[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

martes, 30 de julio de 2013

Capítulo 15.

Llegábamos a la casa de Lou. Los dos estábamos algo bebidos, pero ambos coordinábamos bien.

Sin embargo, mi cabeza seguía aturdida por lo que había pasado algunas horas antes.

¿Por qué Louis me hizo eso? ¿Acaso desconfiaba de mí?

-¿Estás bien? – Preguntó el chico colgando su chaqueta en el perchero.
-Sí. – Contesté.
-Pareces ausente.
-No. Estoy bien.

Mis manos pasaron por mi chaqueta arrastrándola hacia atrás y colocándola en el perchero

-¿Qué has hablado con tu madre? – Preguntó curioso.
-Nada. La dije que no me llamase más. – Contesté.

El chico bajó la mirada y dio la vuelta a su labio inferior encogiéndose de hombros.

-Me voy a dormir. – Musité.
-¿Ya? ¿No vas a ver la tele un rato conmigo?
-Estoy cansada.

Emprendí mi camino hacia la habitación donde estaban todas mis cosas. Estas últimas noches había estado durmiendo en la amplia cama de Louis, pero lo que había pasado horas antes necesitaba ser procesado por mi cabeza antes de volver a compartir cama con ese chico.

Crucé el arco de la puerta y Louis acudió rápidamente a mí.

-¿Dónde vas? – Preguntó.
-A la cama, ya te lo he dicho. – Contesté.

El chico cogió mi cintura y me arrimó hacia él.

-Lo siento por lo de antes… No quería hacerte daño… - Susurraba. – La idea de perderte me produce tanto miedo, ______. Eres diferente. Diferente a todas con las que he estado. Quiero estar contigo para siempre.

Mi ceño fruncido escuchando las palabras que ese chico me decía. Parecía tan afectado por lo que me había hecho… Habría sido sin querer, no podía haberlo hecho aposta.

-Ha sido el alcohol, no he sido yo…

Cogí aire cerrando los ojos. Ese chico hizo que esbozase una leve sonrisa cuando sus labios tocaron mi cuello.

-Yo también te quiero muchísimo, Louis. – Dije.
-Lo sé.

Le di un fuerte abrazo de consolación. Había sido muy dura con él. Sabía que Louis jamás podría hacerme daño, ¿Cómo iba a hacerlo?

-Venga, vamos a la cama. Es tarde.

Louis cogió mi brazo justo por donde mi brazo estaba irritado.

-Au. – Me quejé.
-¿Qué pasa? – Se sobresaltó él.

Resbalé la manga de la camiseta que aún llevaba y observé mi brazo. Un pequeño moratón se notaba donde había apretado tanto Louis. Lo miré asustada y lo cubrí rápidamente.

-Oh, Dios mío. No quería hacerte daño, cielo… Yo…

El chico parecía estar algo asustado. Estaba segura de que él jamás pretendía hacerme daño.

-No te preocupes, Louis. Estoy bien.

El chico sonrió y bajó su mano hasta la mía, arrastrando mi cuerpo hasta su habitación. Ese chico me había convencido de nuevo para que durmiese con él. Era tan… diferente.

******

Unos días más tarde.

-¡Despierta!

Los besos que comenzaron en mi cara comenzaron a bajar por mi cuello, llegando hasta mi pecho. La voz de Louis insistiendo en mi oído para que me despertase.

Abrí cuidadosamente los ojos y le vi sentado en la cama, ahora acariciando mi pelo.

-Dormilona, estoy aquí…

Le vi sonriendo. Sus magníficos ojos azules congeniaban con los míos. Me incorporaré para ponerme a la altura de él y después, le besé.

-Buenos días. – Musité.
-Pensaba que nunca te despertarías. – Dijo él sonriendo.
-Lo has hecho tú. – Contesté con otra gran sonrisa en mi cara.

El chico acariciaba de nuevo mi pelo, como de costumbre. Me confesó que le encantaba.

-Sólo era para decirte que tengo que ir a comprar unas cosas para la moto. No voy a tardar. – Informó.
-¿Quieres que te acompañe?
-No hace falta.
-¿Voy a quedarme aquí sola? – Pregunté frunciendo el ceño.
-Sí, pero no voy a tardar, cielo. Te he dejado el desayuno preparado.

Louis besó mi frente y se puso de pie. Sonriendo, abandonó la habitación y dio pasos hasta llegar a la puerta de salida.

-Hay unas llaves encima del mueble del salón. – Gritó desde el pasillo.

Asentí sutilmente con mi cabeza y escuché la puerta cerrarse.

El simple sonido de un reloj alejado de la habitación era lo que escuchaba.

Retiré las sábanas y emprendí camino hacia la cocina. ¿Qué día sería hoy? Había perdido la noción del tiempo. Hacía varios días que no iba al instituto, tampoco quería ir.

El delicioso olor a dulce hizo que mi estómago comenzase a rugir. Louis me había preparado un delicioso desayuno.

Coloqué la bandeja encima de la mesa de la cocina y retiré la silla para sentarme. Mi cuerpo se sobresaltó antes de aterrizar en ella cuando escuchó el timbre de la puerta.

¡Louis! ¿Qué se le habría olvidado?

Arrastré mis pies hacia el pasillo y abrí la antigua puerta.

-Hola, am…

Mis palabras se cortaron cuando mis ojos se percataron de quien era. No era Louis…

-¿Qué haces aquí? – Pregunté.
-¿Puedo pasar?
-No, no. Lárgate, Josh.
-Te dije que por las buenas o por las malas. Tú lo has querido.
-Lárgate de aquí, Louis puede venir en cualquier momento.
-No, no vendrá. Se acaba de ir. Le he visto montarse en su moto.

El chico pasó por mi lado a la casa. Mi mirada le siguió y vio como su cuerpo se introducía en la cocina.

-Josh, por favor, vete… No quiero tener problemas.
-No los tendrás. Un mocoso como ese a mí no me hará nada. – Dijo mirando toda la cocina.
-Es peligroso.

Josh esbozó una carcajada.

-¿Cuánto de peligroso? ¿Cómo Hulk? – Añadió.
-No estoy de broma, tío.

Mi cuerpo se situó delante de él y subí la mirada para dar con la suya.

-Lárgate. – Insistí.
-Tu madre llegó anoche a tu casa. Se ha encontrado con una carta de unas cuantas faltas de asistencia en el instituto, con la vecina diciéndole que no habías aparecido por casa en toda la semana y con una hija medio alcohólica que se ha ido a vivir con un tío, como ella misma juzga, peligroso. ¡Guau!
-¿Cómo coño sabes todo eso? Y, ¿Cómo has llegado hasta aquí?
-Tengo mis contactos. – Musitó dando un pequeño toquecito a mi nariz.
-Como no te largues pienso llamar a Louis y decirle que estás aquí.
-Llámale. Vamos. No le tengo ningún miedo.
-¿Quieres ver como soy capaz de llamarle? – Amenacé.
-Quiero verlo.

Resoplé cuando vi que ese chico no cedería. Parecía tener por seguro que no le llamaría, y no lo haría.

-Sólo quiero que me escuches, _____. Sólo dos minutos y me iré.
-¿Y te irás?
-Me iré. – Confirmó él.

Resoplé cerrando los ojos y acepté con la cabeza.

-Si esperas un segundo…
-Claro.

Atravesé la cocina y caminé por el pasillo hasta llegar a mi habitación, donde rebusqué en el armario algo que ponerme para largarme de aquí cuanto antes y sacarle de aquí.

Encontré unos pantalones vaqueros claros, los cuales ni siquiera se me había pasado por la cabeza ponerme cuando llegué aquí. La ropa que había usado era tan… oscura. Tan diferente a la mía… Yo era difrente completamente. Había cambiado tantísimo.

Deslicé mis pantalones hasta el suelo y encajé mis piernas en los nuevos. Ahora levanté la camiseta y la tiré en la cama.

-Oye, una pregunt… - El chico apareció por la puerta, justo en el momento más inoportuno.
-¡Josh! – Exclamé tapándome con los brazos el pecho.

Su mirada continuaba observando mi cuerpo que, de cintura para arriba, solo era cubierto por mi sujetador blanco. Su sonrisa se dibujaba en el rostro, pero no quitaba la mirada.

-¿Quieres largarte? – Insistía.

Sin embargo, su sonrisa se apartó cuando se acercó a mí. Mi cuerpo se echó hacia atrás intentando esquivarle.

-Tranquila. No te voy a hacer nada. – Musitó.

Su mano se extendió para pasar sus finos dedos por el leve moratón que, aun que ya era débil, se notaba en mi brazo.

-¿Quién te ha hecho esto? – Preguntó.
-Nadie. – Contesté.
-Dímelo.
-Te he dicho que nadie, joder.

El chico quitó su mano del moratón y dio unos pasos hacia atrás.

Su imagen congelada en mis brazos mientras yo cogía la camiseta y la ponía en mi torso.

-Te espero en la cocina… - Musitó Josh.

El chico salió algo confuso de mi habitación. Yo relajando mi respiración intentando cuadrar bien la camiseta en mi cuerpo.

Mis ojos estaban cerrados, presionados por lo que acababa de pasar. Ahora sí que no me quitaría al psicólogo de encima…

Salí de la habitación y me dirigí a la cocina, donde estaba sentado él. Había encendido la televisión y estaba concentrado mirándola.

-¿Qué querías preguntarme? – Musité.
-Que como se cambiaba de canal… - Dijo él, débilmente. – Pero ya lo descubrí.
-Bien… ¿Nos vamos? –Propuse.
-____, ¿Eso te lo hizo él?
-¿El qué?
-Eso. Lo del brazo.
-¡¿Estás loco?! ¿Por qué clase de novio le tomas? Él jamás sería capaz de hacerme algo parecido.
-Mírame.

Su mano se posó debajo de mi barbilla e inclinó mi mirada hacia la suya.

-Dime que es mentira mirándome a los ojos.

Le miraba con miedo. Él era psicólogo. Me iba a pillar en la mentira. Pero no podía…

-Vamos a tomar un café. – Dije esquivando su insistente propuesta.

-No. – Negó él subiendo de nuevo mi cara. –  Dímelo. ¿Te ha hecho Louis eso del brazo? 


3 comentarios:

  1. ahhh!!! dios esta novela es increible te prometo q m esa gustando muchisimo y jobar.. como escribe la tiiaa!! en serio sigue así. Ya sabes q tienes toda mi confianza pequeña mia!! PD: hulk? en serio josh?? ahha

    ResponderEliminar
  2. Hey hey hey! Lo siento mucho por no comentar estos días, estoy desaparecida (?) Nah, solo que mi movil está mal sorry. Sobre la novela...qué decir...pues...QUE ME ENCANTA!
    SIGUE ASÍ ESTÁ MUY MUY MUY BIEN!
    UN BESITO
    Alba xx

    ResponderEliminar