-No,
gracias. – Me negué.
El chico
arqueó las cejas cuando me negué definitivamente a probar el cigarro.
Después, se
acercó la colilla a sus labios y de nuevo aspiró hacia adentro.
-¿Nunca lo
has probado? – Preguntó reteniendo el humo en su garganta.
Ladeé la
cabeza y miré el suelo inocente.
El chico
sonrió. Después soltó el humo.
-Yo lo hago
demasiado. – Añadió.
Arqueé las
cejas en forma de evidencia y, de nuevo, miré al suelo entrelazando mis manos,
poniéndolas delante de mi cuerpo.
El chico
parecía estar mirándome, de nuevo apoyándose en el muro.
Levanté la
mirada y le vi sonriente. Me estremecí cuando sus ojos chocaron directamente
con los míos.
-Yo… me voy
a casa. – Dije.
-¿Ya? ¿No te
quedas un rato?
-No. Me
tengo que ir.
-Entonces, te acompañaré. Este lugar es algo peligroso.
-No hace
falta.
-Insisto.
Cogí aire.
La insistencia de ese chico hizo plantearme si de verdad podría decirle que no.
Pero pareció intimidarme lo suficiente como para impedir que mi boca crease un
monosílabo de negación.
El chico
sonrió gracias a mi paralización. Su flequillo persiguiendo su cabeza cuando
esta se agitó.
-Vamos, te
llevaré en la moto.
-¡¿Qué?! –
Exclamé. –No, no. Mejor me voy sola, Louis.
-Me llamaste
Louis. – Pronunció sonriendo.
Fruncí el
ceño y le miré asintiendo.
-Queda
bonito mi nombre en tu boca. - Añadió.
Me ruboricé
al escuchar eso. Parecía que ese chico sabía perfectamente qué hacer para
esquivar un tema.
-Me iré en
taxi. – Insistí.
-No lo
harás. Te llevaré.
Comenzó a
andar. Miré sus botas enormes y negras pisar el asfalto tan desgastado, con
marcas de ruedas de motos.
Me desplacé rápidamente cuando escuché aparecer
dos motos en frente de mí. El rugido de los motores me avisó y pude
desplazarme a tiempo.
Mi boca
entreabierta miró al final de la siniestra y oscura calle, siguiendo el camino
de las motos. Esos chicos no llevaban casco e iban a máxima velocidad.
Sin embargo,
el sonido de un eco al final de esa calle, me hizo intimidarme y apresurar el
paso hasta donde Louis estaba.
Sonrió
cuando me situé a su lado.
-Creo que
odias esto. – Musitó riendo.
-No lo hago.
– Contesté.
El chico
comenzó a andar hacia el círculo donde siempre había una gran cantidad de
gente.
Mi mirada se
desplazaba detrás de ese torso vestido con una chaqueta de cuero y decorado con
una camiseta ancha blanca, mostrando su tatuaje en la parte de la clavícula.
-Te
intimidan. – Comentó.
Le miré con
los ojos abiertos y encogí mis hombros.
-No estoy
acostumbrada a sitios como este. - Contesté.
El chico
sonrió a mi comentario tan inocente. De verdad lo era. Por aquel entonces
prometo que era la persona más inocente que había en la faz de la tierra.
La gente del
centro miraba a Louis como caminaba a mi lado. Comenzaron a cuchichear pero él
ignoró todo. Parecía tener un gran nivel de imponencia en esas personas.
-Monta. – Mandó.
-Louis, no…
-Vamos, no
pasará nada. Estoy contigo. – Dijo montándose en la moto.
-Pero nunca
he montado en ninguna moto.
-Siempre hay
una primera vez.
El chico se
desplazó encima de la moto hacia adelante, para dejarme un hueco y subirme con
él.
Cogí aire y
alcé mi pierna derecha para colocarme detrás de él.
-Buena
chica. – Susurró, de nuevo.
Mis mejillas
ardían después de ese comentario, mientras mis ojos observaban como él
levantaba su chaqueta de cuero.
-Agárrate
aquí. – Me propuso señalando a su cintura.
Mis manos se
acercaron lentamente a su cuerpo. El mío sintió un leve escalofrío cuando mis
manos hicieron contacto con su torso.
Sus manos se
posaron en el manillar de la moto. Giró con su mano una parte de éste y mi
respiración se paró por un segundo. Retomó aire cuando el chico desplazó la
moto hacia atrás y bajó el soporte para comenzar a andar con ella.
******
-¿Aquí? – Preguntó Louis situándose en la rotonda de
tierra cercana a mi casa.
-Sí. – Contesté. – Gracias.
-No hay de qué. – Musitó sonriente.
No entendía por qué Adam me lo había descrito como un chico
oscuro y serio. Conmigo al menos no lo era. Parecía simpático, amable y
generoso.
Sonreí mientras me bajaba de la moto y recolocaba mi bolso en
su sitio.
-¿Volveremos a vernos? – Preguntó cuando aterricé
completamente en el suelo.
Mis cejas se arquearon en símbolo de sorpresa cuando escuché
preguntar eso a Louis. Mi mente pensó por un momento en qué contestarle, pues
tenía ganas de volverle a ver y aún no se había ido, pero algo dentro de mí me
decía que no debía de hacerlo.
-No lo sé. – Contesté.
-Dame tu teléfono, al menos.
-¿Bromeas?
-Es la única manera de saber de ti.
-Louis, no te lo pienso dar, te acabo de conocer.
Se encogió de hombros sin insistir más sobre mi número de
teléfono. Fruncí el ceño cuando de nuevo subió uno de sus pies a la moto,
sujetando todo el peso con el otro.
-Te aseguro que nos volveremos a ver. – Contestó.
Después, guiñó un ojo y comenzó a andar con la moto.
******
Tres días después.
Caminaba con
mi mochila en la espalda. El sol penetrando el asfalto de mi calle hacia que se
desprendiese algo de calor en él.
Caminaba
mirando al suelo, dando leves patadas a una piedrecita pequeña. Pensaba en mis
cosas.
Exámenes,
exámenes, y más exámenes. No debería tener otro motivo por el que estar
preocupada, pero me sorprendía a mí misma cuando me daba cuenta de que lo
tenía.
Un fuerte
golpe a la piedra con mi pie fue a parar a otro pie grande, que la paró.
Levanté mi
cara para observar de quien se trataba. Ahí estaba de nuevo él. Su flequillo de
nuevo cayendo por su frente, su media sonrisa adornando su rostro. Mis cejas
juntándose al verle de nuevo en la rotonda peatonal del otro día.
-Hola. –
Pronunció cuando me acerqué.
-¿Qué haces
aquí?
-Pareces
enfadada, ¿te pasó algo?
-Pregunté yo
primero.
-Te aseguré que nos volveríamos a ver.
-¿Cómo
sabías que pasaría a esta hora por aquí?
-Casualidad.
Mis ojos se
voltearon y volvieron a los suyos, que me miraban intimidantes.
-¿Quieres? –
De nuevo me ofreció un cigarro.
-No.
-Vamos.
Pruébalo y dejaré de ofrecerte.
-Estás loco.
No pienso probar eso.
-Inocente… -
Susurró prendiéndole fuego a la colilla.
-No lo soy,
Louis.
-Lo eres,
sino darías una calada a este cigarro.
-¿Pones en
duda que no soy capaz de hacerlo?
-Es más, lo
afirmo.
Con mi ceño
fruncido de rabia, arrebaté el cigarro de la mano de Louis y me lo llevé a la
boca, aspirando demasiada cantidad de humo, llenando mis pulmones de droga.
Solté
rápidamente el humo cuando un gran ataque de tos me invadió.
El chico
sonreía gracias a mi estado.
-¿Estás
bien? – Preguntó sonriendo.
-Sí. –
Contesté yo tendiéndole el cigarro de nuevo.
Regresé a mi
posición normal y le miré como daba caladas fáciles. ¿Cómo lo haría?
-¿Capaz o incapaz? – Pregunté.
-Buena
chica. – Contestó. – Te ganaste algo.
El chico se
aproximó a mí y pasó su mano por debajo de mi mochila, posándola en mi cintura.
Acercó mi cuerpo a su torso y se agachó para posar sus labios en mis labios. Un
suave y peculiar beso, con sabor a tabaco.
Me encanta!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAlgún día podrías hacer una especie de maratón? Es decir, subir 2 capítulos el mismo día?
Es que... ESTA SUPER INTERESANTE!!!!
emm lo de agarrate y se levanta la chaqeta.. 3MSC te matoo!! el fleqillo d Lou, la forma en la q lo describes.. *__* ah y sus guiños.. Guau me estremezco. PERO VAMOS A VER recibe un beso de louis.. en serio?!! una calada de su cigarro..!! BUENAS CHICA.. (yo) Genial capitulo PD: me esta gustando muchisimo la novela pero.. me encantaria leer la d liam. Con cada capitulo se me pondrian los ojos vidriosos. Estoy mas que segura GRACIAS POR TODO!
ResponderEliminar