Este capítulo va dedicado a: @HideInYourArms
______
Mi mano continuaba arrastrando sin cesar la
maleta. Mi mente continuaba cohibida. Las calles ahora estaban más frías sin
él.
¿Habría hecho bien? ¿Habría sido demasiado cruel?
Ladeé mi cabeza para quitarme esa idea de la mente. Él se había ganado esta
situación. Le tenía miedo, y jamás pensé que pudiese llegar a tenérselo.
Me senté en un banco retirado de la casa de
Louis. Aparqué la maleta a mi lado y saqué mi teléfono rebuscando en internet
algún hostal no muy caro, pues no me quedaba apenas del dinero que cogí el día que
me fui de casa, el supuesto dinero que invertiría para la universidad.
No había ninguno cercano, y si lo era,
estaba en muy malas condiciones. Suspiré cerrando fuertemente mis ojos.
Saqué un cigarro y lo posé en mi boca. Daba
caladas gustosas. Era lo único que me hacía sentir bien ahora mismo.
Jugueteaba con el móvil que permanecía en
mis manos. Un mensaje hizo que mis ojos se agrandaran.
“Una chica como tú no debería estar sola por
sitios como este”
Mi mirada se desvió hacia más abajo, donde
vi quien era un número de teléfono que me resultaba familiar.
Alguien chistó. El sonido provenía de la
carretera. Un coche gris metalizado aparcado en frente de mí y con la
ventanilla del copiloto bajada.
-¿Te llevo, señorita?
Sus ojos azules acompañados de una sonrisa
hicieron que también apareciese una en mi cara. Era Josh.
Me levanté del banco arrastrando mi maleta y
me dirigí hacia el coche con el cigarro en la boca.
-¿Qué haces aquí? – Le pregunté sonriente, asomándome
por la ventanilla para mirarle en el interior.
-Me dio la sensación de que me necesitarías.
– Contestó. – Y por lo que veo no me equivoco. – Añadió mirando a la maleta.
Su ceño se frunció cuando vio la mano que la
sujetaba vendada. Yo todavía no me había dado cuenta de que él lo había visto,
así que tomé la otra mano y tiré del pomo para abrir la puerta.
-Eh, no, no. – Negó poniendo su mano en el
asiento. – Tira el cigarro.
Abrí mis ojos en forma de sorpresa y negué.
-Entonces deberé dejarte aquí. – Dijo Josh.
-No eres capaz.
El chico pisó el acelerador y mi cuerpo se
sobresaltó.
-Está bien. – Cedí tirando el cigarro al
suelo y pisándolo con mi zapato.
Josh sonrió a mi decisión y arqueó la ceja.
Segundos después, abrió su puerta y se dirigió al maletero, tirando de él y
dejando que se abriese.
Me dirigí hacia él, como no, arrastrando mi
maleta.
Bajé el asa y dejé que él se encargara de
colocarla en el maletero.
Le sonreí y pasé de nuevo mis manos por el
pelo.
-¿Qué te ha pasado? – Preguntó el chico
tomando mi mano.
-Nada. – Contesté rápidamente, quitando mi
mano de la suya y escondiéndola detrás de mi cuerpo.
No pareció muy convencido por mi
respuesta.
-Dímelo. – Insistió.
-Nada, Josh.
El chico resopló y se dirigió a su puerta
del coche, abriéndola y introduciéndose dentro del vehículo.
Segundos después, yo hice lo mismo con el
asiento del copiloto.
Josh arrancó el motor y comenzó a andar
hacia algún sitio. Su mirada era constante en la carretera.
-¿Cómo has conseguido mi número de teléfono?
– Pregunté por fin.
-¿Cómo has sabido que era yo?
-Pregunté yo primero.
El chico soltó una sonrisa traviesa y miró
por el retrovisor.
-Me lo dio Frank. Supongo que él se lo
habría pedido a Alison.
Suspiré de mala gana cuando escuché el
nombre de la chica.
-¿Aún sigues enfadada con ella? – Preguntó de
nuevo.
-No la he vuelto a ver desde aquel día, ya
sabes…
-Sí. Sí lo sé. – Asintió el chico.
De nuevo un silencio incómodo entre ambos.
La radio se escuchaba en volumen bajo.
-¿Puedo preguntarte qué ha pasado? – Decidió
a pronunciar Josh.
-¿Cuándo?
-No te hagas la tonta. Con Louis. Con tu
mano. Con todo.
Tragué saliva bruscamente a su directa y
seria respuesta. Su gesto también era serio y su mirada no se había retirado ni
un segundo de la carretera.
-Discutimos. – Contesté seca.
-¿Sólo?
-Sí.
-Cuéntame por qué.
-¿Acaso te interesa? – Exclamé mirándole.
Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro.
-Claro que sí, nena. Supongo que no querrás
quedarte en la calle hoy…
Solté un pequeño quejido por mi boca y crucé
mis brazos. La mirada de Josh se retiró por un segundo de la carretera para
mirar de nuevo mi mano.
-Eso te lo ha hecho él, ¿verdad?
-Cállate. – Le exigí.
-¿Por qué no me cuentas lo que ha pasado?
Sólo pretendo ayudarte.
-Porque no te interesa lo más mínimo.
-Claro que me interesa. Y a ti también te
interesa contármelo. Soy lo único que tienes porque tú misma has decidido que
lo sea. Apuesto a que Alison no te cogería el teléfono y que tu orgullo es
demasiado grande como para ir a dormir a tu casa. ¿No es así?
Sonreí mirando a Josh. Tenía razón.
-¿Puedo quedarme contigo? – Le pregunté.
-Claro que puedes. – Exclamó. – Sólo con una
condición.
Le miré arqueando una ceja.
-Que me cuentes todo, absolutamente todo lo
que ha pasado. – Añadió.
Cerré los ojos y pensé por un momento. ¿Qué
preferiría? ¿Contarle a ese chico todo o pasar una noche, dos y hasta tres en
la calle?
-Está bien. – Cedí.
Narra
Julie*.
Mis pies temblaban al bajarme de ese autobús
y conectar mis pies con ese oscuro barrio. ¿Ahí estaría mi hija?
Miré a ambos lados y parecía haber niebla
por todos sitios. Era la única opción que me quedaba para que mi hija se
rindiese y me escuchase.
Mis pies cansados caminaban sobre la suela
de esas deportivas viejas. Mi mano sujetaba con fuerza el bolso que llevaba conmigo.
Pasé enfrente de un estanco. Un chico en la
puerta con la cara llena de rasguños y sus manos metidas en los bolsillos me
miró. Mi mirada también dio con la suya.
Suspiré y continué andando sin apartar la
mirada de ese chico. La deslicé y miré en su camiseta un nombre que parecía
estar cosido a mano a la tela. “Liam”
Mi cabeza sonrió por dentro. Era precioso
ese nombre. El chico me sonrió cuando vio que yo sonreía sin querer.
Al fin retiré mi mirada y la devolví al
suelo para seguir buscando la dirección que me había dado Josh.
Los portales ya eran los números próximos
del que buscaba. Mi mirada se sobresaltó cuando vio por fin el mismo número que
ponía en el papel.
Eché un vistazo a la fachada tan destrozada
y comencé a subir los escalones exteriores.
El portal era muy tenebroso. Mi miedo crecía
por segundos. ¿Cómo podría haber llegado a parar aquí mi hija? Mis dientes
chasqueaban.
Comencé a subir las escaleras de ese portal
hasta llegar al piso que quería.
Miré de nuevo el papel y me situé delante de
la puerta que indicaba. Aún estaba a tiempo de echarme para atrás, pero
necesitaba hablar con ella.
Mis dedos junto a mis manos temblando se
acercaron al timbre. Estuve a punto de retirar la mano pero al fin pulsé. Sonó
un intimidante sonido y me retiré algo hacia atrás esperando que ella abriese
la puerta.
Nadie contestaba. Puse mi oído en la puerta
y escuché a alguien soltar gemidos, como si estuviera golpeando algo. Me alejé
sobresaltada. ¿Qué pasaba ahí dentro? Ahora, sin ningún miedo, apreté con más
fuerzas e insistencia el timbre.
“Joder”
Un quejido resonó en mi ese espacio. Unos pies
parecían acercarse.
Al fin tiraron del pomo y se abrió la
puerta.
Mi mirada revisó a aquel torso desnudo,
sudoroso. Solo unos pantalones grises de chándal decoraban el cuerpo de aquel
chico que parecía estar haciendo ejercicio. Sus manos estaban apretadas y
enrojecidas. Su flequillo húmedo de sudor estaba recogido detrás de su oreja.
-¿Qué quieres? – Preguntó serio.
-¿Es… está ____? – Pregunté balbuceando.
-¿Quién coño eres? – Exclamó el chico.
-So… soy su madre. – Continuaba balbuceando.
Una carcajada salió de su boca. Su mirada se
deslizó junto con su cabeza a la izquierda.
-¿Viene a hablar con ella? – Preguntaba el
chico.
-Sí. – Asentí.
De nuevo su mirada dio con la mía.
-Pues que sepa que es tarde. Su hija se ha
largado esta mañana.
Mi cara cambió de gesto. Uno de sorpresa
exactamente.
-¡¿Dónde?!
El chico de nuevo rió.
-¿Me ve cara de que lo sepa? – Añadió.
-Se supone que vive contigo. Lo debes de
saber.
-Vivía, señora. Ya no.
-¿Ya no? ¿Qué quieres decir?
-Lárguese de aquí, señora. No quiero saber nada más de ella.
El chico ladeaba la cabeza antes de cerrar
la puerta de un portazo.
Mi cuerpo se quedó congelado en el rellano
tan oscuro. ¿Dónde coño estaba mi hija? ¿Con quién?
Narra
______
Josh aparcó el coche delante de una
urbanización solitaria. Su casa parecía ser la que estaba justo en frente de
nosotros. La fachada era blanca y parecía ser bastante amplia.
-Vamos. – Apresuró.
Ambos abandonamos el coche y yo permanecía
mirando la fachada de la casa.
-¿Vives solo? – Pregunté mientras él se
encargaba de sacar la maleta del coche.
-No. Vivo con mi novia. – Contestó cerrando
el maletero. – Pero tranquila, no es del todo celosa.
Mi ceño se frunció cuando escuché decir eso.
¿De verdad tenía novia? ¿De verdad me tocaría convivir con él y su novia? ¡Oh,
Dios mío!
El chico cerró el coche y arrastró la maleta
hasta llegar a la puerta de su chalet.
Sacó la llave de su bolsillo y abrió la
puerta. Pasó él primero y yo le seguí, mirando boquiabierta el pasillo tan
grande e iluminado. Ya estaba acostumbrada a la oscuridad del piso de Louis.
-¿Quieres algo de comer? – Preguntó.
-Sí, por favor.
-Bien. Ven conmigo.
Sus pasos se apresuraron atravesando el
salón. Mi mirada no dejaba de observar la perfecta decoración de la casa.
-Tengo galletas y todo tipo de bollos. –
Comentó entrando en la cocina. - ¿Qué quieres?
-Galletas, gracias.
Josh abrió un armario de la cocina mientras
yo me sentaba en una de las sillas de la mesa. Lanzó el paquete hacia mis manos
y yo lo cacé.
Segundos después, él se sentó a mi lado
mordiendo un gigantesco bollo.
-¿Tu novia sabe que estoy aquí? Digo, quizás
la molesto…
El chico arqueó las cejas y sonrió, casi atragantándose.
-¿Te lo creíste? – Exclamó.
-¿El qué?
-¿Cómo voy a tener novia?
-¡Eres idiota! Te he creído. – Exclamé sonriendo.
-Me has demostrado que sirvo también para actor. – Comentó.
Ambos reímos mientras comíamos ese
aperitivo.
-Pues para vivir tu solo, es una casa muy
grande.
-Lo sé. Mis padres antes vivían aquí, pero
se mudaron cerca de la playa. – Informó.
Asentí a su confesión.
-Y bien, cuéntame. ¿Qué te ha pasado?
Cogí aire sabiendo que tenía que confesarle
todo a Josh. Quizás me sentaría bien.
-Louis ha cambiado tanto…
Un silencio entre ambos mientras masticábamos.
Mi galleta mordida estaba en mis manos sin tener intenciones de continuar comiéndola.
-¿Te hizo él eso? – Preguntó Josh.
-Pero fue sin querer… Ayer casi mata a un
chico a puñetazos. Intenté pararle y él me empujó. Me hice esta raja con la
valla con la que choqué.
-¿Pegó a un chico?
Asentí con la cabeza.
-¿Por qué? – Preguntó Josh de nuevo.
-Louis solo me quería para él. Es muy
celoso. Ese chico me dio su teléfono bromeando y él lo vio…
-¿Sólo le pegó por eso?
-Sí…
-Guau. Creo que es un chico con poca
paciencia. – Comentó Josh.
-Yo le quería tanto… Y le quiero. Pero le
tengo miedo. Mucho miedo, Josh. Quizás él no sería capaz de hacerme nada…
-Las personas con problemas de ira tienen un
gran problema. Cuando sufren esos ataques no les importa a quien golpeen.
Quizás aún podía controlarse, pero no por siempre. Has hecho bien en alejarte
de él.
Josh mordió deseoso el bollo y de nuevo habló.
-Y por lo que veo, también es obsesivo.
-Sí.
-Ese chico lo tiene todo. – Se burló.
-No tiene gracia, Josh.
-Lo sé, lo sé. Simplemente quería hacerte
sonreír.
Mi mirada se quedó quieta encima de la mesa.
Mi mente comenzaba a pensar. ¿De verdad habría sido capaz de usar la violencia
contra mí algún día Louis? Era imposible. Él me quería. Yo le quería. Nos
queríamos. ¿De verdad habría hecho bien en dejarle?
Las lágrimas parecían caer sin ningún tipo
de obstáculos por mis mejillas.
-¿Estás bien? – Preguntó Josh.
-Si…í… - Balbuceé.
El teléfono del chico que yacía en la mesa
comenzó a vibrar. Lo inclinó hacia sus ojos y soltó corriendo el bollo para
contestar, levantándose de la silla.
-¿Sí?
El chico parecía escuchar la voz del
teléfono. Su mano en la nuca mientras mis palmas limpiaban mis lágrimas.
Metí la mano en mi bolsillo y saqué el
paquete de tabaco para prenderme un cigarro. Daba caladas mientras Josh me daba
la espalda.
-Tranquila, Julie.
Mi cuerpo se sobresaltó cuando escuchó a
Josh pronunciar el nombre de mi madre. Todo el humo salió disparado de mi boca.
-Ella está conmigo. – Añadió.
-¿Es mi madre? – Pregunté.
El chico se giró y agrandó sus ojos apresurándose
a quitarme el cigarro. Lo retiré de su alcance.
-Dime, ¿Es mi madre? – Insistí.
-Está bien. Ella está bien. Tranquilízate. –
Calmaba el chico, persiguiendo a mi mano para arrebatarme el cigarro.-¿Quieres hablar con ella? - Le preguntó a ella.
Negué rápidamente con la cabeza y él
aprovechó para quitarme el cigarro.
-No. Josh. Yo no quiero hablar con ella. –
Susurraba.
-Está bien. Esta noche iremos. – Dijo. –
Hasta luego.
Su mano introdujo el móvil en su bolsillo y
aplastó el cigarro contra el fregadero.
-¿Qué coño haces hablando con mi madre? –
Exclamé, casi gritando.
-¿Y qué coño haces tú fumando en mi casa? Odio
el tabaco.
Mi ceño fruncido y mis brazos cruzados.
-Esta noche iremos a cenar a tu casa. –
Anunció Josh.
-¡¿Qué?! No. – Negué.
-Sí, ______. Es tu madre y tiene que darte
tantas explicaciones como tú a ella. Así que, hazte a la idea.
-No pienso ir.
-Ha ido a buscarte a casa de Louis. Estaba
al borde de un ataque de ansiedad porque no estabas ahí.
-¡¿Que ha ido donde?!
El chico se apresuró a mí y cogió mi cara
con sus grandes manos, chocando su frente con la mía. Ambos congeniamos miradas
y podía sentir perfectamente su respiración chocar con mi cara.
-Vamos a ir esta noche a tu casa, ¿vale? –
Musitó Josh.
PD. ¡Sopresa! Aquí os dejo el trailer para la segunda parte de Nobody Compares. ¡Espero que os guste, Nerrys! http://www.youtube.com/watch?v=XnNkl_LpCzA
Oh dios mio! Perfecto como siempre! Siguiente ya! Sibre la segunda parte de Nobody Compares...buff que fuerte me ha encantado
ResponderEliminarAlba xx
ASDFHKALISJELEAASGJLASASDLLASLOUISASSFGHJKAS
ResponderEliminarPERFECTO...COMO SIEMPRE =)
BESOS<3
ais ais.. risa nerviosa. A ver Josh es un cielo y bueno liam.. liam es que no desaparece de mi cabeza, lleva cosido su nombre en la camiseta oi oi oi. Es un solete! Bueno pues Louis gimiendo mientras hace ejercicio y sin camiseta, todo sudado, aja y que se supone q debo hacer ahora? DIME!! ya esta marta ya esta. Gracias por todo tia. Me enamoro cada vez mas de tus capitulos, cada cual es mejor creeme
ResponderEliminarOooogh, que posesivo, obsesionado, celoso y furioso es Louis, era un dulce <3 pero todo se esfumo desde que me apreto el brazo cuando el y yo estabamos en El Foco, desde ese dia, la dulzura se esfumo!!
ResponderEliminar