[Terminada] El destino es caprichoso y más cuando se trata de algo como lo que pasará entre ______ y Louis Tomlinson. Una relación del pasado rápida, alocada, peligrosa que le llevó a ser quien no era. Todo acabó, pero no para siempre. Ambos estaban equivocados cuando prometieron no volver a verse.

viernes, 4 de octubre de 2013

Capítulo 53.

-¿Cómo coño me has encontrado?
-He rastreado la llamada.

Los ojos rabiosos de Josh se fijaban en los míos, nerviosos y pacientes a la vez. No estaba en la situación que esperaba, ni siquiera me imaginaba cuando observaba el partido desde el banquillo.

-Déjala, por favor. – Pidió Adam amablemente, poniendo las manos en los hombros de Josh para retirarle de mí.
-¿Y quién diablos eres tú? – Preguntó Josh.
-Mi amigo. – Contesté yo. - ¿También vas a contratar a gente para que le peguen hasta casi matarle?

Giré la cara y dejé que Josh me viese el mentón inflamado y seguramente morado.

-¿Quién te ha hecho eso? – Preguntó alarmado.
-¿Enserio no lo sabes?

Las pupilas del chico comenzaron a dilatarse y miraba para todos los lados. Parecía que su sudor iba a comenzar a salir por las entradas de su frente aun habiendo tanto frío en el exterior.

-¿Esa es tu forma de confiar en mí? ¿Contratando a matones para pegarle una brutal paliza a una persona sumamente importante para mí? – Resoplé. – Te consideraba más inteligente.

El chico continuaba mirándome sorprendido ante mi despreciable afirmación. Sus manos comenzaron a apretarse en mis brazos y sentía que la circulación se me cortaba por la gran presión que obcecaba el chico en mi brazo.

-Me das asco, Josh. Repugnancia.

El chico me soltó de los brazos dándome un gran empujón. Choqué de espaldas con el torso de Adam, quien me cogió por los hombros para que no me desprendiese hacia el suelo.

Una mirada de odio de nuevo se interponía entre Josh y yo. El chico parecía estar rabioso. No se merecía nada más que mi odio y repugnancia.

-Todo lo que te he dado y te he ofrecido no ha valido para nada. He desperdiciado mi tiempo. – Exclamó él.
-Es fácil, Josh. Olvídate de mí. Olvídate de todo lo que tiene que ver conmigo, ¿vale? ¡Todo!

Adam apretó mis hombros para que me calmase.

-Está bien, ______. – Me susurró. – Déjale que se vaya. Vamos a ver a los médicos.

El hermano de mi mejor amiga rodeó mi cuello con su brazo y ambos emprendimos paso hacia recepción. Mi mirada con Josh aún estaban coincidiendo, pero no era más que para mandarnos mutuo odio.

¿Le odiaba? Ahora mismo estaba en el hospital con la cara inflamada gracias a su ideal plan de pegar una paliza hasta que casi agonizase Louis, quien también estaba en el hospital. ¿De verdad podría no odiarle?
El chico agitó su cabeza y después de casi lamentarse en alto, salió rabioso del hospital.

-Pasen a esa sala, por favor.

La voz de la mujer con una trenza de raíz que se escondía detrás de la barra de recepción me alarmaba. Todo esto estaba pasando demasiado deprisa como para procesarlo.

Estaba como flotando en una nube esperando a que alguien la explotase para que aterrizase por fin en la tierra y fuese capaz de asumir y analizar tranquilamente todo.

Adam sonrió amablemente  a la recepcionista y ambos fuimos a la sala donde nos indicaba.

Observamos lo pequeña que era y nos sentamos en dos butacas libres que había entre las filas.

-¿Te duele? – Preguntó Adam una vez sentados.

Cerré los ojos y analicé lo que pude. ¿Me dolía más esto o el comportamiento de Josh acompañado con la defraudación?

-Un poco. – Murmuré.
-Quizás te den un antiinflamatorio y se te pasará.

Encogí mis hombros mientras miraba los diferentes ojos de Adam. Los de un padre abrazando a un pequeño rubito de un año por las noches.

-¿Cuándo piensas decírselo a Alison, Adam? – Pregunté sin escrúpulos.
-¿A qué viene eso?
-Sé que ella jamás te juzgaría por algo así. ¡Vamos! Es la cosa más preciosa que podrían haber hecho en tu situación, Adam. Sé que a Alison le encantaría saber que tiene un sobrino y que tú estás bien, has cambiado y eres un completo hombre. Al igual que a tu madre. No creas que las decepcionarás. Al contrario. Yo te admiro.

El chico mostró su media sonrisa en el rostro y me miró orgulloso de su acción en el pasado. No estaba mintiéndole, de verdad tenía esa opinión.

-¿Crees que debo decírselo? – Preguntó.
-¡Claro! – Exclamé.

El chico sonrió y miró hacia el suelo. Jugueteaba con sus dedos pulgares mientras yo le miraba, sonriente y satisfecha de que estaba en proceso de convencerle.

-Está bien. – Contestó alegremente.

Sonreí a su acertada decisión y, en mi interior, lo celebré.

Un doctor con uniforme verde asomó su cuerpo por la puerta de la sala de espera. Con una lista en su mano, pasaba su dedo índice por el folio. Segundos después, pronunció mi nombre.

Me levanté a la vez que Adam y comenzamos a andar hacia donde él nos indicó.

Llegamos a una puerta marrón con el pomo gris. Lo tomé y sentí el frío invadir mi cuerpo. Pero nada era comparable con los ojos de Josh. Eso no era hielo, era algo indescriptible.

-¿Paso? – Preguntó Adam.

Asentí con la cabeza y él me sonrió.

Ambos pasamos a la sala y nos encontramos a un doctor, vestido formal y con una bata blanca con unas letras cosidas en el bolsillo, en donde tenía bolígrafos.

-Buenas noches. – Saludó educadamente el doctor. Se encontraba detrás de la mesa, en una cómoda silla de escritorio.
-Buenas noches. – Contesté yo, tímidamente.

Adam entró el último y se encargó de cerrar la puerta detrás de él. Tomé asiento y luego el chico se sentó en el otro asiento libre de la consulta.

-¡Vaya! – Exclamó el doctor tras mirarme por encima de sus gafas de aumento. – Creo que ya sé que te pasa.

Rápidamente miró alarmado a Adam, insinuando que había sido él.

-Oh, doctor. No, no. – Contesté rápidamente.
-Disculpe. No quise dar a entender nada equivocado.
-Soy solo un amigo. – Informó Adam, también haciendo ver que se había dado cuenta. – Jamás la haría daño.
-Disculpen. - Se disculpó el hombre.

Desvié mi mirada hacia el suelo arrepentida, y me encontré con unos ojos azules en mi mente, oscuros y siniestros, pidiendo ayuda en las calles oscuras de la noche.

Un nudo se me creaba intensificándome los latidos. Joder, Louis. ¿Qué tal estaría? ¿Querría verme ahora? ¿Le querría aún tanto como antes? Tantas preguntas que aún no había tenido el tiempo de ponerlas en orden ni de contestarlas.

-Mejor me ahorraré el cómo ha pasado. – Dijo el doctor

Giré mis labios y comprendí. El hombre se puso de pie y se acercó hacia mi sitio. Me levanté y el hombre cogió mi barbilla con sus dedos, girándomela con cuidado.

-Solo es un brusco golpe en el pómulo. – Dijo. – No creo que haya tocado la mandíbula. Ahora te inyectaré un antiinflamatorio y te recetaré un medicamento para que la inflamación no aumente.

Asentí comprendiendo y el hombre se dirigió hacia la mesa. Me ordenó que le siguiese y así lo hice. Me senté en la camilla y esperé hasta que él me inyectó la aguja en mi cuerpo. Sentí como el medicamento corría por dentro.

Sacó la aguja y la tiró al cubo de la basura, mientras yo sujetaba el algodón que me había dado para que la sangre no me manchase.

***
Adam de nuevo cerraba la puerta del consultorio mientras emprendíamos camino hacia el hall del hospital, donde hacía unos minutos, quizás media hora, estaba Josh montándome un numerito.

Enrollaba el papel para guardarlo en el bolso mientras andábamos.

-¿Tienes su número? – Preguntó.

Fruncí el ceño mientras levantaba la mirada y daba con sus ojos.

-¿De quién? – Pregunté extrañada.
-De ella. De Alison.

Me sorprendí al escucharlo.

-Sí. – Contesté.
-¿Me lo das?
-Claro.

Aproveché que estaba metiendo la receta para sacar mi móvil y buscar el número de mi amiga en la agenda.
Le cité número a número y él lo guardó. Después cerré la cremallera del bolso colocándomelo.

-¿Crees que es muy tarde para llamarla? – Preguntó de nuevo.
-¿Ahora?
-Sí.

Encogí mis hombros y giré el labio.

-No lo sé.
-¿Pruebo?
-¡Claro! – Exclamé. – Prueba.

El chico sonrió y salió al exterior del hospital, pulsando el botón de llamar.  Yo le observé hasta que pude y, después, comencé a andar hasta una butaca, donde apoyé mis codos en las rodillas.

Mi mente estaba nublada, mis sentimientos estaban entrelazados y yo estaba perdida. ¿Qué diablos pasaba? Eso de los matones me había trastocado. ¿Había sido cierto?

Toqué mi cara y sentí el dolor. Sí, había sido cierto.

Bajé la mirada hacia el suelo y me di cuenta de que tenía demasiada presión para estar tan serena. Quizás estuviese bloqueada y ya no pudiese ni sacar mi impotencia y rabia al exterior. Necesitaba tiempo.
Miré hacia el frente, donde un grupo de enfermeras corrían, quizás a una urgencia.

De repente, me levanté tan rápido como pude y la imagen de Louis en peligro se me vino en forma de flash.

Miré hacia todas direcciones y opté por ir a recepción a preguntar por Louis Tomlinson. La chica no me dijo nada más que la planta en la que se encontraba. La dejé con la palabra en la boca, no quería saber nada más.

Corría por los pasillos tan rápido como corrí cuando me enteré de que mi madre estaba en el hospital. El día que volví con Josh.

Suspiraba mientras corría. Subí las escaleras a toda velocidad, apoyándome en la barandilla y rezando por no desvanecerme en cualquier momento.

Llegué a los pasillos de la planta donde me dijo la doctora y comencé a esquivar a la gente, mirando por todos los sitios en busca de Louis o de Bob.

¿Y si le había pasado algo? ¿Y si la brutal paliza le había afectado a algún órgano? ¿Y si Louis no estaba bien?

Una angustia completa se creó en mi interior queriendo por un segundo morirme. No me perdonaría que le hubiera pasado algo por mi culpa.

Miraba en todas direcciones pensando lo peor. No quería y no podía hacerme a la idea de algo así. La angustia aumentaba.

Mi pelo seguía a mi cuerpo, el que se movía, ya con poca energía, por todos los rincones de aquella planta.

-¡_____! – Exclamó alguien detrás de mí.

Acto seguido, me di la vuelta hacia la llamada y corrí, casi sedienta, hacia Bob.

-Bob. – Dije sofocada.
-¿Qué haces aquí? Quedamos en que Adam te llevaría a casa.
-¿Y Louis? – Pregunté. - ¿Está bien?
-Dentro de lo que cabe, está bien.

Un alivio inmenso me recorrió por todo el cuerpo. Miré hacia arriba y di gracias.

-Y bien, jovencita. ¿Qué haces aquí?
-Un médico me revisó esto. – Informé.
-¿Quiénes han sido, _____? – Preguntó.
-Da igual, Bob. No les vas a conseguir hacer nada.
-¡Dime como se llaman!

La fuerte e insistente exclamación de Bob hizo sobrecogerme. Mis ojos casi apretando del susto de su fuerte grito y yo frunciendo el ceño.

-Fue Josh. – Contesté.
-¿Josh?

Asentí.

-¿Cómo que Josh?
-Contrató a unos matones. Sólo sé que uno se llamaba Matthew. Mark Matthew si no recuerdo mal.

El hombre me miraba concentrado en mi información. Parecía importarle demasiado por saber todo.

-Tenía la cabeza rapada y tenía dos ayudantes. Uno moreno y otro rubio.

Asintió con la cabeza mientras parecía quedarse con toda la información grabada en su cabeza.

-Los contrató para pegar a Louis después del partido.
-Bien. – Dijo.
-Y ahora, quiero verle, Bob.
-No creo que sea lo mejor.
-Es igual. Quiero verle.

El hombre, ya más tranquilo, encogió sus hombros y señaló la habitación donde Louis se encontraría. Asentí agradecida y empecé a andar hacia la habitación.

Mordí mi labio mientras tiraba con cuidado del pomo. Rezaba por no encontrármele dormido.

Entré en la habitación en la cual solo estaba su cama en el centro, al lado de las maquinarias, con su cuerpo tendido encima de ella, arropado por una venda en todo su torso. Cerré los ojos cuando sentí verdadera pena por verle en esa situación.

Louis…

Su cabeza giró en la almohada y me miró, con sus ojos tan profundos y azules como siempre.

-¿Qué haces aquí? – Exclamó, con la voz grave.

Me acerqué hacia la camilla y me puse a su lado derecho. Sus ojos dieron con los míos y un intenso golpe en el estómago sacudió mi cuerpo.

-Hola… - Murmuré.
-Adam te iba a llevar a casa.

Su tono no parecía muy amable. Quizás aún siguiese con la idea de no verme en mente. Pero no me iba a permitir el lujo de perderme esos ojos todos los días de mi vida.

-Vine a que me miraran esto. – Informé. – Y me asusté por si te había pasado algo grave, así que decidí venir a verte.

Sus cejas estaban frunciendo su ceño. Su gesto era de enfado.

-Estoy bien. – Dijo, serio.

Giré mi labio sabiendo que no lo decía enserio. Nadie podía estar bien en su situación.

-Y ahora, vete. – Dijo.
-¿Qué diablos te pasa?  - Pregunté, casi enfadada.
-No te hago bien. – Dijo. –  Así que vete. – Añadió.
-No. – Negué. – No me pienso ir. Todo esto ha sido mi culpa y de Josh. Necesito compensarte.
-¡No! – Negó bruscamente Louis.

Su cara con algunos moratones iba dirigida a la mía.

-Todo esto ha sido mi culpa. Debí frenar, no debí sobrepasar los límites. Si yo no te hubiera invitado al partido nadie te hubiera hecho nada. Nadie te hubiera pegado. Si yo no te hubiera invitado al partido tú no te hubieras enterado de nada de esto.
-Me iba a enterar tarde o temprano.
-¿No te das cuenta de que yo no soy quien te conviene, _____? Te lo he repetido miles de veces. No soy como todos los chicos. Yo no soy igual. Soy un chico con muy poco autocontrol y violento. Quise cambiar pero no pude, porque no puedo quitar esa rabia que solo desaparece golpeando, ¿Entiendes? Cambié por ti, soy así ahora por ti, pero ¿Sabes? No me ha servido de nada porque yo sé que al fin y al cabo, en mi interior, sigo siendo el mismo chico oscuro que caminaba en moto por El Foco. No quiero entrometerte de nuevo en mi oscura y penosa vida. Tú mereces algo mejor que un mierdas como yo. Mereces a alguien que sepa auto controlarse y quererte como yo no podré nunca. Hoy cuando repartía guantazos a ese tío, me di cuenta de que tú no mereces a alguien tan asquerosamente penoso como yo. Te mereces a algo mejor.

El chico hacía fuerza a cada palabra, pero al final soltó todo lo que quería decirme.

-Por eso quiero estar lo más lejos de ti posible, porque sé que no te puedo aportar nada bueno. Mi vida no es buena, es ridículo.
-No.

Fue lo único que pude decir. Me quedé perpleja. Me quería, eso estaba claro. Entonces, ¿Por qué diablos me estaba diciendo esto?

-Sí. – Me contestó.

De nuevo giró la cabeza en la almohada y miró en la dirección contraria a mí.

-Sé feliz, ______. – Dijo. – Aun que ya no sea con Josh, encontrarás a alguien.
-Pero...

Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. Tragué saliva y me rendí ante su insistente decisión. Louis era un cabezota y sabía que no iba a cambiar de opinión.

-Igualmente, Louis. Que seas feliz.

Me retiré de su cama y comencé a andar dando cortos pasos en la habitación. Abrí la puerta y miré por última vez al rostro de Louis, que apretaba su mandíbula. Su torso arropado por vendaje, bajaba y subía a toda velocidad.

Una lágrima cayó por mi rostro y decidí que ya era hora de abandonar toda esa dura situación.

Y de nuevo, tendría que apuntar esto a mi lista de sorpresas por asumir hoy.

-Adiós.

Y cerré la puerta.

Cogí aire por la nariz y saqué el pañuelo que Adam me había dado hacía un rato de mi bolsillo. Lo pasé por mi rostro y limpié las huellas de lágrimas que había dejado mi llanto.

Bob corrió a mí y rodeó mi cuello con uno de sus brazos, acercándome a su torso y haciendo que mi llanto aumentara.

-Cielo… - Musitó.

Mi boca hacía pucheros y mis ojos lloraban.

-Ni siquiera él se quiere. – Dije, entre sollozos. 

El hombre tragó saliva y besó mi pelo.

Levanté la mirada y vi a Adam, que detrás de ese rostro de felicidad, se encontraba angustia y un sin saber.

-Llévala a casa. – Mandó Bob.

El chico asintió y rodeó mi cuerpo con sus brazos, conduciéndome hacia el ascensor.

Y así fue ese gran día donde solo sentí asco, al fin y al cabo.

Mi vida había cambiado completamente de nuevo, y no podía hacer nada. Era algo con lo que me tocaba convivir y saber que lo único que me quedaba era asumir todo.

Había descubierto la cara oculta de Josh y le había desenmascarado. Me hizo daño, tanto física como mentalmente. Fue cruel y horroroso conmigo.

Y, ahora, solo pensaba en lo difícil que habían sido las últimas horas de este perfecto día, en su comienzo.

Mientras caminaba hacia el coche de Adam solo pensaba en aquel perfecto beso que tanto me llenó en aquel pequeño estadio. Mientras caminaba, pensé que, quizás, quería a Louis más de lo que pensaba, y no me había dado cuenta hasta que supe que él no quería que le quisiese, porque ni siquiera él se quería.

Y quizás me di cuenta tarde. Me di cuenta de que siempre debí de permanecer con él y quererle. Siempre debí permanecer apoyándole y manteniéndole a flote, porque fue el único que estuvo conmigo cuando todos me fallaron.

Sin embargo huí de todo lo que tenía que ver con Louis. Huí de su pasado y de su forma de vida. De su comportamiento tan violento y extremo. Huí de él, y quizás fuese eso lo que jamás debí de hacer nunca.

Me metí en el interior del coche de Adam, mientras él encendía el motor.

-Le dije a Alison que quería hablar con ella. – Informó.

Sonreí débilmente y, en el interior, me alegré por él.

-Me alegro. – Dije.

Y vi como sacaba el vehículo del aparcamiento, maldiciendo que no fuese Louis quien me llevase de vuelta a casa tras una noche perfecta, como no podía ser de otra manera, a su lado.

Pero no era así. Él estaba ahora en una habitación de hospital, con su torso enrollado. Pero no era lo único enrollado. Lo que más liado y entrelazado entre sí estaba, era su pasado, que se enredaba en su presente, haciendo que la poca luz que estaba comenzando a aparecer en su vida, volviese de nuevo a una oscuridad inmensa y profunda, de la que él mismo parecía no querer salir.

Y, ahora, lo tenía cada vez más claro: El pasado siempre vuelve.



4 comentarios:

  1. Dios. Es perfecta. No quiero que acabe. Y Louis... Y... Asdfghjkl quiero más.

    ResponderEliminar
  2. Madre mia, es sjakdjsjfjs no hay palabras para describir esta novela, te estas superando en serio! No se que pasara con Louis, escribe pronto please♥♥

    ResponderEliminar
  3. Tengo un nudo en la garganta y he llorado muchisimo. Josh es un cabron de mierda. Ojala Lou cambjd de idea. Sigue por favor <3

    ResponderEliminar
  4. Matame now. Por que me haces esto!!?? Que tienen q estar juntos!! Que con esa frase no puede acabar la historia, el pasado vuelve si, pero juntando a las personas que se dejaron atras. Aunque sea un pasado de mierda siempre tendra buenos recuerdos. __________y Lou merecen estar juntos PD: Has visto como me meto en la historia!! ay me encanta en seiro! Te qui

    ResponderEliminar