[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Capítulo 22.

Este capítulo va dedicado a: @adreamermore__-  http://irememberwhenyouloved.blogspot.com.es/ 
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*

Tragué saliva cuando vi a centímetros a Josh. ¿Acaso tenía ganas de besarle? ¿Acaso Josh me gustaba como para eso?

Veía como sus ojos miraban mis labios y ya sabía lo que venía después.

-Josh. – Susurré. – Déjalo.

El chico ladeó sutilmente su cabeza y dio un pequeño empujoncito con la cremallera. Al fin esta hizo caso y bajó hasta llegar a mi cintura, donde terminaba.

-Por fin. – Comentó él.
-Sí… - Musité.
-Te espero fuera.

Sonreí asintiendo con la cabeza cuando ese chico abandonó el probador. Me miré en el espejo de nuevo mientras dejaba caer la tela hasta el suelo, vistiéndome de nuevo.

Los rubores de mis mejillas parecían notarse más ahora. ¿Qué habría pasado? Era algo confuso. ¿Acaso querría besarme Josh? ¿Acaso me hubiera besado?

Cogí aire y retiré la cortina de nuevo para salir del probador. Josh estaba sentado en un asiento rodeado de las bolsas.

-¿Lo vas a comprar? He cogido uno de la misma talla con la cremallera arreglada. - Informó.
-Sí. – Contesté.
-Bien.

Ambos nos dirigimos a pagar ese vestido. Ya eran demasiadas prendas y estaba cansada.

Josh y yo salimos de la tienda dirigiéndonos al aparcamiento. Los dos estábamos callados. Supongo que porque los dos sabíamos que hubiera pasado en ese probador.

-Oye, ____.

Miré a Josh.

-Qué.

Un silencio incómodo mientras él agarraba más fuerte las bolsas de plástico.

-Nada. Olvídalo.
-Josh, dime.
-No.

El chico llegó el vehículo el cual abrió. Después levantó el maletero y puso todas las bolsas dentro, 
esperando que yo hiciera lo mismo con las que llevaba.

******

El silencio entre nosotros dos reinaba. Acabábamos de entrar de nuevo a la casa de Josh y ninguno de los dos había sido capaz de dirigirse una palabra en todo el trayecto.

Mi gesto era confuso. Miles de preguntas habían estado rondando desde aquel momento por mi cabeza. Ese chico parecía estar dispuesto a besarme, y la verdad es que ese momento me olvidó por completo a olvidarme por un rato de Louis.

El chico se dirigió hacia la cocina y yo subí las grandes escaleras que comunicaban el salón con la habitación que Josh me había asignado.

Mi situación se basaba en suspirar y en pesar en cosas fuera de lo común. Necesitaba un cigarro, pero no tenía.

La puerta de la habitación se abrió. Miré bruscamente hacia el marco y comprobé que era Josh, con una mano apoyada en el marco y otra en el pomo de la puerta, asomando la mitad de su cuerpo.

-¿Estás bien? – Preguntó.
-Sí…i. – Balbuceé.
-Esto…

Josh balbuceaba, intentaba decirme algo. Su cuerpo pasó a la habitación y su paso fue arrastrado hasta llegar al pie de la cama, donde dejó aterrizar su cuerpo al lado derecho del mío.

-¿Puedo hablar contigo? – Preguntó con miedo.
-Sí. Claro.
-No quiero que pienses algo que no es, es decir… Eso del probador ha sido un tanto raro y yo…

El sonido de mi teléfono interrumpió la decidida confesión que al fin se atrevía a hacer Josh. Maldito móvil.

-Un segundo. – Le pedí.
-Claro.

El chico se levantó de la cama y arrastró de nuevo los pies  hasta llegar al exterior de la habitación.

Miré al móvil para ver de quien se trataba. El nombre hizo que un nudo se crease en mi garganta.

-¿Sí? – Contesté.
-Hola, _____.
-¿Qué pasa, Adam?
-¿Sabes algo de Tommo?

Mi respiración se congeló a la vez que mi gesto. Tommo. Louis. Otra vez aparecía por mi cabeza.

-No… - Musité con desgana.
-¿No estás con él?
-Adam, hemos roto. – Le informé.
-¡¿Qué?! – Exclamó. -¡¿Por qué?!
-Demasiadas cosas. ¿Acaso no sabes dónde está?
-No. Nadie sabe nada de él, y hoy tenía una carrera. Debería de haber dado señales de vida pero nada.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Estoy preocupado. No contesta las llamadas, no aparece por El Foco, nadie sabe donde está... Tú eras mi último recurso, y ahora...

Mi ceño se frunció. La información que estaba recibiendo de Adam me estaba empezando a preocupar. ¿Estaría bien Louis?

-Adam, luego hablamos.
-¿Qué pasa? – Preguntó preocupado.
-Luego hablamos.

Colgué y levanté mi cuerpo de la cama para tomar el pomo de la puerta. Josh estaba en el pasillo apoyado en la pared esperando a que colgase.

-¿Dónde vas? – Preguntó cuando emprendí camino hacia las escaleras.
-Tengo que irme. – Grité bajando las escaleras.
-¿Dónde? – Replicó Josh viniendo detrás de mí.

Llegué al perchero y cogí mi chaqueta junto a mi bolso.

-¡Eh! – Exclamó el chico. -¿Dónde vas?
-No te importa, Josh.
-Claro que me importa. Soy tu amigo, pensaba que me contarías todo, ese fue el trato.
-No te gustaría saber dónde voy.
-¿Vas con…?
-Sí. Voy a buscarle, Josh.
-¡¿Estás loca?! No. No.
-Sí, Josh. Necesito verle. Necesito saber que está bien. Nadie sabe dónde está. Necesito asegurarme de que no le ha pasado nada.
-¿Acaso no te sirvió lo de la mano o lo del brazo para saber que ese chico solo te haría daño?
-Dime, ¡¿Has estado enamorado?! – Pregunté.

El chico miraba mis ojos sin contestar. Parecía nervioso.

-Contesta. – Insistí.
-Sí.
-No lo creo. En ese caso me entenderías.
-No. Ese no es el camino, _____. Louis no te quiere.
-¡Y tú qué coño sabes! – Le grité. – No le conoces, no le conocéis. Estoy harta de que le pintéis como un puto asesino. Él es violento pero no ha matado a nadie.

El chico quedó intimidado por lo que acababa de decir. Su cuerpo pareció acongojarse e intimidarse gracias a mi discurso.

-¿No me vas a acompañar a la cena? – Preguntó él.
-No lo sé. – Contesté.

Asintió girando su labio y cerrando sus ojos.

-¿Puedes decirme dónde se cogen los taxis? – Pregunté.
-Descúbrelo tú sola, ____.

El chico dejó que mi cuerpo abandonase la casa y cerró la puerta dejándome en el exterior. Parecía haberle dolido lo que había dicho de Louis. ¿Me habría pasado?

Negué con la cabeza mientras bajaba las escaleras y me dirigía hacia el exterior de la urbanización, donde seguramente habría taxis.

Tras unos minutos andando y pensando, me di cuenta de que ahora mismo, mis pensamientos se nivelaban en dos: Josh y Louis.

Mi mirada avistó una lucecita encima de un vehículo. Achiné los ojos para asegurarme y me percaté de que no me equivocaba. Me acerqué hasta el arcén y levanté mi mano para que el taxi parase.

El hombre paró a mi lado y esperó que rodease el coche para sentarme en la parte trasera.

Siguió mis indicaciones y comenzó a conducir durante unos minutos de nuevo hacia el barrio tan siniestro donde se encontraba la casa de Louis.

******

El coche estaba adentrándose en la oscura y tenebrosa ciudad. Ya no me intimidaba, incluso me aliviaba. 

Me había adaptado a vivir rodeada de todo ese mundo y lo echaba de menos.

Mi corazón casi explota cuando me percaté de que el vehículo estaba cerca del piso de Louis.

-Pare aquí. – Le pedí.

El hombre frenó donde le indiqué y esperó a que le diese su paga. Revisó los billetes y asintió con la cabeza para que abandonase el vehículo.

-Gracias. – Agradecí abandonándolo.

Mis pulmones respiraron ese tenso y cargado aire. Hacía frío, pues ya estaba empezando a anochecer. El invierno en esa ciudad se notaba más.

Mi pecho subía y bajaba a máxima velocidad.  Mis ojos empezaron a avistar el edificio de Louis. ¿Qué le diría? ¿Qué explicaciones le pediría? Aún no sabía ni por qué había venido a verle, pero lo necesitaba.

Mi estómago pareció cerrarse cuando me percaté de que estaba en el portal de Louis. Me apresuré decidida y entré en el rellano, subiendo las escaleras siniestras que días antes abandoné pensando que sería la última vez que las pisaba.

Al fin me situé delante de la puerta de la que había sido mi casa por algunos días. Mi respiración aumentaba cada segundo. Mi dedo llegó decidido al timbre e hizo resonar el chirriante sonido en el interior de la casa.

Esperé unos segundos pero no obtuve respuesta. De nuevo insistí pulsando el botón un par de veces seguidas. Nada.

Mi oído se situó en la puerta para escuchar algo en el interior, pero no había ni un solo ruido.

-Louis… Soy yo. – Decidí a decir. – Ábreme.

Intento fallido.

-Louis, vamos. Por favor. Me estás preocupando.

Mi dedo insistía en el timbre, pero todos esos intentos eran fallidos.

-Joder. – Exclamé.

Louis parecía no querer abrir la puerta.  Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos.

Insistí un par de veces más pero Louis no contestaba. Me rendí. El chico no iba a abrir la puerta y yo no iba a insistir más. Me di media vuelta y bajé las escaleras de ese edificio.

Salí del portal yendo de nuevo en busca de un taxi. 

Quería fumar, necesitaba fumar. Necesitaba calmar ese nudo que se me había creado gracias a Louis.

Mi mirada se fijó en el estanco. ¡Liam! Se me había olvidado por completo.

Apresuré mi paso y aproveché la visita para entrar a su tienda y así comprar tabaco. Mataba a dos pájaros de un tiro.

Tiré del pomo e instantáneamente un olor peculiar me rodeó.

-¿Hola? – Exclamé.

El chico salió inmediatamente cuando escuchó el sonido de la puerta.

Su cara fue de completa sorpresa.

-¡____! – Exclamó. - ¿Qué tal?
-Hola, Liam. – Saludé sonriente. – Bien y tú, ¿Cómo estás?
-Bien. Los rasguños ya cicatrizarán pronto.
-Me alegro… - Musité.

Un silencio mientras compartíamos sonrisas.

-¿Me das un paquete de tabaco? – Pregunté.
-Necesito ver el DNI. – Dijo sonriente.
-¿Enserio?
-Claro. Me lo exigen.

Sonreí sacando el monedero y tendiéndoselo encima de la mesa para demostrar que era mayor de edad, aun que contaba con que él ya lo sabía.

Sin embargo, la sonrisa desapareció de su rostro cuando miró la foto de al lado.

-¿Quién es? – Preguntó atrevidamente.
-¿Quién?
-Ella. – Dijo señalando.
-Mi madre. – Dije con rencor.
-Esta señora… ¡Esta señora pasó por aquí el otro día!
-Lo sé… - Dije suspirando.
-¿Enserio es tu madre?
-Sí. Vino a buscarme a casa de Louis.
-Esa mujer es increíblemente valiente. ¿Sabes lo que harían esa panda de desgraciados si la hubiesen visto sola? La hubieran robado todo lo que llevaba encima. Se arriesgó a venir sola.
-Bueno…
-Es una gran madre. Tienes suerte de que hiciese eso por ti.

El comentario de Liam hizo recapacitar. ¿De verdad él la vería como una buena madre? Quizás tuviese razón y no todas las madres fuesen a buscar a su hija en una situación así…

El chico cogió el paquete de tabaco que compré la última vez y lo posó encima del mostrador. Le tendí el billete y lo cogió abriendo la caja registradora.

-Esto… Liam.
-¿Sí?
-¿Sabes algo de Louis?
-¿No lo sabes?
-¿El qué?
-Louis vino ayer aquí.

Mi cara se transformó en completa sorpresa.

-Me pidió disculpas y me dio dinero para recompensarme por... Ya sabes. Dijo que se iba y que alquilaría la casa.
-¿Qué? – Exclamé. -¿Louis se ha ido? ¡¿Dónde?!

-No lo sé. Sólo sé que dijo que se iría lejos. Pensé que irías con él.


5 comentarios:

  1. Madre mía, yo necesito urgentemente un capítulo más hoy..
    Es genial Nerea! xo

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  2. MUY FUERTE! hala tio. Osea que al final Lou se va, quizas _____ detrás de el. Y quien acompañará a Josh?!! Ui que fuerte todo! gracias :))

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  3. ASDFGHAKDHAKSHSKSASD Dios mío, esto es muy fuerte, necesito el siguiente ya, besos <3

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  4. Wow increible! Me encanta necesito más! Un beso
    Alba xx

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  5. Hola me podrias dedicarme uno a mi ?? @_Ainoha , algun dia podrias subir 2 capitulos ??

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