Me defraudo
cuando veo que es la alarma. Había olvidado que tendría que ir a la
universidad.
Paso el dedo
por la pantalla táctil y lo hago callar. Arrastro mi silla hasta que hay
suficiente sitio para ponerme de pie, y, dando pasos débiles, llego hasta la
puerta, la cual abro y abandono mi habitación.
Mi mente
esta aturdida. Echo de menos a Louis. Vivo en una agonía conjunta con angustia
que es imposible de parar.
Abro el
armario y escojo la ropa que llevaré a la universidad. No me complico mucho.
Unos pantalones vaqueros, jersey de lana blanco, botas marrones a conjunto con
chaqueta de cuero marrón y un pañuelo marrón y negro.
Abro la
puerta del baño y me meto.
Tardo diez
minutos en ducharme. Una ducha en la que pienso en qué hacer para terminar lo
que me ha pedido Dina. ¿Cómo lo hago? Ni siquiera sé de él desde aquella noche
que le vi en el hospital. Es imposible terminar algo que está incompleto, o eso
quiero pensar.
Salgo del
plato de ducha y paso una toalla por mi pelo, mientras dejo que mi cuerpo se
seque con la que tengo enrolladla en el cuerpo.
Poco tardo
en secármelo, pero mi mente sigue centrada y obsequiada en lo mismo.
Cinco minutos después, bajo las
escaleras despacio, ya que Bruce está durmiendo al lado del último escalón y no
quiero despertarle.
Le doy un
saltito y aterrizo en el pasillo que conecta las escaleras con la cocina.
Escucho el sonido de los platos, entro a la cocina y me siento en un taburete,
sin inspeccionar mucho la sala.
-Hola. –
Dice una voz masculina.
Con el ceño
fruncido y tratando de colocarme bien las botas, miro hacia arriba.
-¿Te has
olvidado de mí? – Pregunta el hombre.
Me sorprendo
y me levanto del taburete mostrando sorpresa. Es Bob.
Acudo
rápidamente a sus brazos, que están abiertos pidiéndome un abrazo. Me invado en
su cuerpo.
-Hola, Bob.
– Digo alegre.
-¿Qué tal
está, señorita? – Pregunta, separándose de mí.
-Estoy, que
no es poco.
El hombre
gira el labio y yo hago lo mismo. No hay persona que me comprenda mejor que él
en todo el mundo.
-Hace mucho
que no te veo. – Comenta.
-Sí. –
Apoyo. – Mucho.
Un silencio
incómodo mientras mi madre, sonriente, continúa preparando el desayuno.
-¿Qué
quieres de beber? – Me pregunta.
-Tomaré
café, mamá. Gracias.
-Entonces,
iré a la despensa a por él.
Sonrío a mi
madre, que seca sus manos en el delantal y abandona la cocina, yéndose hacia el
pasillo donde hay unas escaleras que bajan hacia la despensa.
Bob toma
asiento a mi lado y coge una de mis manos, arropándola con las dos suyas.
-¿Has vuelto
a hablar con él? – Me pregunta, casi susurrando.
Sacudo la
cabeza y mi rostro entristece. El hombre hace un gesto de defraudo y aprieta
con fuerza mis manos.
-Tenía mucha
rabia la última vez que le vi.
-¿Por qué no
me dijiste que le conocías, Bob? – Pregunto, sin un freno en mi boca.
-¿Qué? –
Exclama, perdido.
-No iba a
reprocharte nada, solo me hubiera gustado saber que tú conocías a Louis…
-Oh,
querida… - Musita. – Creí que era algo que no debía de salir de ahí.
-Bob, sabes
que estoy luchando contra viento y marea para saber algo de Louis. Me da la
sensación de que todo este tiempo solo he conocido de él su nombre y su
apellido, que por cierto, odia. Me podrías haber ayudado tanto.
-Y lo
intento. – Dice. – De veras lo intento.
-Tú sabes
cosas de él que yo no sé. – Digo.
-Louis
siempre ha sido una persona reservada. Nadie conoce a Louis, dudo que se
conozca él mismo…
Frunzo el
ceño y me maldigo el no haber sabido antes que Bob conocía a Louis. ¿Por qué no
me lo habría dicho?
Aun que, yo
y mi torpeza de no darme cuenta de que la insistencia de Bob era algo absurda
si no conociese a Louis de nada.
-Aquí está
el café. – Exclama mi madre entrando por la cocina.
Ambos
sonreímos y Bob me mira en forma de complicidad. Parece que no quiere que diga
nada sobre este tema delante de mi madre. ¿Por qué será?
Asiento con
un sutil gesto y Bob me suelta las manos para levantarse del taburete e ir
hacia mi madre.
-Creo que iré
sirviendo el sirope a las tortitas. – Dice el hombre.
Yo, sigo con
la mirada perdida, sentada en el taburete.
El sueño me
puede, no he descansado nada, y mi mente está todo el rato en funcionamiento,
pensando en ojos azules y tupé perfectamente peinado.
Mis dedos
pulgares juegan entre ellos, intentando distraerme de mis pensamientos
absurdos.
-Por cierto.
– Alarma Bob. – Te he buscado un buen abogado.
Dejo el
juego de mis dedos, y levanto la cara, dirigiendo la mirada al hombre, que
mastica fuertemente un cacho de tortita.
-¿Un
abogado? – Pregunto.
Mi madre le
mira, también sorprendida.
-Sí, ya
sabes. Por lo de la pelea de la otra noche.
-Bob, creo
que te estás involucrando más de lo que deberías. – Añade mi madre.
Parece que
la tensión se ha creado entre nosotros, y afirmo la situación cuando la mirada
de Bob hacia mi madre no es del todo agradable.
-Julie, yo
solo quiero ayudar. – Dice. – Esos desgraciados trabajan en eso. No pueden
quedar libres.
-Bien, estoy
de acuerdo. Pero creo que _____ es suficiente mayor y consciente para hacer
este tipo de cosas ella sola. Y si no puede, ya lo haré yo con ella, que para
eso soy su madre.
-Estás
siendo muy desagradable, Julie. Solo intentaba…
-Podría
decir que tú estás siendo muy entrometido.
Miro a la
pareja como sigue con su duelo de palabras. Es la primera vez que mi madre y
Bob discuten, o al menos que yo haya visto.
-Mamá, la
verdad es que…
-Aquí tienes
el café. – Dice dejándome la taza al lado. – Y ahí están las tortitas. – Ahora señala
el plato de al lado de Bob con la barbilla. – Yo voy a vestirme, tengo que ir a
revisión.
Mi madre se
quita el delantal y lo deja de mala gana y arrugado encima de la mesa, casi a
mi lado. Olvidaba la revisión de todo aquello que pasó cuando la atropellaron.
-Mamá. – Exclamo,
pero es inútil.
Giro el
labio sorprendida y miro a Bob, que ha dejado de comer tortita.
Remuevo el
café e intento pensar algo para salir del silencio.
-Tranquila. –
Me dice el hombre. – He venido para acompañarla.
-Bob. Yo te
agradezco todo esto que estás haciendo por mí, de verdad.
El hombre me
mira y esboza una débil sonrisa, como si eso fuese suficiente para él.
-Lo sé,
cielo. Por eso lo hago.
Se acerca a
mí y me da un toquecito en la nariz.
El hombre
cruza el arco de la cocina para irse y veo que la oportunidad de saber algo de Louis se me escapa. Y
no, no quiero dejarla escapar.
Doy un buen
trago al café y lo paso por mi garganta, que abrasa.
-Bob. –
Grito.
El hombre
retrocede y llega de espaldas a la cocina.
-¿Sí? – Dice
sujetándose en el marco.
-¿Qué tal
está?
El hombre
sonríe, dando por hecho que sabía que le iba a preguntar por él.
-Bien. Está mejorándose.
– Dice.
-Me alegro. –
Contesto, con una inevitable sonrisa.
-¿Algo más?
-¿Volverá a
Inglaterra? – Pregunto, de nuevo.
-Aún está en
duda.
Le miro,
ahora un poco más defraudada con la respuesta, y sigo dando vueltas a mi café
con la cuchara.
-Aún tienes
tiempo, _______.
-¿Qué más da
el tiempo, Bob? Me dejó bien claro que él no quiere saber nada de mí.
El hombre
ríe, casi incrédulo.
-No,
querida. Él dijo que no quería que le vieses porque era peligroso para ti. Lo
sé porque es lo que me estuvo repitiendo desde que te fuiste de aquel hospital
hasta que le dejé. ¿Sabes? Te quiere más de lo que piensas, y si él quiere por
algo que te alejes de él es porque cree que no te podrá hacer feliz, y lo único
que quiere es que encuentres a alguien que esté a tu altura, que sea de tu
tipo.
-Qué
idiota… - Murmuro.
El hombre se
echa a reír y pasa sus palmas de las manos por su rostro.
-No, ______.
Él solo te quiere más que a él mismo. Pero creo que es hora de que le
demuestres que tú le quieres más de lo que él piensa, ¿no?
-¿Y cómo?
-Repito,
tienes tiempo. Piensa. Lo que sea será lo adecuado. Confío en ti, confía tú
también.
Bob me besa
el pelo y abandona la cocina, llamando a mi madre por su nombre y buscándola por
el exterior de la casa.
***
Entro en los
pasillos del instituto, y entre mis brazos está una carpeta roja, donde guardo
todos los folios que estuve escribiendo toda la noche. Quizás en clase me de tiempo a revisar todo lo que he escrito.
Parece que
el café me ha hecho efecto, y creo que algo adelantaré al menos con la cantidad
de cafeína que corre por mis venas.
-Buenos
días. – Exclama alguien, poniéndose a mi lado.
-¡Liam! –
Exclamo.
-¿Cómo
estás? – Me pregunta.
Le sonrío y
entiende. El chico gira el labio y mira hacia el suelo, arrepentido de haberme
preguntado, y yo me siento culpable.
-Estoy bien,
Liam. No te preocupes.
-Bien, me
alegro entonces.
Le sonrío y
entramos en clase.
Ambos
tomamos asiento en una de las primeras filas, esperando a que entre el
profesor.
Me siento en
la silla de al lado de la pared de color beige. Dejo la carpeta junto a mi
bolso y mi cuaderno, encima de la mesa. Liam se sienta a mi lado derecho.
Le miro como sonríe con Olivia, la chica de atrás desde su sitio. Es muy simpática, pero si algo sé con
total seguridad de Liam, es que es alguien fiel, y a Judith nunca la engañaría.
Ahora que me
acuerdo de Judith, me acuerdo de Alison. ¿Habrá hablado ya con Adam? Me llevo
la mano a la sien y la masajeo. Todo esto de Louis y Dina me está encerrando
demasiado en mí, y me estoy olvidando completamente de todo mi exterior.
Saco el móvil
de mi bolso y abro los mensajes.
“Al habla la señorita
desaparecida.
Que sepas que no me olvido
de ti, eso nunca. Por eso te quiero preguntar si te vendría bien quedar conmigo. Cuando puedas. Quiero hablar contigo y preguntarte algunas
cosas.
¿Te parece bien?
Xx”
Sonrío al
darle al botón de enviar.
Todo esto se
me está yendo de las manos. Louis, Louis, Louis… ¿Cuándo diablos vas a salir de mí?
Miro a Liam
como saca él también su móvil del bolsillo de su pantalón. Le miro preocupada,
ya que parece que le están llamando y su gesto no es muy agradable.
Me incorporo
en la silla y le miro pendiente.
-¿Qué le
pasa? – Me pregunta Olivia.
-No lo sé. –
Contestó, casi con la voz temblando.
Ahora Liam
asiente, y su cara parece de sorpresa, ilusión.
Leo en sus
labios que está dando las gracias a alguien de detrás del teléfono y me
tranquilizo.
Cuelga y
sonríe al aparato electrónico mientras lo guarda en su bolsillo de vuelta y
corre hacia mí.
-Oh, dios
mío. - Exclama.
Quita de en
medio la silla de delante de mí y yo me pongo de pie, al ver que me quiere
contar la noticia.
-¿Qué? ¿Qué
pasa? – Pregunto.
-¿Recuerdas
que cuando nos vimos me preguntaste si la casa de Louis estaba ocupada? –
Pregunta.
Frunzo el
ceño y asiento ante la mirada pendiente de Olivia.
-¡Adivina
quién me ha llamado!
Encojo los
hombros y le miro, aún sin entender nada.
-¡_____! –
Me regaña. – Me ha llamado la agencia. Esa casa está libre.
Mi boca se
abre inconscientemente y me llevo las manos al pelo.
-¿Q-qué? – Balbuceo.
El chico
sonríe, satisfecho de mi reacción, que aun que es completa felicidad, no puedo
mostrarla ni manifestarla de otra manera que no sea esta.
-¿Has
buscado la información de esa casa? – Pregunto, temblando.
-Sí. –
Contesta Liam, sonriente.
-¿Has
buscado esto por mí?
-¡Sí!
-¡Joder!
Me quedo mirándole
un segundo y me abalanzo sobre él para abrazarle, ante la celosa mirada de
Olivia, de nuevo.
-Gracias,
Liam. Gracias.
El chico me
abraza fuerte, dándome palmaditas en la espalda, satisfecho de su trabajo. ¿Cuánto le habrá
costado buscar todo esto?
Entonces, se
me ilumina una frase en forma de flash en mi mente, y recuerdo a Bob, apoyado
en el marco de la cocina, mirándome.
“Lo que sea será lo adecuado”
Y esto es lo
que era. Tengo que hacer algo, y ese algo es comprar esa casa. Sí. Tengo que
hacerlo.
¿Qué iba a
hacer más efecto que el llevar a Louis al sitio donde entre nosotros pasó todo?
¿Nuestra casa? ¿El sitio donde compartimos tantas cosas? Quizás así se daría cuenta de que le quiero, y que me da igual lo que piense que es mejor para mí. No hay droga más sana que él para mí...
Ese es mi
plan, y rezo porque funcione y porque mi historia no tenga la palabra “Fin”
tan pronto.
PD. ¡Hola amores! Aquí os dejo el blog para 'Broken' la novela que empezaré de Liam en breves... :) http://brokenn1d.blogspot.com
Oh dios. Que amor. No hay cosa mejor que irse a dormir despues de leer esta novela. Sube pronto ;)
ResponderEliminarYo.. yo yo solo quiero llorar. Le va a comprar su maldita casa?? Really? Que quieres provocarle a mi alma eh1! Que le duele1 Jobar jobar, y encima odio tus rectas finales porque son muy emotivas y shoro. Muchas gracias por todo!
ResponderEliminarOYE!! Que te pasa!!?!?!?!?! Por que no la sigues!!! Me estas haciendo sufrir :'c No hagas que muera de la intriga D: Me encanta tu novela. He leido todas las que has hecho. Eres una buena o mejor dicho excelente escritora. Deberias hacer un libro. Porque tu escribes hermoso
ResponderEliminarA... Apura en subir otro cap porque estoy que me muero!!