad que, como nunca fallaba, estaba en sus ojos.

Los dos nos intentábamos comunicar con la mirada, mientras que en mi mente solo retumbaba un “Qué. Has. Hecho.” 

Miraba ansiosa y deseosa de más a Louis, pero mi lado coherente apareció, quizás un poco más tarde de lo que debió de aparecer, y estando acostado y tapado en mi mente por las ganas y la ansiedad que tenía por besar de nuevo esos labios gruesos y rosados que tantas cosas me causaban.

El chico fue relajando la presión con la que tenía apretada mi mano y retiró la mano de la espalda para acariciarme con la mano la mejilla.

Pasaba muy despacio sus dedos por mis mejillas. Cogió aire y pareció dejar mostrar también su lado coherente.

-Sé que quieres a Josh. – Dijo. – Y estoy seguro de que esto ha sido todo culpa mía.

Fruncí el ceño y vi como una sonrisa radiante se escondía detrás de esa capa de miedo y pánico que tenía Louis siempre que decía algo que se involucrase en perderme o alejarse de mí.

-No debió de pasar nada. – Añadió.
-No ha sido tu culpa, Louis. Hemos sido los dos… Yo tenía ganas. – Dije.
-Pero tú no debiste hacerlo.
-Te dije que estaba segura.
-Tienes novio, ______. Yo sé que quieres a Josh. Le has sido infiel…

Entonces me acordé del capítulo, del párrafo, de la línea y de la frase exacta de uno de los libros que más me gustaron cuando mi mayor afición era leer:

-No solo se es infiel besando. – Musité.

Louis arrugó el entrecejo y soltó repentinamente mi mano, alejándose un par de pasos de mí.

Alguien interrumpió nuestra conversación tan llena de tensión y deseo. Un chico abrió la puerta que estaba bajo el escalón y, detrás de un rostro sonriente, aparecieron todos, riendo a unísono.

Louis chocó sus manos en las caderas y me miró girando el gesto. Yo le miré con cierta complicidad y devolví la mirada para seguir analizando al simpático grupo que invadía el pasillo.

-¡Louis! – Exclamó uno de ellos. -¿Qué hacéis aquí?
-Había gente ahí afuera. – Comentó, con un tono apagado y una sonrisa débil.

El chico arqueó una ceja mirando a Louis. Después, me miró a mí. Una tímida sonrisa se me dibujó en el rostro, ruborizándome.

-¿No piensas presentarnos a la chica que ha invadido nuestra intimidad? – Preguntó el chico.
-Oh, claro. – Exclamó Louis. – Ella es _______.

Sonreí cuando vi que había siete o diez chicos, y que continuaban saliendo más de la puerta. Todos me miraban y mi rubor comenzaría a aumentarse. Después sonrieron y me saludaron. Algunos con un entusiasta “Hola” Otros con un gesto brusco con la cabeza, otros con la sonrisa y algunos con la mano. Yo me limité a entrelazar mis manos y ponerlas delante de mis caderas, mientras miré tímida a Louis, que no me dedicaba ninguna mirada.

-Nosotros nos vamos al campo, Louis. En una hora empieza el partido y tenemos que calentar. – Comentó un chico, lanzando una tela negra a Louis. La cogió al vuelo. -¿Vienes?
-Id vosotros. – Mandó Louis. – Ahora iré yo.

El compañero de Louis hizo un gesto con el dedo sobre su frente, de obedecimiento, y todos comenzaron  a seguirle mientras le mandaban sonrisas a Louis, y daban palmaditas en sus brazos o espalda.

Todos continuaron el largo pasillo hasta agarrar el pomo de una nueva salida de emergencia. Empujó hacia fuera de ella y se abrió. Todos salieron y de nuevo el pasillo se quedó vacío, con miradas cómplices entre Louis y yo.

El chico cogió aire y negó con su cabeza, mientras que su rostro dibujaba una sonrisa.

-No te entiendo, ni te entenderé nunca. – Comentó.

Encogí mis hombros con un gesto inocente y sonreí.

-Ven, anda. Te adjudicaré un sitio estupendo.

Louis musitó eso y, segundos después, agarró mi mano andando por el pasillo hasta abrir la misma puerta que habían abierto minutos antes sus compañeros, y dejando que el frío nos rodease y se apoderase de nosotros.

Él iba en pantalones cortos y manga corta, y no se inmutaba. Yo estaba casi tiritando.

Un pequeño estadio se avistó desde mis ojos y observé todo lo que pude, con cautela. Mi boca se entreabría y contaba que unas mil personas cogerían en este pequeño sitio.

-Es aquí. – Me señaló Louis con el índice, el que antes jugueteaba por mi espalda.

Miré hacia donde me indicaba y vi que era el banquillo. Fruncí el ceño y le miré.

-¿El banquillo? – Reclamé.
-¿Algún problema, señorita?
-No puedo estar aquí, Louis. Soy una espectadora.
-Perdona, nena. Bob es el que debe de encargarse de eso y no creo que tenga ningún problema con tenerte aquí.

Sonreí convencida de su frase y encogí mis hombros.

-¿Me deseas suerte? – Preguntó el chico, juguetón.
-Te la deseé hace diez minutos.

Louis soltó una insonora carcajada y tapó su boca con su otra mano, incrédulo.

-Seguro que ganamos, entonces.

Asentí mientras un fuerte grito de uno de sus compañeros, le llamaban.

-¡Ya voy! – Gritó.

Su mirada volvió hacia mí.

-¿Te apetece ir al restaurante de Adam a cenar de nuevo? – Preguntó. – Seguro que él estará encantado de volvernos a ver.
-Bueno. – Me encogí de hombros y miré al suelo. – No lo sé…
-No acepto un no como respuesta.

Sonreí tímidamente y le miré a los ojos. ¿Por qué? ¡¿Por qué diablos su mirada tenía tanto impacto en mí?! 

Me desordenaba todos los sentidos, me daba la vuelta a todos los órganos y mi lengua se retorcía hasta causarme sensación de asfixia. ¿Qué estabas haciendo conmigo, Louis Tomli… Louis?

-Te quiero. – Susurró de improvisto Louis. – Pero es un secreto.

Su dedo índice se posó entre mis dos labios, los que creaban un hueco. Asentí con la cabeza, asombrada de lo que estaba diciendo.

Besó rápidamente mi mejilla y se fue hacia donde los demás.

-Suerte… - Dije, casi en susurro.

Louis pareció escucharme y se giró mientras corría para sonreírme, a la vez que se ataba esa tela negra que mostraba que era el capitán del equipo al brazo. Yo le devolví la sonrisa mientras dejaba mi cuerpo resbalar en el aire hasta aterrizar en la butaca.

***

El estadio estaba bastante lleno para ser un equipo tan pequeño. Me preguntaba contra quién jugarían y qué contactos habría conseguido Bob.

Hablando de Bob, acababa de aparecer en el campo, mirando hacia todas direcciones y comprobando que sus chicos estaban haciendo su trabajo. Su cabeza giró hacia la izquierda, y se encontró el banquillo, donde me encontraba yo.

Su gesto fue de sorpresa, y luego arrugó el entrecejo. Se acercó apresurado a mí.

-¿Qué haces aquí, querida? – Preguntó sofocado.
-Louis me dijo que no te importaría.
-¡Vaya con Louis!
-Bob, si estorbo puedo irme… - Dije levantándome.
-¡No, no! – Negó apoyando sus manos en mis hombros y invitándome a tomar de nuevo mi asiento.

El hombre se sentó a mi lado, apoyando sus palmas de las manos en sus rodillas, con las piernas separadas.

-¿Qué tal el día? – Preguntó. ¿Qué tal con Louis?

Sonreí al ver lo directo que era Bob siempre.

-Bien, Bob. Todo bien.
-¡Estupendo, diría yo!
-¿Por qué? – Pregunté exclamando.
-El rubor de tus mejillas dice que todo ha ido sobre ruedas. Ese chico es genial.

Sacudí la cabeza mientras acariciaba mi pelo, nerviosa y sonriente.

-¿Y tú qué tal?
-Genial, ultimando los detalles que faltaban.
-Hay demasiada gente, ¿Contra quién juegan?
-Es un equipo que puede optar a la primera división. Tiene bastantes seguidores.

Asentí con la cabeza, interesada por el tema de conversación de Bob, quien dio un giro brusco y me tendió una bufanda del equipo por mi cuello.

-Esto es para ti. – Comentó.

Sonreí.

***

El partido ya estaba en marcha y miraba hacia el campo, hacia Louis, quien buscaba ansioso el balón, como un buen delantero. De vez en cuando se podía apreciar como gritaba, pero era un grito insignificante, se encontraba bastante lejos como para escucharlo.

Estaba pendiente del partido, mirando de vez en cuando también a Bob junto al entrenador, que se habían levantado y se habían puesto en la línea que se les permitía, y quienes se desesperaban cuando fallaban una ocasión de gol.

Yo, estaba al lado de uno de los jugadores que jugueteaba con sus dedos, nervioso del juego.

El momento de satisfacción llegó cuando Louis cogió el balón cerca del área. Todos nos pusimos de pie, incluida yo. Mis manos agarraban la bufanda mirando la jugada del chico. Rezaba por que marcase. Cerré los ojos y los volví a abrir, justo en el momento donde el balón se metió dentro de la red. Gran parte del público se volvió loco. Bob y el entrenador se dieron un abrazo amistoso y yo sonreí, apretando con todas mis fuerzas la bufanda y felicitándole en mi mente. Louis se acercó corriendo y pasó de largo en frente del banquillo. Me señaló con el dedo y se besó la mano.

-Creo que te lo ha dedicado a ti. – Musitó Bob.

Sonreí satisfecha, cuando me vi interrumpida, de nuevo, por el sonido del teléfono móvil.

-¿Sí? – Contesté.
-______.

La voz tenue y creía que femenina, se escuchaba al otro lado del teléfono.

-¿Quién eres? – Pregunté, gritando y tapándome el otro oído para escuchar con más claridad. Yo y mi manía de no mirar quién llamaba.
-Soy Alison, ______. – Dijo.
-¿Qué pasa? – Pregunté preocupada.
-Josh me ha llamado pensando que estabas todavía conmigo. Menos mal que sé disimular bien, querida.
-¿Y qué te ha dicho?
-Te está organizando una cena de aniversario y quiere que te entretenga hasta al menos las diez.

Mis ojos se agrandaron y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Me sentí como una mierda. Josh organizándome una cena de aniversario y yo aquí, con Louis, ocultando gracias a mi mejor amiga mi paradero…

Cerré los ojos e intenté asumir mi culpa.

-Ali… Gracias. – Murmuré.

Colgué el teléfono mientras que anunciaban el final del partido 0-1 habían ganado los Blews.

-Bob, tengo que irme. – Le grité antes de que fuera a celebrar la victoria.
-¿Dónde? – Preguntó.
-A casa. Josh me está buscando.

Bob frunció el ceño y me miró confundido.

-¿Va todo bien?
-No te preocupes. Dile a Louis que… ya le llamaré. 

No dejé que Bob contestara y salí corriendo en la misma dirección por donde me había guiado Louis. 

Atravesé el pasillo gris, ruborizada por el momento que había compartido con Louis, en la que me quedé observando unos minutos.

¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué me arrepentía ahora? ¿Por qué coño lo había hecho? Louis tenía razón, y le estaba siendo infiel a Josh.

Él solo era una simple atracción, una simple química. Mi química. Mientras que Josh era la estabilidad y la pieza principal de este puzzle.

Las voces de los jugadores invadieron las paredes y corrí hacia el cambiador para salir de ahí. Me enrollé la bufanda en la muñeca y corrí lo más rápido que pude hacia la salida donde estaba Tommy.

Le saludé con un gesto rápido de cabeza y él me dejó salir.

Estaba perdida en esa entrada del estadio y no sabía dónde ir. Necesitaba encontrar algún método para llegar antes de las diez con Josh. ¡Era una idiota! Dentro de unos días haríamos un año y yo estaba aún obcecada en el pasado… ¡Totalmente idiota!

Miraba para todas direcciones e intentaba buscar una salida, pero no la encontré.

Me senté en un banco solitario, a unos pasos del estadio, donde no pasaba nadie, cerca del parking, en el que medité qué hacer durante quizás una media hora.

-Hola. – Musitó alguien detrás de mí.

Me giré alarmada.

-Te estaba buscando. – Añadió, Louis. – Ya he hablado con Adam.

Louis señaló al restaurante de enfrente de nosotros donde trabajaba Adam.

-¿Qué haces aquí? – Pregunté. – Le dije a Bob que te dijese que ya te llamaría.

El chico frunció el ceño y me miró perdido.

-¿Ha pasado algo?
-Me siento como una mierda, Louis…

El chico miró hacia el suelo y comprendió de qué se trataba.

-En unos días Josh y yo celebramos nuestro aniversario y yo estoy sin poderme contener a ti, besándote y acompañándote a estúpidos partidos en los que tú me dedicas goles y después me invitas a cenar. Algo no cuadra, ¿No crees? Esto debería de hacerlo mi novio, no mi 'amigo'. 

El chico encogió sus hombros y se dejó llevar por la impotencia.

Me puse de pie y mientras me deshice la bufanda de la muñeca y se la tendí en el cuello, posándome en frente de él.

-Mejor me voy. – Musité.
-¿Dónde? Déjame llevarte, estas horas son peligrosas.
-No. No, Louis. No es lo mejor. Me cogeré un taxi.
-¿Otra vez te vas? – Preguntó, quizás algo desesperado.
-Tengo que irme.
-No, no, no. Me estás mareando, _______. ¿Por qué coño me haces esto? ¡¿Otra vez?! 

Le miré arrepentida y encogí mis hombros en modo de disculpa.

-Lo siento… - Musité.

Comencé a andar hacia ningún sitio y me alejé unos metros de él, escuchando como seguía gritando cosas que oía, pero no escuchaba.

De nuevo la impotencia, la rabia, la culpabilidad y sobre todo, la confusión, se apoderaban de mí. Ya era hora de que me replantease qué sentía o qué no sentía por Louis.

Caminé durante unos diez minutos cuando mi móvil de nuevo sonó e interrumpió mis pensamientos.

-¿Sí? – Contesté.
-Hola, cielo. ¿Qué tal te va todo con Ali?

Era Josh. Oh, no. Quería llorar.

-H-hola, Josh. – Contesté. – Todo bien, aún estaré un rato con ella.

Un grito ahogado de hombre me sobresaltó detrás de mí. Escuché como se quejaba, pero no le quise dar mayor importancia.

 -Sí, sí. Mejor. Que te entretenga. – Dijo.
-Lo hará… - Musité en un suspiro.
-¿Qué habéis hecho? – Preguntó.
-Tarde de chicas, ya sabes. ¿Y tú?
-Nada, pensar en lo que haría el equipo de los Claws, me informé que es el equipo de Louis Tomlinson, ¿no?

Fruncí el ceño al escuchar lo que Josh me acababa de decir.

-¿Los Claws? – Repliqué.
-Sí. ¿No es así como se llama?

De nuevo un grito vacío se escuchó detrás de mí. De nuevo me hizo sobrecogerme. ¿Y si alguien estaba en peligro?

-No. Son los Blews. – Le corregí, confundida.
-Eso ponía en Internet.
-¿Y para qué has buscado sobre él en internet?  

Me paré un segundo en seco y escuché como los quejidos ahora eran más graves. Por un momento, asocié internet con Matthew.

Matthew. Ese era el nombre de la tarjeta que tenía Josh en el coche y por la cual se preocupó tanto cuando la cogí, pero también era el hombre de cabeza rapada y tan corpulento, sumamente raro que fingió ser seguidor de los Claws. 

Un montón de preguntas se abarrotaron en mi mente ¿Claws? ¿Gritos? ¿Quejidos? ¿Internet? ¿Golpes? ¿Matthew? 

-¡Eres un maldito hijo de puta, Josh! – Grité a través del móvil.

Colgué rápidamente y, con las lágrimas amenazantes, corrí en dirección al parking. No podía creer lo inocente e ingenua que había sido. Ahora cuadraba todo un poco más.

Joder, Louis.


6 comentarios:

  1. Siguela!! No entendi la ultima parte xD
    Me encanto cuando rayita y Louis se besaron. Me emociones so much! ♥

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  2. sii siii entendi algoo, seguro que le hacen algo a louis... por favorr siguelaa me muerooooooooo :)

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  3. AMOOOO TU NOVELA, NO SE SI TE LO DIJE, PERO NERI LA AMOOOOOOO :)

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  4. We love it!!!! :) No comentamos más q esq nos hemos quedado sin pqlabras cn este cap. Nos hemos quedado flipando vamos, sorprendente el fina :P. Bss guapa

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  5. HOLAA!! :DD Yo soy la anonima del ask que te dice que eres su pequeña idola y que te adora ! :D Y tambien soy la que te pidio estar con Niall en alguna de tus noves al principio de esta :DD Yeah baby.. That's me ;) EL CAP HA SIDO PERFECTOOO !!!!! Dios tanta perfeccion me mata *-* SIGUELA PRONTO PLZ!! Louis ! LOUIS ! QUE LE HAN HECHO A LOUIS ?! :OO Siguela prontoo plzz !!! <33 Te adoroo idolaaa !!! Xx

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  6. Lloro como una niña indecisa que va en busca de algo mejor, una chica perdida. Jobar jobar Odio a Josh tia, es el peor personaje que he visto, alguien que hace lo que sea, metiendose en la vida intima de lso demas- Busca la felciidad de rayita ________ pero obviamente la acaba de perder. Estoy muy en shock con lo de los gritos y la llamada, lo estaba entendiendo todo y tia.. estoy llorando. Es que es ponerme en la situacion de _____ y sentirme como una mierda.. Es dificil. Gracias

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