[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

sábado, 13 de julio de 2013

Capítulo 2.

“Louis Tomlinson. El cabecilla del mayor grupo de los de aquí. Con ese chico es mejor llevarte bien si no quieres que el final de tus días llegue antes de lo previsto…”

Mi cabeza aturdida solo escuchaba eso. Esa frase era la única información que tenía de ese chico, ese tal Louis Tomlinson, el de El Foco.

Adam lo describía con total frialdad y respeto. Ese chico parecía imponer a toda esa gente de aquel barrio.

Mis ojos cansados mirando por la ventana, observando cómo la gente abandonaba sus aulas de segundo de bachiller para emprender camino a sus casas.

Sin embargo, a fuera del instituto había revuelo. Más gente que de costumbre. El rugido de unas motos hizo que mi sangre se congelase. Que no circulase más.

Ese sonido del corazón de las motos me recordaron a él, a ese chico tan curioso que me salvó de un baboso.

-Y con esto acabamos el temario de hoy. Pueden retirarse.

El profesor de latín daba permiso para recoger todo. Mi suave y largo pelo impedía ver con exactitud donde encajar los libros en mi mochila. Estaba confusa. Esas motos me habían confundido.

Algo me hacía estar nerviosa, alguna razón que desconocía.

Insistía en meter los libros en esa mochila negra la cual minutos después apoyaría en mis hombros, pero eran intentos fallidos. Parecía como si mis ojos estuviesen nublados, como si mi vista estuviese aturdida.

-¿Estás bien? – Preguntó Alison apoyando su mano en mi espalda.

Voté sobresaltada sobre mi sitio y giré la cabeza dejado deslizar mi cabello detrás de ella. Mi respiración alborotada y mi pecho bajando y subiendo a toda velocidad mientras encontré los ojos de Alison.

-Sí, estoy bien. – Contesté, sin mucho autocontrol.
-Llevas toda la mañana ausente.
-Tranquila, Ali. Estoy bien.

Mi amiga encogió sus hombros y comenzó a dar pasos hacia la puerta. Al fin mis manos temblorosas cedieron y dejaron introducir mis libros en esa mochila. La coloqué sobre mis hombros y me situé al lado de mi amiga.

-¿Qué tal el fin de semana? – Preguntó.
-Bien.
-¿Sólo bien?
-Sí. Estuve estudiando historia.
-Ya, ni siquiera me llamaste para salir a tomar algo.
-No me apetecía.
-Pero, ¿Te pasa algo? Estás rara. Muy rara.
-Que no me pasa nada, Ali. Estamos en época de exámenes, estoy totalmente centrada en eso.
-Parece que el que vinieses conmigo allí te cambió, _____.

Mi respiración se detuvo por un segundo cuando escuchó a mi amiga confesar eso que, en cierto modo, estaba repleto de razón.

Esa visita a ese lugar, ese chico… Sólo tenía eso en mi cabeza. Sólo habitaba el momento en el que el chico agitaba su flequillo mientras daba largas caladas a su cigarro.

-Estás equivocada, Ali.

La chica me miró desafiante esperando a una respuesta más convincente. Pero retiré el cabello que se interponía de nuevo en mi rostro metiéndolo detrás de las orejas, y continué mi camino por el pasillo agarrando las asas de mi mochila con ambas manos.

“Corre, corre” Exclamaron un grupo de chicos al final del pasillo. Todos pasaron corriendo a nuestro lado desplazándonos hacia atrás y casi haciendo que nos chocásemos con las paredes.

-¡Qué brutos! – Exclamó cabreada Ali.

Yo agarré más fuerte mi mochila recuperándome del repentino sobresalto.

“Vamos, vamos, hay pelea” De nuevo otro grupito de gente aparecía de la segunda clase del pasillo, justo por donde nosotras nos encontrábamos pasando.

-¿Qué demonios pasará? – Se quejaba Ali.

Mi mirada no podía fijarse en lo alborotado que se encontraba en esos momentos el instituto, sólo se centraba en él, él, él…

-Louis. – Exclamó Alison.

En ese momento mi cabeza se despegó del suelo y abandonó los pensamientos que en estos días habían sido mi principal quebradero de cabeza.

Mi mirada buscaba al chico del flequillo, al del cigarro, pero no dio con él. Era un simple chico rubio de la segunda clase que parecía estar informado sobre lo que estaba pasando en la entrada del instituto.

-¿Qué ha pasado? – Insistía Alison.
-Más vale que te des prisa, Adam está metiéndose de nuevo en movidas. – Contestó el también llamado Louis.
-¡¿Qué?! Joder, joder.

Alison soltó su bandolera en mis manos y echó a correr por lo poco que nos quedaba de pasillo.

Comencé a apresurar mi paso para no perderla de vista. ¿En qué se habría metido ahora Adam?

La gente animaba a que continuase el enfrentamiento entre el hermano de mi amiga y seguramente que otro chaval de su tipo.

Me ponía de puntillas para observar el centro del corro que había hecho la gente pero no se veía nada.

Sin embargo, mi mirada se deslizó levemente hacia un hueco que habían abierto.

Corrí hacia él y me situé en primera fila.

Alison acababa de abrirse paso entre el mogollón de gente. Al fin salió hacia el interior del círculo, donde se encontraba Adam y otro chico. El chico seguramente que sería del mismo sitio que él: De EL Foco.

Mi corazón parecía asustarse cuando pronunciaba en mi cabeza esas palabras, ese lugar. Parecía acongojarse y querer refugiarse de todo lo que rodeaba ese sitio, pues no le gustaba, ni siquiera me gustaba mí. Pero no podía negar que ese chico despertó cierta curiosidad en mí.

-Adam, para. – Rogaba Alison.

El chico permanecía con los puños cubriéndose la cara y dispuesto a pegar a su oponente. La gente animaba a que la pelea continuase.

-¿Estás loca? Quítate de ahí. – Se quejó un chico de al lado de Alison.
-Gilipollas. – Musitó la chica echándole una mirada de desprecio.

El primer puñetazo del chico llegó a la cara de Adam. Mis ojos aumentaron de tamaño y use la bandolera de Alison para cubrirme.

-Pero, ¿Qué haces, subnormal? – Mi amiga se puso en frente del chico que había ofrecido un puñetazo en la cara de Adam, el cual se encontraba con la mano en su rostro debido al fuerte golpe. La gente se calmó y paró de animar. La mayoría estaba callada.
-¿Quién eres tú? – Contestó el chico.
-Soy su hermana.

La boca de ese chico esbozó una leve carcajada que contenía recochineo.

-¿Puedes apartarte? – Pidió el chico.
-No. – Contestó firme.
-Alison, quítate. – Ordenó Adam recuperándose de su golpe detrás de su hermana.
-Adam, ¿Otra vez? Estoy harta de ti, harta de tus estupideces.

El chico ignoró la breve retahíla que acababa de ofrecerle su hermana. Depositó su mano fuertemente en el estómago del otro chico, el cual cayó inmediatamente al suelo retorcido de dolor.

Alison se apartó sobresaltada, mientras que Adam se agachó para seguir ofreciendo puñetazos en la cara del chico que yacía tumbado en el suelo, quizás inconsciente.

Mi amiga se agarró en la espalda de Adam y le detuvo echándole hacia atrás.

El chico continuaba con una cara de furia increíble, pero ya controlado gracias a Alison.

-¿Eres idiota? Otra pelea más. Otra puta pelea más, Adam. ¿Cuándo va a acabar esto? ¡Dime!

La gente comenzó a deshacer el círculo y a marcharse de la escena satisfechos. Había un claro ganador: Adam.

Yo permanecía sorprendida, abrazada a la bandolera de Alison que me cubría medio rostro.

Un grupo de gente vestida de negro se acercó a observar la situación. Unos acudieron al chico que permanecía agachado en el suelo y otros acudieron a Adam y Alison.

Mi mirada se centraba en la escena que había en el centro. Mis pies comenzaron a andar hacia atrás para abstenerse lo máximo posible de esa situación, de esa gente, de ese mundo.

Me alejé como diez pasos y ahí me sentí segura. Pero no lo suficiente. Una leve brisa de aire hizo que mi mirada se levantase hacia una dirección que nunca debió ir.

El chico del flequillo, el del cigarro. Aquel chico tan previamente peligroso estaba ahí. O al menos eso me parecía.

Pestañeé un par de veces para asegurarme, pero no cabía duda. Permanecía apoyado en un muro, vestido de cuero y con las mismas botas militares de hacía unos días. El cigarro oprimido entre sus rosados labios y su flequillo cayendo levemente por su rostro.

Mi descaro hizo que él también levantase la mirada y diese con mi rostro, casi oculto.

Su compostura en ningún momento se perdió, y soltó con fuerza y chulería ese humo que había entrado previamente por su boca.

Parecía habérsele dibujado una sonrisa, pero no estaba segura.


Me incomodaba que me mirase, pero era todo lo que había pedido en el fin de semana. Algo que por alguna razón desconocía. Pero ahí estaba él, estaba completamente segura. Ahí estaba ese tal Louis Tomlinson.


3 comentarios:

  1. perooo tiiiiaa!!! que fuerte.. me ha encantado !! espero ansiosa el martess!! ha sido increíble me lo he imaginado mazo como si fuera yo y .. oh dios como triunfa el flequillo de nuestro tommoo!! amorr a esta novela. <3

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  2. Amo infinito hacia esa novela <3

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  3. Siguela. Me encanto..eres una muy buene escritora. He leido todas tus novelas.
    Me encanta como escribes. :3

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