[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

lunes, 14 de octubre de 2013

Capítulo 56.

Miraba a Dina con el ceño fruncido, y más ahora asombrada con el gesto que acababa de hacer, y su énfasis de que yo trabajase con ella.

-¿Y bien? - Preguntó, intentando que yo dijese algo.

Sacudí mi cabeza e intenté ser coherente. ¿De verdad quería? Necesitaba un segundo para hablar a mi interior y preguntarme de verdad si podría afrontar yo todo el pasado sola. Sobretodo el principio, que era por lo que se empezaba.

-Sigo diciendo que tienes aún tiempo. - Añadió. - Todo el que quieras.
-Preferiría decidirme ya, si no te importa. - Contesté.

La chica pareció sorprendida a mi decisión y abrió los ojos, cogiendo algún alimento de su plato.

Miraba de nuevo a la carpeta azul donde estaban todos esos papeles de Louis. Sería interesante trabajar en esto.

-Te haré una fotocopia de lo de Louis, si es lo que quieres. - Usó Dina como forma de convencimiento.

Reí. Me hacía gracia las increíbles tácticas que estaba usando esa chica para conseguir mi punto de vista. ¿Tanto lo necesitaría? ¿No le bastaría con el de Louis? Triunfaría igual, en aquella presentación a la que asistí de su libro, había muchísima gente, seguro que era buena escritora y podría adaptarlo a cualquier cosa.

-No es eso, Dina...

La chica alzó una ceja y me intimidó, tanto que hasta yo misma creí que de verdad quería una copia de toda la historia de Louis.

-Bueno, está bien. - Dije riendo.
-Contaba con ello.

Fruncí el ceño.

-¿Contabas con ello? - Reclamé.
-Esas fotocopias son para ti, las originales las tengo en casa.

Giré mi labio asintiendo, Dina era muy inteligente y precavida.

No. No perdía absolutamente nada. Así lograba poner en orden mi mente y mis sentimientos.

-Hecho. - Dije, casi sin creérmelo.

La chica que, había aprovechado para continuar comiendo su delicioso plato de pasta, casi se atraganta cuando le afirmé que lo haría.

Sus ojos azules me miraban brillantes y yo estaba orgullosa en mi interior de haber aceptado participar en esto.

-¿Sí? - Preguntó. - ¿De verdad?
-Sí, sí. - Contesté. - Lo haré.

Me encogí de hombros y con una sonrisa, vi como Dina, casi con un grito por lo bajo, se levantó de la silla y vino hacia mí.

Me levante de mi asiento y me puse a su altura, aceptando su abrazo de agradecimiento.

-Dios mío, muchas gracias. De verdad. Sé que esto para ti no es fácil pero saldrá genial. De verdad.

La miraba con una sonrisa. Sí, no podía afirmar que estaba cien por cien segura de que esto era lo que quería, pero al fin y al cabo, era lo que me había salido en el momento, y lo que algo en mi interior me pedía a gritos que hiciese.

La chica me arrebató la carpeta azul celeste y retiró todos los papeles hasta sacar el contrato. Después, se acercó a su bolso y sacó un bolígrafo de su interior. Pulsó la parte de atrás y la punta salió.

-Ten. - Me ofreció. - Léelo y fírmalo.

Mordí mi labio inferior mientras tomaba el folio y lo revisaba de arriba a abajo, ante la atenta y entusiasmada mirada de Dina. La chica parecía solo querer dar palmadas de alegría. Desde luego, era convincente. Aún no me explicaba por qué razón estaba haciendo esto, ni por qué lo habría hecho Louis.

Mis ojos revisaron una especie de factura. Según ponía en el folio, Dina me iba a pagar mensualmente un determinado dinero.

-¿Y esto qué significa? - Pregunté perdida.

La chica, que ya estaba sentada de nuevo en su sitio, echó un vistazo a donde le indicaba con la cabeza algo girada y sonrió.

-Bueno, ya te dije que cubriría todo el material.
-Pero Dina, trescientos euros mensuales da para muchos folios.
-Bueno, nadie dijo que todo fuese para material. Me lo puedo permitir, y así lo haré. Quiero beneficiarte.
-No es necesario...
-Déjame hacerlo, por favor. Sino me sentiré mal. Harás algo que me beneficiará a mí. Necesito compensarte.

Parecía convincente, como ya me había demostrado ser, sí. Giré mi labio y, por un momento, entendí que lo que decía Dina era justo.

Terminé de leer el contrato y asentí con la cabeza, mirando a Dina, que parecía tener el miedo aún en los ojos por si acaso rechazaba en el último segundo.

-¿Segura? - Preguntó.
-Sí, sí. - Dije. - Segura.

La chica indicó desde su sitio los recuadros que debía de firmar y yo miraba su largo y perfecto dedo, con una manicura francesa preciosa en sus uñas. Bajé la mirada y di con el recuadro que me decía.

Temblaba, sí. No podía evitar no temblar. ¿Y si luego el tiempo me lo impedía? Al fin y al cabo, y aun que llevase unos días sin asistir, era una universitaria.

Cerré los ojos y, sin más pensármelo, firmé.

Ya estaba. Hecho. No podía haber marcha atrás. Trabajaría con Dina. Porque, desde luego, trabajaba.

-¡Genial! - Exclamó.
-Sí, genial... - Dije yo, con un poco menos de énfasis.

Dina se levantó y me ensanchó la mano, cogiendo mi contrato con la otra.

-Gracias. - Agradeció mientras tomaba mi mano.
-Un placer. - Contesté.

Una media hora más tarde, y hablando de temas que no tenían nada que ver con el tema del libro, salimos del restaurante, las dos satisfechas. Quizás Dina bastante más que yo, pero algo dentro de mí me decía que esa participación no me vendría del todo mal.

-Ya me llamarás para darme el número de cuenta donde ingresar el dinero.
-Perfecto. - Dije.
-¿Quieres que te acerque?
-Oh, no. - Dije. - Iré en bus.
-Bien, entonces, gracias de nuevo.
-De nada, por enésima vez.

Ambas sonreímos y nos dimos dos besos para despedirnos. Dina estaba satisfecha consigo misma, y eso se notaba.

Si yo fuese ella, también lo estaría.

-Ah, ¿Te puedo pedir una última cosa? - Preguntó Dina.
-Sí, claro. - Contesté.
-Si quieres que de verdad se plasme lo que sientes en lo que escribirás, no leas lo que puso Louis hasta que no termines. No quiero que te sientas guiada por lo que él siente.

Fruncí los labios y asentí. La chica me sonrió amable y sacudió su mano en forma de despedida.

Vi como caminaba rápidamente hacia su coche. Al fin y al cabo, era muy simpática. Sin embargo, y aun que hubiese aceptado hacerlo, no entendía por qué quería ese proyecto, y no ningún otro sacado de su mente, el cual pudiera amoldar sin ningún tipo de guión previo.

Ahora solo me senté en el borde de la estación de autobuses, esperando a que llegase.

Eso me recordaba al día que me encontré a Alison en uno de ellos, después de salir de casa de Louis.

Mi ignorancia e inocencia aquel tiempo habían sido máximas, pero supongo que gracias a ellas conocí a Louis... ¿O no?

Ahí llegaba el vehículo. Respiré aquel aire frío y, cuando el autobús se estacionó delante de mí, me metí para ir rumbo a mi casa.

~

Era la estación de autobús. Era esa estación.

La de cerca de "El Foco". Ese sitio tan oscuro y tenebroso donde había compartido una parte entre mi mejor y peor etapa con la persona que, posiblemente, mas haya querido y más querré.

Fruncí el ceño y miré tras el cristal. Un golpe en el estómago me balanceó. ¿Y si bajaba?

No dudé un segundo y me levanté en el asiento.

-¡Espere, espere! - Grité al conductor. - No cierre.

El hombre me puso mala cara, pero le ignoré.

Abandoné el autobús y, de nuevo, esa sensación rara y aterradora me rodeó. Miré a mi izquierda y recordé aquella noche, de más o menos por estas fechas, hacía tiempo atrás.

En ese rincón que miraba, Louis ofrecía puñetazos sin ton ni son a Liam.

Podía apostar mi cuello a que el Louis de ahora no tenía que ver con el Louis de antes, pero sin embargo, él afirmaba que sí, que su semejanza aún seguía viva, y que aun que quisiese, no se iba a ir.

Comencé a andar por las calles mientras me formulaba una serie de preguntas. ¿Quién le pidió a Louis que cambiase? Yo le quería como era, nunca le rogué que cambiase. Fue él quien pensó que era la mejor idea, y quien quizás arriesgó asegurándose a él mismo que sería lo mejor.

Cambió su estilo de vida, su manera de ver las cosas, sus vicios, su rutina, su camino. Cambió todo por mí y por intentar encajar en una vida que él veía imposible: La mía.

Pero, ¿Qué diablos? Louis encajaba de cualquier manera en mi vida. Fuese como fuese iba a encajar a la perfección, pues yo necesitaba a alguien como él, o mejor dicho, le necesitaba a él para ser yo.

Ni Josh, ni mi madre, ni Alison, ni Dina ni nadie había sido capaz de hacer que me sintiese como hacía que me sintiese Louis.

Un escalofrío me invadió cuando miré al portal. Cerré los ojos y contuve mis ganas increíbles de derrumbarme.

-¡Hey! - Exclamó alguien detrás de mí.

Miré y me encontré a Liam, con sus ojos achinados y una sonrisa impactante, como siempre.

-¿Qué hace usted por aquí? - Me preguntó, muy sorprendido.
-Hola, Liam. - Contesté, sonriente.
-¿Estás bien?
-Bueno, estoy algo bloqueada, ya sabes...
-Pero, ¿Qué haces aquí?
-Simplemente quise dar una vuelta.
-¿Por aquí?
-Si, bueno. Me apetecía recordar viejos tiempos.
-Entiendo...
-¿Qué tal las clases?
-Bien. ¿Y tú? Hace tiempo que no vienes.
-Me surgieron unos imprevistos. - Dije. - Mi vida es demasiado...
-¿Ajetreada?
-Puede.

Ambos reímos y Liam me abrazó cariñosamente. Yo acepté ese abrazo y me coloqué en su pecho, con ganas tremendas de expulsar todas las lágrimas por mis ojos.

-Supongo que no has olvidado nada, ¿Verdad?

Le miré retirándome de su cuerpo y, tras intentar negar lo innegable, asentí con la cabeza. El chico sonrió entendiendo lo que pasaba y, de nuevo, me abrazó.

-¿Y Josh? - Preguntó.
-No está. Lo hemos dejado. - Contesté, apoyada en su pecho.

Noté como contenía la respiración sorprendido. Alcé las cejas y me alejé de él, retirándome de sus brazos.

-¿La casa sigue libre? - Pregunté.
-¿La de Louis?
-Sí.
-No lo sé.

Encogí mis hombros y me sentí defraudada. ¿Y si ahora alguien vivía en esa casa donde Louis y yo compartimos tantas cosas? Sobre esa cama, sobre esa ducha. En la cocina con el microondas cargado con una televisión.

-¿Me puedes hacer un favor, Liam? - Pregunté.

El giró el labio y me miró, sin soltarme mis hombros.

-Depende. - Contestó.
-¿Sigue siendo tu estanco?

El miró al local y asintió.

-¿Quieres? - Preguntó.
-Necesito.

Abrió sus ojos y cogió aire.

-Está bien. Sígueme.

Ambos comenzamos a andar, sin ningún tipo de conversación. Tampoco se había dado cuenta de la gran cantidad de maquillaje que tenía en mi rostro. Me felicitaba en mi interior constantemente.

Entramos en la tienda. De nuevo ese olor que me recordó tantas cosas vividas aquí, con Louis... Decidí que venir a este sitio no había sido buena idea, pero la inspiración de cómo empezar ese trabajo que le prometí a Dina me había rodeado, e intentaba pensar en cómo empezar.

Liam rodeó el mostrador y, sin yo pedirle la marca, lo cogió y lo puso en el cristal. Me conocía. Metí la mano en mi bolso para sacar el monedero, pero él directamente metió el paquete en una bolsa de plástico y me lo tendió.

Fruncí el ceño y me quedé pensativa, no entendiendo bien lo que me quería decir.

-Ten. - Decidió decir. - Te lo regalo.
-¿Me lo regalas? - Pregunté, sorprendida.
-Sí, claro. Te lo regalo.
-Pero...
-No te preocupes.
-Bien, gracias, Liam.

El chico sonrió y yo le devolví la sonrisa.

-Creo que debo irme... - Dije.
-Sí, yo también.
-Me ha gustado verte.
-Y a mí. Espero verte más por la universidad.
-Espero que así sea.

De nuevo nos sonreímos y yo cogí el pomo del local, pensando, ahora sí, en cómo empezaría la historia que me tocaba narrar. La de un pasado que siempre vuelve.

****
"Fin. Por ahora." Me digo.

Aún continúa la brisa que entra por la ventana, aun que ahora más tranquila. Ahí afuera comienza a amanecer, pero las sombras aún siguen estando en mi habitación.

Todo sigue igual de confuso que a principios de la noche, pero quizás ya esté todo más claro en mi interior.

Sí, he recobrado el valor del principio que me faltaba, y he asumido mi pasado totalmente.

Mis muñecas continúan con las pulseras que las decoran. Y sí, he cambiado el "Tú puedes" por el "Has podido"

He gastado un bolígrafo entero y otro lo tengo por la mitad, aun que ahora los estoy quitando la tapadera de la parte trasera y colocándola en su sitio.

Aun que las lágrimas no han desaparecido desde el principio. Yo, miro al folio. Retiro mis mechones de la cara. Creo que me he hecho tres coletas altas desde que he empezado a escribir, pero mi suave y liso pelo se sale cada media hora.

Casi la mitad de un paquete de tabaco me lo he fumado en tan solo unas horas. Miro el reloj de mi mesilla y me doy cuenta de que me he demorado mucho escribiendo. Toda la noche.

He intentado poner todos mis sentimientos en orden y creo que algo he conseguido.

Cojo todos los folios y los encajo encima del escritorio. Miro satisfecha todo lo que he escrito y casi me asusto al ver la cantidad de folios que he usado.

Miro el primer folio y me acuerdo de como he comenzado.

"Era una noche cálida de algún mes de verano. No recuerdo bien. El motor del coche sonaba insistente. Parecía viejo y en poco tiempo, iría al desguace. El hombre miraba por el retrovisor de vez en cuando, pero ninguna de las dos quisimos darle importancia."

El Foco. El lugar que tanto recuerdos me traen cada vez que pienso en seis palabras juntas formando una frase, un sitio... Más que eso. 

Ahora, después de escribir mi historia, estoy pensando en si de verdad volveré a ver a Louis en algún momento de mi vida, y si de verdad encontraré a Josh siendo alguien feliz con alguna otra persona.

Un choque en la puerta de mi habitación hace sobrecogerme. 

-Buenos días, cielo. - Dice mi madre.
-Buenos días, mamá. - Digo. 
-¿Qué te pasa? Tienes mala cara.
-No he dormido mucho...
-Yo diría que nada. - Dice, sonriendo.
-Yo también.

Ambas sonreímos y me doy cuenta de que es verdad, y que me he tirado toda la noche escribiendo toda la historia que me ha pedido Dina. Toda la noche escribiendo todo lo que ha ocurrido en mi vida este último tiempo.

Me he dado cuenta de que, todo empezó yendo a buscar a Adam, el travieso Adam que ahora es padre de un niño precioso, estoy segura. Y sin embargo, fui a dar con un chico de ojos azules en esa esquina despiezada en aquel rincón oscuro de la ciudad.

Un suspiro sale de mi interior y miro a mi madre.

-Voy a preparar el desayuno. - Dice.
-Vale. - Contesto con una sonrisa.

La mujer atraviesa mi habitación y cierra la puerta. 

Arrasco mis ojos con los puños y bostezo. Estoy cansada. 

Suelto por fin los bolígrafos con los que tanto me ha costado empezar a escribir, y aprieto mi coleta. 

Si de algo me ha servido esto, es de darme cuenta de que desde aquel día en que mis ojos coincidieron con los suyos, no he dejado de quererle ni un segundo.

Quiero verle. Quiero saber cómo está.

Ha pasado algo más de una semana desde que vi a Dina en esa comida y desde que firmé hacer esto con ella. ¿Él querrá verme? Quizás ya no tenga ni secuelas de aquella pelea que sucedió única y exclusivamente por mi culpa.

¿Pongo la palabra fin? ¿De verdad habrá acabado esto aquí? No. No quiero. Esa idea me aterroriza solo de pensarla. 

Ahora simplemente, me tengo que limitar a buscar un final para esa historia que dentro de poco entregaré a Dina, con la finalidad de hacer un libro. 

Sí, todas estas palabras terminarán, espero, en una biblioteca, siendo leídas por personas sin saber que un día, El Foco existió, y sin saber que Louis Tomlinson existe de verdad, y que es completamente el dueño de todo esto. De mí.

Y si de algo más me doy cuenta, es que la rabia que tenía hacia el chico de ojos azules al empezar a narrar todo esto, ha desaparecido. 

Me he dado cuenta de que la culpable de todo he sido yo, y que, inconscientemente le hice cambiar de algo que él jamás debió de dejar de ser.

Enciendo otro cigarro y intento quemar mi ansiedad y mi angustia de preguntarme constantemente de si podré seguir esta historia.

Miro un segundo al móvil mientras estoy estirando mis muñecas. ¿Quién puede ser? 

PD. ¡Hola amores! Espero que hayáis entendido este capítulo. Si no, os explico rápidamente lo que he querido pretender:
Si no recordáis mal, TPCB empezó con una narración en presente, como si ella estuviese contando en presente algo que iba a narrar en unos folios. Bien, pues a partir de los "****" continúa en esa parte. Osea que toda la historia que he escrito (la narrada en pasado) lo ha ido escribiendo ella en los folios (en unas horas) para dárselo a Dina, y de ahí sacar el libro. 
Así que, a partir de ahora todo será en presente, porque como bien he dicho, _____ ya ha terminado de escribir la historia que le entregará a Dina, de momento. Ahora solo se limitará a convencerse si el final que ha escrito es el correcto. 
Si no ha quedado claro, os agradecería que me lo dijéseis por ask: (http://ask.fm/sttories1D) porque para mí es más cómodo contestar ahí. :)
Y por último, deciros que TPCB, ahora sí que sí, esta en la RECTA FINAL. 
Os quiero, Nerrys. <3




5 comentarios:

  1. es perfecto en serio , no se como puedes escribir tan bien los imaginas , en serio me encanta. Sigue asi guapa lo haces genial.
    Bssss preciosa

    ResponderEliminar
  2. Buah! Me ha encantado, con la recta final a k te refieres? 2, 3, 6... Cuantos caps?? Xk no kiero k se acabe... :(
    Kisses alba ;)

    ResponderEliminar
  3. Yo??!! llorar?? Eso que recorre mi cara en estos instantes. Solo un poco. O sea que estamos en la recta final, se acabo. Deseo tanto que acaben juntos, que todo esto se haga realidad. Porque merece la pena sufrir durante un corto tiempo si es por la persona que amas para toda la vida. 'The past come back'

    ResponderEliminar
  4. Es preciso, escribes genial. Espero que no se acabe tan pronto y sube cuanto antes y puedas ;)

    ResponderEliminar