Este capítulo va dedicado a: @Alicee_Here
*
Mi gesto fue el mismo durante el trayecto.
Mis brazos cruzados y mi mirada constante en la carretera. Josh no entendía que
no quería ver a mi madre, y no iba a hacerlo.
-¿Estás bien? – Preguntó entre risas.
Le miré con rechazo y regresé la mirada a la
carretera.
-Esto lo hago por ti. – Añadió.
Solté una carcajada sarcástica.
-¿Acaso no me crees? – Insistía el chico.
-No es eso, Josh. Es que no sé cómo no
puedes entender que no quiero verla.
-Porque debes verla. Ella hizo lo que pensó
que sería lo correcto. – Dijo. – Tu madre está metida en algo que solo puede salir con ayuda.
Necesita cariño y ayuda para salir de esto.
-¡¿Y a mí?! ¿A mí quién coño me ayuda, Josh?
El chico paró el coche en frente de mi casa.
Echó el freno de mano y me mantuvo la mirada durante unos segundos. Después,
cogió las chaquetas de la parte de atrás y me dio la mía.
-Tú has sido la que no has querido ayuda. Solo la de él. - Musitó.
Abandonó el coche mientras yo continuaba en
la misma situación, incluso ahora más enfadada por lo que acababa de decir.
Josh abrió mi puerta y me miró.
-No me hagas hacerlo por las malas. Sabes
que aún así soy capaz.
Mis continuos resoplos al insistente Josh no
le hacían rendirse. Incluso quizás les sirviesen para insistir más.
-Sal un momento. – Exigió el chico.
-¿Para qué? No pienso entrar.
-Vale. Sal un momento.
Miré hacia el techo del coche e intenté
coger aire para tranquilizarme y no meterle dos bofetadas y marcharme.
Posé mis pies en el frío abandonando el coche. Un aire fresco me
rodeó y mis manos se dirigieron a ponerme la chaqueta, pero Josh me la
arrebató.
-¿Qué haces? – Dije casi tiritando.
-Quitarte la chaqueta. – Contestó.
-Josh, me voy a constipar. Dame la chaqueta.
-No. No te la voy a dar.
-¿Para esto querías que saliese?
Mi mano se dirigió a la puerta del coche
para intentar abrirlo, pero era intento fallido. Josh había aprovechado para
cerrarlo y que no tuviese escapatoria.
-¿Qué te pasa? – Preguntó.
-¿Qué me va a pasar? Pues que estoy
helándome.
Mi cuerpo se apresuró para quitarle al chico
la chaqueta. El la alzó y di un saltito para cogerla, pero la diferencia de
estatura me lo impidió. Resoplé de nuevo.
Mis dientes empezaban a chasquear, el frío
cada vez se apoderaba más de mi cuerpo.
-Helándote. – Añadió el chico. - ¿Y qué
necesitas para quitarte ese tremendo frío que tienes?
-¿Bromeas? – Repliqué. - ¿Y este jueguecito
tan cutre a qué se debe?
-Vamos, respóndeme antes de helarte.
Cogí aire para controlar no hacer parar mi
mano en su moflete.
-Esa chaqueta que tienes en tus manos. –
Contesté casi sin paciencia, resoplando.
-Bien. – Contestó él. - Fíjate. Estás sola
ante el frío. Nadie te puede abrazar, nadie te puede dar una chaqueta nueva,
nadie te puede ayudar a quitarte ese frío, porque estás sola.
Mi ceño se frunció al escuchar al chico decir
eso, llevando la mirada al suelo.
-Así se siente tu madre, ____. – Añadió. –
Sola y sin nadie que la proteja de nada. Dime, ¿Qué darías ahora mismo por
recuperar tu chaqueta y no pasar frío?
Levanté la mirada del suelo y di con sus
ojos azules. Esos ojos me transmitieron algo. Quizás no eran iguales que los de
Louis, no se podían comparar, en absoluto. Pero esos ojos también me
transmitían algo. Tranquilidad, estabilidad, madurez, razón…
-Lo… lo que fuese. – Contesté mientras mis manos
pasaban por mis brazos y mis dientes chasqueaban.
-Pues tu madre daría lo que fuese para tener
un refugio en ti, ____.
De nuevo mi mirada se desvió hacia el suelo.
Mis manos continuaban en mis brazos. Mi cabeza parecía haberse olvidado de todo
el frío, pues las palabras tan bruscas y tan llenas de razón que había
pronunciado Josh, me habían hecho olvidar todo lo demás.
-Ten. – Dijo el chico.
Cogí mi chaqueta y la coloqué en mi cuerpo, calentándolo.
-¿Vas a pasar? Al menos solo para no
defraudarme a mí. – Insistía Josh.
Mi mirada quedó de nuevo clavada en la suya;
En sus ojos que pedían a gritos que aceptase la propuesta.
Tragué bruscamente saliva y asentí despacio
con la cabeza. La sonrisa de ese chico me satisfacía.
Su cuerpo se situó detrás del mío. Fruncí mi
ceño al ver que él cogía mis hombros para animarme a atravesar la puerta de
metal, que como de costumbre, estaba abierta.
Metí las manos entre los fríos barrotes y
empujé con fuerza hasta que se abrió. El chico continuaba teniendo sus grandes
manos en mis hombros.
Sentí como su cabeza se iba acercando a mí
por detrás.
-Vamos. – Me susurró en el oído.
Cerré los ojos por un momento para dejarme
llevar.
-Confío en que lo harás. – Insistía.
Mis pies comenzaron a subir los escalones
exteriores hasta llegar al pequeño porche.
Sus manos se despegaron de mi cuerpo para
aterrizar en sus bolsillos.
-Vamos, llama. – Me apresuraba.
Le miré intentando buscar algo que me
tranquilizara. Sin embargo, mi cuerpo pidió encontrar los ojos de Louis. Me asusté
cuando su nombre se apareció en mi cabeza y di un pequeño salto sobre mí misma.
-¿Estás bien? – Preguntó asustado Josh.
Mi cabeza comenzó a ladearse intentando
sacar esa idea de mi cabeza.
-Eh, eh, _____. ¿Estás bien?
Josh cogió mi cara con sus dos grandes manos,
como ya me había enseñado que solía hacer. Tras unos segundos compartiendo
miradas, asentí con la cabeza.
-Bien, pues venga. Llama. – Me animó de
nuevo.
Cerré los ojos mientras que él se alejaba de mí y mi mano se
deslizaba por el aire lentamente para pulsar el timbre.
Al fin contactó con él y el timbre sonó, chirriante.
Mi corazón iba más rápido de lo normal. Miré
una vez más a Josh, que continuaba sonriente, con sus manos ahora detrás de su
cuerpo, cruzadas, y con una disciplina que me sorprendió.
Era
obvio que no tenía punto de comparación con Louis, pero lo que le asemejaba a
él es que ambos me transmitían algo con su mirada.
Pasos se escucharon detrás de la puerta. Una
mano cogió el pomo y tiró de él.
La puerta se abrió y apareció el cuerpo de
mi madre.
La cara la tenía mucho más delgada, las
ojeras destacaban en ella. Su pelo tan moreno y brillante ahora era estropajoso
y con bastantes canas. Sus ojos llenos de brillo, ahora solo tenían el brillo
de unas lágrimas apunto de escapar al exterior. Su pulso tembloroso y su
sonrisa tan débil me hicieron arrugar por un momento el estómago.
-_____... – Musitó.
Tragué fuertemente saliva y sentí como el
cuerpo de mi madre se apresuraba hacia el mío, abrazándome.
Mi cuerpo se quedó quieto y no pudo siquiera
moverse. El daño aún pesaba más que su apariencia tan destrozada.
De nuevo se retiró de mí y me miró un par de
veces. Sonrió a pesar de que me vería algo cambiada.
Después, su mirada se desvió a Josh, quien
le tendió la mano educadamente.
-Señora Julie. – Dijo Josh en forma de
saludo.
-Hola, Josh. – Saludó mi madre.
Pareció tomar alivio y volver a su posición
previa.
-Pasad, pasad.
Mi madre dejó un espacio para que ambos pasásemos
y así lo hicimos. Mi casa parecía diferente. El aire que respiré no olía igual
que al que estaba acostumbrada. El aire que me ofrecía Louis…
-Podéis pasar hacia el salón, ahora mismo
sirvo la cena. – Informó.
-Bien. – Respondió Josh.
Ambos emprendimos camino hacia el salón y
observamos la mesa, en la cual había cuatro sitios.
Tomé asiento en la silla donde siempre
comía yo.
-Siéntate a mi lado, por favor. – Le pedí.
-No. Siéntate al lado de tu madre, ____.
-Por favor, Josh. Hazlo por mí.
Nuestras miradas continuaban juntas, cuando
escuchamos pasos.
Tiré de la mano de él hasta que su cuerpo
aterrizó de lleno en la silla de mi lado.
El típico delantal de mi madre apareció
junto a su silueta, que agarraba con dos guantes una olla.
-Son filetes. – Informó ella con una
sonrisa. - Tus favoritos. – Añadió ella mirándome y posando la olla en la mesa.
Sonrió mirándome. Mi gesto continuaba
quieto, estaba aún asumiendo que estuviese en la misma mesa que mi madre, de nuevo.
-Estarán deliciosos. – Comentó Josh
intentando salir de aquel silencio.
-Espero. Hacía días que no cocinaba. – Dijo mi
madre entusiasmada. - Exactamente desde que...
-Tenga. - Interrumpió Josh. - Sírvame a mí primero.
El chico la sonrió mientras ella cogió su plato y echaba la comida en él. Miré como los brazos de mi madre apenan tenían fuerzas. Sus
rasgos en la cara estaban más marcados. ¿Cuántos kilos habría perdido?
Josh cogió los cubiertos y probó los filetes
tan deliciosos que mi madre siempre preparaba los domingos.
-Están deliciosos, Julie. – Comentó.
-Oh, me alegro de que te gusten, Josh. –
Agradeció ella con una sonrisa, tomando asiento.
Unos minutos de silencio mientras todos
comíamos. No eché de menos esos filetes hasta que los probé. Entonces comparé
la comida casi siempre precocinada de Louis. Ladeé de nuevo mi cabeza para
sacarle de ahí, de nuevo.
-¿Cómo has estado, ____? – Preguntó por fin
mi madre.
Levanté mi mirada hacia la suya, llevándome el
tenedor a la boca.
-Bien. – Contesté. – Muy bien.
Sonrió débilmente y mordió su comida.
-Casi me da algo cuando fui esta mañana a tu
casa y ese chico me dijo que tu ya no estabas ahí… - Añadió.
-Me fui.
-¿Puedo preguntar por qué? – Se atrevió mi
madre.
Un incómodo silencio mientras yo masticaba
los trozos de carne.
-Cosas. – Contesté seca.
La mujer asintió con la cabeza bajo la
mirada expectante de Josh.
-La verdad es que, si no hubiese sido por mí, estaría ahora
mismo en la calle. – Añadió el chico sonriendo.
Cerré los ojos ante su egocentrismo.
-¡Cállate! – Exclamé dándole un golpe con
la mano en su hombro.
Mi boca exclamó un pequeño gemido. La mano
con la que le golpeé era la vendada.
-Oh, Dios mío. ¿Qué te ha pasado? – Preguntó
preocupada mi madre.
-Nada. – Contesté apretando mis dientes.
-¿Por qué tienes la mano vendada? ¿Acaso te
ha hecho ese chico algo?
Mi cara seguía derrochando dolor.
-Lo sabía. Ese chico parece ser violento. Te
lo ha hecho él, ¿no es así?
Las manos de mi madre pasaban inquietas por
su cara, retirando los mechones que caían por ella.
Se acercó a mí tomando mi mano.
-Oh, Dios mío… - Continuaba lamentándose ella.
– Maldito imbécil.
-¡Mamá! – Grité levantándome y quitando bruscamente mi mano de las suyas.
Sus ojos se abrieron mostrando sorpresa ante
mi grito.
-Louis no es ningún imbécil, ¿me oyes? ¡No! –
Grité. – Ha sido el único que me ha acogido, que me ha escuchado y ayudado en
los peores momentos. Ha sido el único que me ha protegido, quien se ha interesado
en sacarme de esa mierda de donde me dejasteis. Ha sido el único que ha sabido
valorarme y entenderme cuando todos os olvidabais de mí. Ahora no vengas de
madre que defiende a su hija porque cuando esta herida empezó a sangrarme tú no
estabas ahí para curármela. Esto es una puta farsa, no sé qué coño hago aquí
montando la escenita, fingiendo que puedo llegar a perdonarte lo que un día hicisteis.
Hiciste. La has cagado, admítelo ya y deja de intentar corregir lo que ya no
puedes. Sólo tienes que olvidarme. Olvidar que existo. ¿Tanto te cuesta
entenderlo?
Mi mano soltó bruscamente la servilleta encima de la mesa dando un pequeño
golpe en el hombro de mi madre cuando comencé a andar.
Mis pasos empezaron a acelerarse atravesando
el pasillo y abriendo la puerta para abandonar esa casa.
Corrí lo más rápido
que pude para alejarme de ahí.
Mis lágrimas salían sin control de mis ojos
y la rabia continuaba en mi interior. Mis manos rebuscaron en mi bolso sacando
un paquete de tabaco y prendiendo el cigarro, el último. Era lo único que me
tranquilizaba, sí.
Maldita droga, maldito Louis que me vició…
Odiaba a todo el mundo. En esos momentos odiaba a todo mi entorno. Incluso a
ese psicólogo que solo quería comerme el coco.
Una moto pasó por mi lado, haciendo que el
cigarro se escapase de mi mano.
-¡Imbécil! – Exclamé.
Resoplé cuando me di por vencida. No podía
cogerlo, y era el último...
Sin embargo, mi mirada fue detrás de la moto
cuando esta paró a pasos de mí.
Me fijé y era parecida a la de Louis. El
chico parecía tener la misma estatura, e incluso su misma chaqueta. La
oscuridad de la calle impedía ver con certeza de quien se trataba.
Mi mente solo podía repetir su nombre en
ella. Louis, Louis, Louis. Una parte de mí, rezaba porque fuese él, pero sin
embargo, otra, rezaba porque no fuese él quien se estaba bajando de la moto en
mis narices. Simplemente porque prometí no volverle a ver nunca más.
JuaJua (?)
ResponderEliminarMe encanta, siguiente ya!! Lo necesito xD
Besos <3
GUAU.. este es uno de esos capitulos que te digo que me deja sin habla. Esa ultima frase me ha marcadao y mucho. Todo el capitulo ha sido increible.
ResponderEliminarIncreible! Me encanta! Estoy impactada buff.. Quiero el siguiente ya :))
ResponderEliminarUn beso
Alba xx