Capítulo 8.

Un rayo de sol se metió de lleno en mi retina. Mis ojos entrecerrados buscando mirar a otro sitio donde la luz no pudiese alcanzarlos.

Mi cabeza dando vueltas y destacando un dolor insoportable en ella.

Miré hacia abajo y estaba arropada por una manta color granate. Me incorporé encima de esa cama y miré a mí alrededor. ¿Dónde estaba?

Mi gesto comenzó a asustarse cuando no reconocía ese sitio. La cabeza me dolía demasiado como para pensar qué hice anoche después de esa carrera.

No recordaba nada. Sólo canales de flashes venían a mi mente. Recordaba algo con Louis, pero no estaba segura.

Me puse de pie apartando la manta de mi cuerpo. Miré por la ventana y vi un callejón que parecía estar cerca de El Foco.

Una camiseta ancha y larga, de color gris, decoraba mi cuerpo. Miré por la habitación y no había rastro de mi ropa, sólo de mis sandalias, aparcadas en un rincón de la habitación.

Mi aturdida cabeza parecía que iba a estallar. Me dirigí sigilosamente hacia la puerta del cuarto mientras calmaba con mis manos la sien.

Tomé el pomo y tiré de él, saliendo a un pasillo y mirando hacia ambos lados.

Un olor a café mañanero me hizo confundirme más aún. ¿Dónde estaba? ¿Qué hora sería?

Tenía que salir de ese extraño sitio cuanto antes.

Miré hacia todos los lados dejando deslizarse el pelo detrás de mí.

-Buenos días.

Miré de nuevo hacia la izquierda cuando escuché una voz masculina retumbar por ese pasillo.

Era un torso tatuado, sin ropa en la parte superior y con unos pantalones grises de chándal en la parte inferior. Sus pies descalzos y sus manos pasando una toalla por su castaño pelo. Un ojo giñado para que el agua no le entrase en él. Una sonrisa permanente cuando me vio.

-Creía que no te despertarías nunca. – Añadió tirando la toalla hacia una habitación.

El chico se apresuró a mí mientras yo me retiraba de él.

-¿Qué hago aquí? – Pregunté perdida.

-Cosas. – Musitó él risueño.

-No, Louis. No estoy bromeando. Mis padres me van a matar.

-Tranquila, ya me encargué yo de eso.

-¿De qué?

El chico cogió un paquete de tabaco del mueble de mi lado. Sacó un cigarro y lo colocó en la boca.

-¿Quieres? – Propuso.

-No. – Negué.

-Ayer fumaste demasiado. Y también bebiste.

-¿Cómo he llegado aquí?

-¿Qué más da? Estás conmigo.

-No me consuela saber eso. ¿Has hecho algo conmigo? ¿Y mi ropa?

-Tranquila. Te desnudé y te besé cada rincón de tu cuerpo…- Comentaba mientras daba caladas a su cigarro.

Mi mano fue a parar a su mejilla, poniéndola algo colorada cuando escuchó decir eso a Louis. El cigarro se desplazó hasta caer a la moqueta de ese suelo. El chico se apresuró a cogerlo y a apagarlo contra el cenicero del mueble.

-¡Serás pervertido! Estaba borracha, te aprovechaste de mí.

Louis se reía mientras posaba su mano en su mejilla.

-No hice nada contigo, ______. Sólo te salvé de un coma etílico. Ni siquiera te besé. La idea de llevarte a casa en tu estado la descarté, y te traje aquí. O bueno, quizás hubieses preferido que te dejase en El Foco, sola y borracha, donde miles de chicos podrían haberse aprovechado de ti.

Mi respiración pareció coger aire de alivio. No soportaría el haberme dejado llevar por ese chico gracias a mi gran cantidad de alcohol.

-¿No hiciste nada de verdad? – Insistí.

-Te lo prometo. Sólo que si por ti hubiera sido…

-¿Qué quieres decir?

-Es igual, _____. Por cierto. Tu ropa está lavándose. Vomitaste en tus pantalones…

Mi gesto se transformó a uno de completo asco. ¿Qué pensaría ese chico de mí? Me dejé llevar demasiado por los comentarios de esa gente.

-Pues… gracias. – Musité.

El chico sonrió y me besó la mejilla. Después, comenzó a andar hacia el principio del pasillo.

-Vete a la ducha, yo prepararé el desayuno.

******

Caminaba con mi pelo mojado y una toalla que me había prestado Louis para enrollar mi cuerpo, descalza.

Llegué hasta la cocina donde estaba el chico removiendo el azúcar de esos vasos.

-¿Puedes darme mi ropa? – Pregunté yo asomando solo la cabeza por el arco de la puerta.

El chico me miró sobresaltado y sonrió al verme. Sacudió sus manos y se dirigió a una terraza que había en la cocina.

Esperaba ansiosa, quedándome fría gracias a la humedad que había en mi cuerpo. El chico apareció con mi ropa doblada en sus manos.

-Toma. – Me cedió.

-Gracias. – Contesté.

-Quién te ha visto y quién te ve, nena. – Musitó volviéndose a la encimera de la cocina.

-¿Por qué dices eso?

-Ayer parecías otra persona completamente.

El chico cogió los dos vasos y los puso en la mesa que había en esa cocina. Encogí mis hombros cuando escuché la confesión de Louis.

-Venga, cámbiate. Tenemos que desayunar. – Dijo.

-No, no. Louis… No puedo. Mis padres deben estar preocupados.

-Ya te dije que yo me encargué de todo.

-¿Cómo?

El chico se acercó a mí y me empujó hacia el baño, donde me impulsó y cerró la puerta conmigo dentro para que dejase de hacer preguntas y me cambiase.

******

Llegué a la cocina vestida como la noche anterior. El chico estaba sentado en una silla y tenía el mando en su mano, cambiando de canal al pequeño televisor que había encima del microondas.

Sonrió cuando me vio.

Tomé asiento y aclaré mi garganta.

-Espero que te guste. – Deseó Louis.

-No tengo mucha hambre…- Dije mirando a la tostada que había en un plato blanco. 

-Bebiste demasiado alcohol, preciosa. Deberías de haberte controlado.

-¡Estaba inconsciente! No me acuerdo de nada.

-¿Era la primera vez que bebías?

Cogí la cucharita que había en el vaso y comencé a remover el aparente café.

-¿____? – Insistía el chico.

-Sí. – Contesté.

Esbozó una leve sonrisa y volvió la mirada al televisor, siguiendo su búsqueda.

-Eres tan inocente… - Musitó entre risas.

-¿Por qué no me paraste? – Pregunté dándole un trago al vaso.

-Te veía disfrutar.

-No pude disfrutar de eso. Era imposible.

-Lo hacías. Incluso me besaste delante de esa gente unas cuantas veces.

Me llevé instantáneamente la mano a mi cabeza. Habría estado ridícula.

-Y ese lado tuyo me encantó. – Dijo.

Levanté mi cabeza y le miré. El chico sonreía mientras removía su café con la mano que no tenía ocupada. Eso de gustarle me gustaba.

-Esto… Louis. – Pronuncié masticando el último mordisco de esa deliciosa tostada. – Me tengo que ir.

-¿A dónde? Es sábado.

-Tengo examen el lunes. Necesito estudiar.

-Puedes esperar a después de comer y puedo acompañarte.

-No, no hace falta. Iré yo sola.

-¿Prefieres irte sola?

-Debo irme sola. Cogeré un taxi.

El chico sonrió y encogió sus hombros.

-En frente del portal pasa un autobús cada veinte minutos. Para cerca de esa rotonda de al lado de tu casa, donde paramos el otro día. Te costará menos.

-Mmm, gracias. – Agradecí.

-Ahí detrás tienes tu bolso. – Musitó indicándome con el dedo índice la silla de mi lado.

Asentí con la cabeza y cogí el bolso.

-Todo estaba delicioso. – Añadí.

-Gracias.

Después, se puso de pie y yo con él. Me acompañó hasta la puerta, la cual abrió y me dejó paso. Me puse en frente de él.

Mi mirada se perdió en su torso, destacando abdominales y decorado por unos cuantos tatuajes.

El chico sonrió.

-Hablamos. – Pronunció.

-Claro.

Arrastró algo la puerta y yo me di media vuelta para comenzar a bajar las escaleras.

-Oye. – Exclamé antes de que la puerta llegase al tope de cerrarse.

-¿Qué? – Acudió él.

-Gracias.

El chico sonrió tímidamente a mi amable agradecimiento. Louis asintió la cabeza y mis pies comenzaron a andar hacia él.

Mi cuerpo se posó delante del suyo de nuevo y mis pies se elevaron apoyándose en mis dedos de los pies. 

De puntillas gracias a la diferencia de estatura, le besé en la mejilla en forma de agradecimiento.

Después volví a mi estatura normal y me di la vuelta para continuar mi camino.

-Espera. – Musitó él. - ¿Sólo me vas a dar un beso en la mejilla?

Su sonrisa pícara me tentó. Me acerqué a él y, de nuevo, repetí el mismo gesto. Alcé mi estatura sobre mis pies y rocé suavemente mis labios con los suyos, sujetándome con su cuello.

Sus manos se posaron en mis caderas evitando que me fuese. Entrelazando nuestras lenguas y sintiendo como sus manos perfilaban mi cadera.

Me alejé de él y le sonreí.

-¿Así mejor? – Pregunté.

-Buena chica. – Contestó.

Con una sonrisa, por fin, cerró la puerta de su casa y yo, continué mi camino.

******

Al fin llegué al rellano de ese sitio. Era oscuro y estaba muy mal cuidado, pero agarré mi bolso y lo atravesé lo más rápido posible.

Salí al exterior y vi el autobús del que me había informado Louis llegando justo a su parada.

Comencé a correr para no perderle. Llegué justo a tiempo. Mi pelo alborotado interponiéndose en mi cara.

Pagué el billete al hombre y entré al autobús, mirando donde tomar asiento.

Al final había una chica con un gorro que estaba sola. Me agarré a la barandilla del techo del autobús y comencé a andar hacia ese sitio, sofocada.

Tomé asiento y abrí mi bolso para buscar mi I-pod.

-Cómo tú por aquí. – Mencionó la chica con un poco de tono irónico.

Mi respiración sofocada se intentó contener cuando la miré. Aprovechó para pasar su mano por su gorro y retirarlo de su cabeza.

-Ali… - Pronuncié.

-¿Qué tal lo has pasado con Louis? – Preguntó.

-¿Cómo lo sabes?

-Me llamó a las cinco de la mañana para que te cubriese con tus padres. Estabas como una cuba y no podrías regresar así a tu casa. Me dijo que te quedarías a dormir en su casa. – Comentó la chica ladeando la cabeza.

-¿Te llamó a ti?

-Con tu móvil, mientras tú parecías acosarle diciéndole cosas inentendibles.

Mi mente intentando hacer memoria de eso que me contaba Alison, pero no recordaba nada.

-Tus padres pensando que estabas conmigo y tú por ahí tirándote a ese chico.

-Ali, estaba bebida. No hicimos nada.

-¡Venga ya, ____! Con más razón, estabas borracha y en su cama, sin poder negarte a nada. 

-Él me dijo que no hizo nada.

-¿Y te lo crees? Eres demasiado inocente para andar con un chico como él, _____.

-Ali, yo...

-No tienes por qué darme explicaciones, ____. Es tú vida, tú futuro. Tú eres la que se está metiendo mierda en el cuerpo, y no sólo droga, sino él. Él es mierda para ti. Todos los de ese sitio son mierdas. – Exclamaba la chica. – Y si tú quieres convertirte en eso, adelante, yo no te lo impediré.

Alison pulsó el botón de la barandilla del asiento. Un “clink” sonó en el vehículo y la chica se puso de pie.

-Pero si quieres convertirte en uno de ellos, olvídate de mi apoyo, y mucho menos de mi encubrimiento. Lo he hecho esta vez, pero no lo volveré a hacer ni una más.

El autobús se paró y la chica se desplazó algo para atrás debido al frenazo del vehículo.

-Voy a trabajar. – Informó.

-¿Trabajar? – Repliqué.

-Es la única manera de sacar a mi familia adelante. No todo el mundo tiene tu gran suerte, querida.

Alison colocó de nuevo el gorro en su cabeza, y comenzó a andar hasta la salida del transporte público.

Yo, sin embargo, me quedé perdida gracias a la dura y constante mala reacción que estaba teniendo mi amiga conmigo.

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PD. Chicas, necesito que me ayudéis y me digáis si el argumento para 17BLACK os gusta y si lo leeríais. Esta novela la haré de golpe y no contaré con vuestras opiniones en cada capítulo, así que prefiero que me digáis si os gusta el argumento antes de continuarla. POR FAVOR, ya lo digo en el twitlonger, pero quiero que seáis criticas, por eso prefiero que todas vuestras opiniones me las pongáis en ASK y en ANÓNIMO. (http://ask.fm/Sttories1D) Aquí tenéis el argumento. http://www.twitlonger.com/show/n_1rlfgn3

OS QUIERO NERRYS..