[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Capítulo 46.

Ambos atravesamos de nuevo el laberinto tan pequeño que había detrás de ese edificio del hospital, y emprendimos nuestro mismo camino de antes, pero al revés.

Sonreía como una idiota. Esa era la reacción que tenía yo al estar junto a Louis. Estaba atontada, anonadada... Era yo.

-¿Entonces vendrás a verme? – Me preguntó Louis antes de girar la esquina.

Le miré y observé como una sonrisa amplia se reflejaba en su rostro.

-¿Y qué ganaría? – Pregunté juguetona.
-Te dedicaré un gol. – Contestó seguro.
-¿Y si no metes?
-Lo haré.
-¿Cómo estás tan seguro?
-Porque siempre lo hago. ¿Por qué crees que Bob aún no me ha echado?

Sonreí tiernamente y le miré de nuevo.

-¿Crees que podré? – Pregunté algo más descontenta.
-Espero que tengas tiempo para un idiota como yo. – Contestó con una media sonrisa.
-¿Por qué te llamas idiota?
-Bueno, quizás la palabra que mejor me describa sea cabezota.
-¿Y por qué?

El chico removió sus manos dentro de la chaqueta vaquera y, mirando al suelo, sonrió tímidamente. Le miraba contemplando sus perfectas facciones y sus agitados pasos que llevábamos ambos al compás.

-Es igual. – Dijo.

Cogí aire y regresé la mirada hacia el frente, casi a la entrada.

Mi gesto se sorprendió cuando vi a escasos pasos de mí a Josh, mirando en todas direcciones, quizás buscándome.

Sus ojos dieron con los míos y, automáticamente, miró a Louis revisándole de arriba abajo, incrédulo, sin terminar de cuadrar del todo bien la escena.

¿Y qué pasaría ahora? Miré de reojo a Louis quien también se había dado cuenta de que Josh estaba a escasos cinco metros de nosotros y vi como giraba su gesto en forma de decepción.

-Lo mejor será que me vaya. – Susurró, sin quitar la mirada de Josh. – Espero tu visita en el partido. – Me miró y me guiñó un ojo.
-Eso intentaré. – Contesté, seria y seca a su mismo tono.

El chico me agarró del hombro para darme dos tiernos besos en las mejillas. De nuevo su aroma me rodeaba y cerraba los ojos para disfrutar de él. Sin embargo, debería de cerrar los ojos por lo que me esperaba ahora con Josh…

-Hasta mañana. – Se despidió.
-Adiós, Louis. Gracias.

Sonrió y, metiéndose de nuevo las manos en los bolsillos de la chaqueta, comenzó a andar quizás hasta su coche.

Le miré por unos segundos y, después, devolví la mirada al gesto fruncido de Josh.

En ese mismo instante quise desaparecer del mapa. Quise que la tierra me tragase.

Me acerqué y me puse frente a él, mirándole a los ojos desde una altura inferior.

-Hola… - Dije, casi en susurro.

El chico tragó saliva y me miró desde arriba.

-¿Qué hacía él aquí?
-Vino a ver a mi madre. – Contesté nerviosa.
-¿No estaba en Inglaterra?
-Ahora no.
-Ya veo… - El chico rodó los ojos y de nuevo bajó su mirada para coincidirla con la mía. – Te ha faltado tiempo entonces para hablar con él.
-¿Por qué nuestro principal tema de conversación tiene que ser siempre Louis?
-¿Quizás porque tú solo parece que vivas por él?
-¿Te estás oyendo? ¡Josh! ¿Dónde está el chico comprensivo y adorable con el que yo viví tanto tiempo? ¿Acaso no confías en mí?
-Claro que confío, ______.
-Entonces, ¿Por qué tienes esta reacción con Louis?
-¡Estuvo a punto de pegarme! Y soy rencoroso.
-Pero no lo hizo, Josh. Debiste de fijarte en ese gesto y darte cuenta de que Louis ha cambiado. Tomlinson te hubiera dejado la cara tatuada en el asfalto. Pero Louis se auto controló y se dio cuenta de que no llegaría a ningún lado pegarte. Ni siquiera merecía la pena prestarte atención. Deberías hacer lo mismo. Te estás comportando como un crío.

El chico pareció sentirse reñido y bajó la mirada al suelo.

-Soy psicólogo, _______. – Musitó. – Y sé de sobra que las personas nunca cambian.
-Pues deberías echarte una hojeada a algún libro de psicología. Quizás ya se te estén marchitando las ideas.

Le miré por última vez y agarré el asa de mi bolso para emprender camino hacia la habitación donde estaba mi madre. Subí por el ascensor y no tardé más de tres minutos en llegar al pasillo donde me había “re-encontrado” por llamarlo de alguna manera, con Louis.

Sonreí al ver la reacción que tuvo con la doctora. ¿Por qué me puse celosa? Louis no era nada mío, no era nada de mi propiedad para que ese gesto tuviese tal efecto sobre mí. Sin embargo, no pude evitar no controlar mi pequeño ataque de celos.

Di un respingo sobre mí cuando sentí la respiración agitada a mi lado de alguien. Me giré con cuidado y me percaté de que era Josh, quien estaba apoyado en sus rodillas retomando el aire.

-______. – Exclamó entre recogidas de aire para no sofocarse más.

Le miré preocupada y esperé a que se pusiese en su posición normal y pudiese articular palabra.

-Lo siento… - Musitó por fin, entre aún fuertes aspiraciones. – Lo siento de verdad.

Le miré y vi como el chico parecía realmente afectado mientras recobraba el aire.

-Tengo que aprender a controlar estos ataques de celos. – Dijo.

¡Vaya! Eso justo estaba pensando yo, pero con Louis.

-Pero es normal que me sorprendiese verte con él. Entiéndelo…
-Lo entiendo, Josh. Pero debes de confiar en mí. Ya te lo he repetido que solo es mi amigo.
-Está bien, está bien.

El chico cogió mis mofletes con sus gigantes manos y me subió la cabeza hacia sus ojos. Sentía su respiración agitada chocar de frente en mi rostro, mientras me perdía en sus ojos azules.

-¿Cómo no voy a confiar en ti? Claro que lo hago.

Me sonrió levemente y me contagió el gesto.

-Te quiero, ______.

Sus labios se posaron suavemente sobre los míos y me ofreció un suave y delicado beso.

***

-¿Cómo que te tienes que quedar toda la noche? – Pregunté a mi madre sin comprender lo que me decía.
-No te preocupes, cielo. Está todo bien. Ya sabes que es mejor hacer todas las pruebas posibles para descartar cualquier peligro. – Comentaba mi madre. – Además, mañana por la mañana ya estaré en casa.
-Bien, pues me quedaré a dormir contigo. El asiento es muy cómodo.
-No. Ni hablar. – Se negó la mujer inclinándose sobre la silla. – No.

Bob la sujetó de los hombros y la apoyó de nuevo en la cama, para que no hiciese ningún esfuerzo más.

-Ya me quedo yo, ______. – Dijo el hombre. – Puedes ir tranquila.
-Pero Bob…
-¡No! No hay peros que valgan, señorita. Me quedaré con Julie encantado.

Ambos se mandaron una sonrisa cómplice llena de amor y empatía. Los ojos de los dos se iluminaron cuando compartieron miradas. Y eso me hizo preguntarme si yo con Louis o con Josh podría llegar a tener esa mirada de ilusión, cariño, complicidad y sobretodo, esa mirada de amor…

-Entonces iré a por el coche. – Añadió Josh. - ¿No?
-Sí, sí. – Contestó por mi Bob. – Claro.
-¡Bob! – Le regañé.

Josh nos miró sonriente y salió de la habitación. Mi ceño fruncido intentando mostrar enfado continuaba acompañado de una mirada asesina hacia Bob.

-Cielo, ve con Josh. – Añadió mi madre.

Mi mirada fue hacia a ella y de nuevo vi la radiante sonrisa que lucía, a pesar de la situación.

-Estaremos bien.

La miré sonriendo. Sabía que tenía razón.

-Está bien. – Cedí por fin.

Los dos sonrieron a la vez y me acerqué a la cama para besar a mi madre, con cuidado.

-Buenas noches mamá. Descansa. – Dije.
-Buenas noches, cielo. – Dijo besándome la frente.

Me alejé de su cama y me dirigí a Bob, quien estaba desde un ángulo de la habitación observando todo.
El hombre me cogió de la espalda y me acompañó a salir de la habitación, saliendo al pasillo y entornando algo la puerta.

-¿No tienes nada qué decirme? – Preguntó.
-Mmm, no.

Miré hacia el suelo intentando pensar algo que tuviese que decirle.

-¡Ah, sí! – Exclamé. – Si pasa algo con mi madre, lo que sea, llámame.

El hombre cerró los ojos y negó la cabeza poniendo una de sus manos en la frente.

-¿Qué voy a hacer contigo, cielo? – Preguntó.

Había pasado muy poco tiempo desde que nos conocíamos, pero ambos teníamos mucha confianza. Demasiada, diría yo. Él había estado haciendo de celestino y ayudándome con todo ese tema de Louis, y parecía que me conocía desde hacía años. Louis…

-¡Louis! – Exclamé.

El hombre me miró sorprendido y sonrió con un gesto de alegría abismal.

-¡Pensé que te lo tendría que decir yo! ¿Vendrás al partido?
-Sí. Claro. – Dije. – Se me olvidaba. ¿Podrías llevarme contigo?
-Por supuesto. Pasaré a recogerte sobre las cinco a tu casa, ¿Vale?
-Perfecto. – Dije.
-Es genial hacer de celestino.
-¡Bob! Tengo novio.
-El equivocado.

Me guiñó un ojo y me dio un pequeño toquecito en la nariz. Segundos después, abrió la puerta del todo y metió medio cuerpo dentro de la habitación.

-Hasta mañana, pues.

Y cerró.

Me quedé boquiabierta pero con una gigantesca sonrisa en la cara. Bob estaba luchando contra viento y marea para que Louis y yo tuviésemos cualquier acercamiento. Dentro de la desgracia que tuvo el susto de mi madre, le había venido hasta bien. Él sabía todo, exactamente todo lo que pasaba entre Louis y yo. Me sorprendía la de información que seguramente el hombre supiese de mí, y conociéndole, que habría conseguido sonsacar a Louis.

Bajé a la entrada del hospital, donde Josh me esperaba aparcado justo en la puerta. Avisté el coche y corrí apresurada hacia dentro.

Abrí la puerta del vehículo y le miré con medio cuerpo fuera.

-¿Se puede? – Pregunté.
-Claro.

Josh comenzó a buscar la cadena de radio que se había de nuevo desconfigurado. Miré al asiento donde me sentaba normalmente y, casualmente, había una tarjeta rectangular con algo apuntado por la parte trasera, que era por la parte que estaba.

Fruncí el ceño cogiéndola y leyéndola. Un número de teléfono junto a un nombre. “Matthew”.

Era la letra de Josh, parecía que lo había escrito deprisa.

-¿Qué es esto? – Pregunté.

El chico me miró soltando el botón de sincronización y, sorprendido, me arrebató la tarjeta de las manos.

-¿Dónde estaba? – Preguntó ahora él, nervioso.
-Aquí. – Dije señalando debajo de mí.

Josh frunció los labios y negó con la cabeza mientras se guardaba la tarjeta en la chaqueta. Su reacción me dejó algo descolocada, pero no le quise dar mayor importancia. Ahora lo que importaba es que mañana iría a ver a Louis jugar. Y que me dedicaría un gol.



4 comentarios:

  1. haiiiiiiii siguelaaa porrfavorrr me muero de ansias,, HERMOSA NOVELA, LA MAS LINDA QUE LEI HASTA AHORA ENSERIO :) escribes muy bienn xD

    ResponderEliminar
  2. Oh Dios mio, amo tus novelas, las he leido todas, y sinceramente me encantaron, cuando mis amigas me dicen que les pase alguna novela les paso una de las tuyas, y dicen que son buenisimas, solo te falta una de Liam y tienes una de todos, me has dejado con intriga, siguelaa.

    Saludos desde Venezuela<3

    ResponderEliminar
  3. EEMMMM Bob es mi ídolo, hahahah en serio, soy fan de ese celestino!! jajaja Quien es Matthew la estas liando mazoo1! Y ME ENCANTAA!! ahha de verdad, amo esos giros inesperados que le das a la novela, la hacen única. Merci Nere! :) Tequi

    ResponderEliminar